Ante el desamparo extremo
Sergio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez construye una s¨®lida aproximaci¨®n a la ci¨¦naga del narco
Lo que Sergio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez (SGR) intenta en su ¨²ltimo libro, Campo de guerra (Premio Anagrama de ensayo), es desplegar algunos instrumentos te¨®ricos que le permitan interpretar la compleja trama de la lucha contra el narcotr¨¢fico. Hay datos sobre este asunto que producen escalofr¨ªos: el 71% del territorio mexicano ya est¨¢ enfangado por la presencia de grupos criminales vinculados a la droga y las instituciones del pa¨ªs no han sido capaces de combatir esa lacra: entre el 93% y el 99% de los delitos permanecen impunes. A pesar de la propaganda oficial, la inseguridad se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os y entre 2007 y 2012 han llegado a producirse alrededor de 60.000 muertos (otros c¨¢lculos hablan del doble). Cinco ciudades mexicanas est¨¢n entre las 10 m¨¢s violentas del mundo y una de ellas, tras San Pedro Sula de Honduras, es la segunda m¨¢s peligrosa: Ciudad Ju¨¢rez. ¡°En general, el 91% de los delitos comunes no se denuncian debido a la ineptitud e ineficacia de las autoridades¡±, escribe SGR, que va ofreciendo a lo largo del ensayo datos y m¨¢s datos.
Valgan, pues, esos cuantos para hacerse cargo de ese inquietante fen¨®meno que, vi¨¦ndolo desde otras coordenadas, muestra de paso la actual debilidad del Estado-naci¨®n en lo que se refiere a la lucha contra el crimen organizado. En el marco de esa guerra, entre lo legal y lo ilegal las l¨ªneas han llegado a ser tan porosas que se vive realmente en una situaci¨®n de alegalidad, con lo que el Estado de derecho se convierte en una pura entelequia carente de sustancia. La corrupci¨®n se ha instalado ya en todos los ¨¢mbitos gubernamentales, comenta SGR, que se?ala adem¨¢s que, en un contexto de p¨¦rdida de soberan¨ªa, Estados Unidos se ha hecho cargo de la ¡°inteligencia operativa¡± en M¨¦xico, y apunta que el Gobierno de su pa¨ªs ¡°ha vulnerado la sustancia de los conceptos constitucionales¡± al emplear al ¡°Ej¨¦rcito, la Marina y la Fuerza A¨¦rea en tareas de gendarmer¨ªa¡±. Detr¨¢s de estas consideraciones, algunos acuerdos internacionales concretos dan la medida de un mundo cada vez m¨¢s interconectado e interdependiente y la decisiva implicaci¨®n de EE?UU en la guerra contra las drogas al sur de su frontera: la Iniciativa M¨¦rida, el Acuerdo para la Prosperidad y la Seguridad de Am¨¦rica del Norte, el Comando de Am¨¦rica del Norte. Pese al despliegue de iniciativas, la violencia no cesa, e incluso crece, y el veneno del narco sigue circulando por las venas de un pa¨ªs herido.
¡°El concepto de campo de guerra abarca y penetra todo, desde la escala molecular de la ingenier¨ªa gen¨¦tica y la nanotecnolog¨ªa hasta los sitios, espacios y experiencias cotidianas de la vida urbana, las esferas planetarias del espacio tangible y el ciberespacio de alcance global¡±, escribe SGR sobre el concepto que da t¨ªtulo a su ensayo y que, en la l¨ªnea de las sugerencias de Giorgio Agamben (¡°el estado de excepci¨®n es hoy la norma¡±, ¡°el paradigma de las guerras en una sociedad global es la guerra civil¡±, ha sostenido el fil¨®sofo italiano), le permite adentrarse en la complejidad del fen¨®meno. En ese marco informe, donde los viejos aparatos vinculados a las soberan¨ªas nacionales resultan impotentes, la indefensi¨®n de la poblaci¨®n es cada vez mayor, y las alternativas de las personas se van reduciendo de una manera cruel: o se adhieren al crimen organizado, o quedan fuera de juego, o son obligadas a partir camino del destierro. Las pandillas, violentas y criminales, son la marca que define esta nueva ¨¦poca.
SGR despliega una serie de casos, todos ellos contaminados por las maneras del narco: violencia y crueldad, maletas de dinero y corrupci¨®n, blanqueo de dinero, ajustes de cuentas. A Adriana Ruiz, por ejemplo, una joven modelo y animadora deportiva de Tijuana que trabajaba de relaciones p¨²blicas, la secuestr¨® un grupo armado. Luego encontraron su cuerpo en un basurero de la colonia Altiplano: ¡°Est¨¢ decapitada. Presenta huellas de tortura: le han arrancado las u?as de los pies y un dedo de cada pie¡±. Hay otras situaciones que muestran el enmara?ado panorama de intereses mezclados y turbios, y donde no siempre es f¨¢cil reconocer de qu¨¦ lado est¨¢n las instituciones de ese mundo que se proclama libre. En 2007, por ejemplo, un avi¨®n privado que utilizaba la CIA para transportar prisioneros a Guant¨¢namo se estrell¨® en M¨¦rida: llevaba cuatro toneladas de coca¨ªna del c¨¢rtel de Sinaloa/Pac¨ªfico. Pero est¨¢ tambi¨¦n la propia historia de la temible banda de Los Zetas, cuyos cuadros dirigentes tuvieron un sofisticado adiestramiento b¨¦lico en Estados Unidos.
Las fronteras son, pues, porosas, ¡°el narcotr¨¢fico erosiona el imperio de la ley, y esta debilidad facilita los negocios il¨ªcitos¡±, escribe SGR. Y tambi¨¦n: ¡°Una zona b¨¦lica es un mandato de desposesi¨®n absoluta¡±. En el mismo momento en que el Gobierno de Estados Unidos considera el tr¨¢fico de drogas como un delito equiparable al del terrorismo, ya todo vale, y es que un terrorista queda fuera de la protecci¨®n que la Convenci¨®n de Ginebra otorga a un combatiente. ¡°Sumisi¨®n, arrasamiento, exterminio¡± es el diagn¨®stico de SGR. Campo de guerra, con una prosa a ratos demasiado alambicada, cumple su objetivo. Construye una s¨®lida aproximaci¨®n a la ci¨¦naga del narco, da cuenta de su manera de operar (flexibilidad, multiplicidad difusa, unidades peque?as casi aut¨®nomas que operan coordinadas y de manera imprevisible, bien adiestradas en las nuevas tecnolog¨ªas y con sofisticados armamentos), constata los peligros de la p¨¦rdida de la soberan¨ªa nacional y denuncia los excesos que se derivan de un conflicto enrevesado que no conoce reglas, ni l¨ªmites, ni condiciones.
Campo de guerra. Sergio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez. Anagrama. Barcelona, 2014. 166 p¨¢ginas. 12,99 euros.
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