Fiesta y apocalipsis

D¨¦cimo octavo largometraje inspirado en el manga ¡ªy posterior serie de anime¡ª Dragonball de Akira Toriyama, Dragonball Z: la batalla de los dioses adopta la forma de aut¨¦ntico acontecimiento para fans por ser la primera pel¨ªcula derivada del fen¨®meno cuya narrativa entronca con el canon original ¡ªsu trama se acomoda entre los cap¨ªtulos 517 y 518 de la historieta¡ª y tambi¨¦n por haber contado con la implicaci¨®n directa del celebrado autor de Dr. Slump. Todo ello podr¨ªan no ser m¨¢s que datos anecd¨®ticos para iniciados si Dragonball Z: la batalla de los dioses no fuera, adem¨¢s, un trabajo notable, capaz de condensar en su preciso metraje la esencia de la seducci¨®n de una saga con una personalidad tan marcada como ¨²nica.

En la pel¨ªcula de Masahiro Hosoda se palpa el personal¨ªsimo y flexible trazo de Akira Toriyama, capaz de recurrir a formas redondeadas para introducir sus tonos c¨®micos y picarescos y de explotar con sabidur¨ªa las posibilidades din¨¢micas de las l¨ªneas angulosas cuando conven¨ªa ponerse ¨¦pico. Bajo la forma de anime televisivo, Dragonball empez¨® siendo procaz y tronchante para ir virando hacia lo apocal¨ªptico y la mitolog¨ªa exagerada con sus variables Z y GT.

Dragonball Z: la batalla de los dioses convoca, pues, todos los tonos posibles de la saga a trav¨¦s de una historia sobre la que planea la amenaza de la destrucci¨®n de la Tierra por parte de un dios destructor de mundos, pero que se ambienta en una l¨²dica y trivial fiesta de cumplea?os.

En un contexto tan contradictorio con su principal elemento de tensi¨®n, la pel¨ªcula convierte la disputa sobre un pudding en preludio de los ditir¨¢mbicos combates que dominar¨¢n el ¨²ltimo tramo, en un virtuoso recital de animaci¨®n limitada aplicada con derroche de eficacia e imaginaci¨®n. La exc¨¦ntrica caracterizaci¨®n del villano Beerus, con su delirante or¨¢culo y esa guarida c¨®smica que inspira afortunadas ideas visuales, ayuda a convertir esta fiesta privada para fans en mucho m¨¢s de lo que parece.