Empieza el Mundial: los escritores tambi¨¦n juegan
¡°Hay tres temas universales: el amor, la muerte y el f¨²tbol. Si te interesa lo que le pasa a la gente, en alg¨²n momento terminar¨¢s top¨¢ndote con el f¨²tbol¡±, asegura Santiago Roncagliolo (Lima, 1975). ¡°En el f¨²tbol la tristeza o la alegr¨ªa no son definitivas y siempre hay una nueva oportunidad, un nuevo partido, a diferencia de la vida. Ojal¨¢ la realidad fuera as¨ª¡±, reflexiona Eduardo Sacheri (Buenos Aires, 1967). Dos escritores que coinciden estos d¨ªas en el campo literario del f¨²tbol con sendos libros: Pena m¨¢xima y La vida que pensamos. Cuentos de f¨²tbol (en Alfaguara), respectivamente, y se incorporan a una tradici¨®n con autores como Eduardo Galeano o Nick Hornby.
El teatro de la vida con 22 jugadores detr¨¢s de un bal¨®n mientras est¨¢n rodeados de la algarab¨ªa de los aficionados es un material tentador para los escritores. Y no hace falta ser futbolero para llevar este deporte a la literatura. O, incluso, por serlo, alg¨²n autor prefiere no escribir sobre una de las pasiones de su vida. No es el caso de Roncagliolo y Sacheri, que en sus nuevas narraciones logra sacar las cosas buenas y menos buenas del ser humano a trav¨¦s del f¨²tbol. Un deporte en que confluyen lo profundo y lo banal, aseguran.
Pena m¨¢xima es un thriller que transcurre en el Per¨² durante la celebraci¨®n del Mundial de Argentina, en 1978, precisamente el ¨²ltimo escenario suramericano, antes de Brasil 2014. Estamos en 1978. La selecci¨®n peruana debuta en la cita mundialista ante Escocia. La rep¨²blica entera est¨¢ delante del televisor. Un buen momento para cometer un crimen. El disparo coincide con un gol del Per¨² y entonces comienza para F¨¦lix Chacaltana el primer caso de su vida. Sin saberlo, claro. Porque Chacaltana, protagonista de Abril Rojo, Premio Alfaguara en 2006, es 8 a?os m¨¢s joven que cuando supimos de ¨¦l por primera vez y sus problemas tienen mucho peor soluci¨®n que un crimen: quiere perder la virginidad, vive con una madre dominante dif¨ªcil de gestionar, padece un intermitente mal de amores y no le gusta el f¨²tbol.
¡°El f¨²tbol es una especie de ritual de la tribu, celebramos lo que somos, o lo que creemos que somos, vituperamos al enemigo, o al que creemos que es el enemigo y nos sentimos parte de algo. Esa es la raz¨®n por la que hay tanto fan¨¢tico del f¨²tbol. A lo mejor tu vida es gris, pero por un d¨ªa eres parte de algo mucho m¨¢s grande y compartes un sue?o con mucha m¨¢s gente. No es extra?o que un brasile?o, un argentino o un espa?ol sea fan del f¨²tbol¡ ?lo raro es que un peruano lo sea!¡±, cuenta Roncagliolo al hablar de la pasi¨®n de su pa¨ªs por este deporte. Ese ruido, ese alboroto, choca con la soledad de Chacaltana.
Para leer el f¨²tbol
M¨¢s all¨¢ de los cl¨¢sicos- Fiebre en las gradas, de Nick Hornby, El f¨²tbol a sol y sombra, de Eduardo Galeano, el cuento 19 de diciembre de 1979, de Roberto Fontanarrosa etc¡ - cada a?o de Mundial trae nuevos libros sobre el llamado deporte rey, que hace tiempo que dej¨® de ser un tema tab¨² para intelectuales y escritores. Parece a¨²n lejos el fervor anglosaj¨®n por la literatura futbol¨ªstica, pero la cosa, al menos, parece que va arrancando. Aqu¨ª van algunos de los t¨ªtulos que han aparecido recientemente en las librer¨ªas:
La vida que pensamos. Cuentos de f¨²tbol (Alfaguara), del argentino Eduardo Sacheri. La recopilaci¨®n de los cuentos de Sacheri se ha reeditado de cara al Mundial. Son relatos cargados de recuerdos, que logran transportar al lector a la infancia (entendiendo que tuvo una infancia futbolera, claro), a los olores y a las sensaciones de las canchas de tierra, de los goles en el ¨²ltimo minuto que nunca llegaron y de las noches de gloria en estadios repletos que s¨®lo existieron en sue?os. Si uno ha jugado al f¨²tbol, se sentir¨¢ f¨¢cilmente identificado con la mayor¨ªa de los relatos, porque Sacheri logra hacer de cada historia individual algo universal.
Tantos mundiales, tantas historias (Roca Editorial). Alfredo Rela?o, director del diario deportivo AS, hace un extenso recorrido por la intrahistoria de las citas mundialistas. Desde el origen de la copa del mundo a la de la tradici¨®n de celebrar las victorias en La Cibeles, pasando por el gol anulado por un jeque en Espa?a 82, el robo del trofeo o el pulpo Paul, van pasando por un manual que se aleja de la estad¨ªstica y del historicismo y recuerda el lado m¨¢s humano y social de la cita balomp¨¦dica.
Cuando ¨¦ramos los mejores (pero no gan¨¢bamos nunca) (Debate), de Santi Gim¨¦nez y Luis Mart¨ªn. Se presenta como "recuerdos compartidos del Mundial 86" pero en realidad es la historia de la selecci¨®n, y de Espa?a, resumida en una cita deportiva. Es la selecci¨®n espa?ola contada desde dentro, con un nivel de detalle que permite imaginar el d¨ªa a d¨ªa de La roja, cuando La roja era La furia. Contiene informaci¨®n, fuentes de primer nivel y unas elegantes dosis de iron¨ªa que arrancar¨¢n una sonrisa al lector. ?Ah, y tiene fotos!
Futebol. Brasil y el deporte que le da la vida. (Ariel), de Alex Bellos. El libro es un retrato de Brasil a trav¨¦s del f¨²tbol. Bellos, que fue corresponsal de The Guardian en R¨ªo de Janeiro, llev¨® a cabo una investigaci¨®n de m¨¢s de un a?o. El resultado es un libro muy entretenido, cargado de historias que a veces rozan el surrealismo y que explican hasta qu¨¦ punto el f¨²tbol est¨¢ metido en el ADN de los brasile?os.
Fuera de Juego (Caballo de Troya), de Miguel ?ngel Ortiz, trata el tema del paso de la infancia a la adolescencia, en el que el f¨²tbol ejerce como hilo conductor de la vida de unos chicos que practican el balompi¨¦ con sus propias reglas, las de la calle. La posici¨®n antirreglamentaria s¨®lo exist¨ªa en la televisi¨®n, hasta que crecieron y apareci¨® en sus vidas.
El regate (Anagrama), del brasile?o S¨¦rgio Rodrigues. Con un cierto toque de melancol¨ªa, la novela es una perspectiva de la historia m¨¢s reciente de Brasil a trav¨¦s del f¨²tbol. Murilo Filho, cronista deportivo, y su hijo Neto. Es tambi¨¦n una b¨²squeda de la identidad propia del pa¨ªs, del encontronazo entre las generaciones que vivieron la ¨¦poca dorada de la canarinha y los desencantados contempor¨¢neos. Una historia que tiene f¨²tbol, venganza, pol¨ªtica y algo de sexo.
No pod¨ªa faltar, en este resumen, la nota sociol¨®gica. Goles y banderas. F¨²tbol e identidades nacionales en Espa?a (Marcial Pons, Ediciones de Historia) de Alejandro Quiroga Fern¨¢ndez de Soto, es un manual para entender c¨®mo se ha usado el f¨²tbol para la creaci¨®n de identidades nacionales en Espa?a y como, a veces, el deporte ha servido para fomentar ideas patri¨®ticas.
La soledad es siempre un tema en sus libros, recuerda el autor peruano. Quiz¨¢, dice, ¡°sea por haber vivido tanto tiempo fuera de casa que no terminas sin los lazos normales que tiene la gente y de ah¨ª que los personajes est¨¦n un poco desvinculados del mundo que les rodea¡±. Y lo que rodea a Chacaltana y a Joaqu¨ªn, otro de los personajes de la novela, es el destino. ¡°Chacaltana es particular, pierde la inocencia en cada novela. Es el ¨²nico detective que no quiere investigar nada, ¨¦l s¨®lo quiere cerrar sus archivos. Nada m¨¢s. El tema de Joaqu¨ªn es la huida. Son los v¨ªnculos entre Am¨¦rica y Europa, el fascismo. Los lazos entre Chile y Alemania y Argentina e Italia. Joaqu¨ªn recorre la historia del fascismo, desde los a?os treinta en Europa al de la Am¨¦rica Latina de los setenta¡±.
Leyendo Pena m¨¢xima, uno se encuentra una imagen at¨ªpica de las fuerzas armadas pre democr¨¢ticas. Roncagliolo tiene su teor¨ªa: ¡°Los militares de Per¨² eran de izquierdas, no hab¨ªa margen para un gobierno fascista como el de Chile o Argentina. De hecho muchos de los militares con los que habl¨¦ para la novela estaban horrorizados con lo que pasaba en esos dos pa¨ªses, pero no hicieron nada. Cuando tu vecino es un asesino y t¨² no haces nada, te deslizas hacia la complicidad. Y el momento culminante fue en el mundial del 78, en el que Argentina pide permiso al Per¨² para apresar a algunos de sus ciudadanos en el Per¨² y en el Per¨² les dijeron que, ya que ven¨ªan, pod¨ªan llevarse tambi¨¦n a alguno de los suyos. En el Per¨² hay conciencia de la operaci¨®n C¨®ndor. Podemos discutir si se llam¨® C¨®ndor o no, pero colaboraci¨®n claro que hubo. Est¨¢ documentado y est¨¢ contado. Es importante no olvidarlo. No fuimos unos genocidas en los setenta, como eran el gobierno de Chile o Argentina, pero las cosas pasaron y no deber¨ªa quedar impunes¡±.
Irradia el autor, en sus declaraciones y en sus art¨ªculos, un optimismo que escasea en los tiempos que corren. ¡°Los que no somos europeos valoramos mucho m¨¢s a Europa que los europeos. Am¨¦rica Latina en general ni sue?a con la protecci¨®n social que tiene un europeo, y eso en una situaci¨®n de crisis. Hay muchas cosas mal que hay que cambiar, pero sigue siendo el sistema m¨¢s igualitario, con mayores servicios sociales, mayor libertad para vivir, que hay en este planeta hoy. Est¨¢ muy bien ser cr¨ªtico, pero no debemos olvidar lo que s¨ª tenemos.¡±, argumenta Roncagliolo.
Tal vez ese optimismo le venga del practicismo que siempre ha gastado. Valga como ejemplo lo que tard¨® en desprenderse de su afici¨®n por el Alianza de Lima. El avi¨®n del equipo se estrell¨® y Roncagliolo encontr¨® una v¨ªa de escape para una pasi¨®n que le daba m¨¢s penas que alegr¨ªas: ¡°eran a?os muy dif¨ªciles, estaba saturado de sufrimiento, mis padres se estaban divorciando, el Alianza estaba haciendo una gran campa?a¡ y se estrella. Me reenganch¨¦ con el Atl¨¦tico cuando vine a Madrid. Encontr¨¦ un equipo que iba de sufridor y que hac¨ªa gala de ello¡±.
Lo que est¨¢ claro, escuchando al escritor, es que el proceso mental de los hinchas de f¨²tbol es universal: ¡°Primero, cuando arranca el campeonato, piensas que esta vez s¨ª, luego crees que una derrota es solo un traspi¨¦s, luego pasas a hacer c¨¢balas y te agarras a que matem¨¢ticamente todav¨ªa es posible, y luego llega el ¨²ltimo paso, que es el de opinar que lo hay que hacer es trabajar bien con los equipos inferiores, con lo que est¨¢s dando por perdidos los pr¨®ximos 20 a?os¡±, explica con una carcajada.
Y como despedida, ?Ha pensado alguna vez en asesinar a alguien durante un partido? ¡°S¨ª, ?y tambi¨¦n sin que hubiera partido por el medio! Para mi anterior novela, envi¨¦ unos datos anat¨®micos de un crimen a un especialista y me contest¨® que estaba todo correcto, y que se alegraba mucho de que enfocara mis instintos criminales hacia la literatura¡±.
Pero ?por qu¨¦ gusta tanto el f¨²tbol a tanta gente distinta? Eduardo Sacheri cree que se debe a que la gente deposita en el f¨²tbol, ¡°de manera tangente, cosas muy importantes porque es lo que hacemos en el juego. La diferencia es que esos otros juegos quedan circunscritos a la ni?ez mientras el f¨²tbol nos acompa?a. Con ¨¦l afloran aspectos profundos y banales¡±.
Babelia
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