La contempor¨¢nea Edad Media
?A qui¨¦n se le ocurre una pel¨ªcula sobre el aqu¨ª y el ahora con monjes cristianos ortodoxos?
Pocas veces a lo largo de una temporada de cine se ve una pel¨ªcula distinta: a lo que se suele hacer, a lo que se hizo antes, a lo que se har¨¢ despu¨¦s. Y Meteora, independientemente de su calidad, que tambi¨¦n la tiene, aunque no sea suprema, lo es. ?A qui¨¦n se le ocurre hacer una pel¨ªcula sobre el aqu¨ª y el ahora protagonizada por monjes cristianos ortodoxos, sobre una contemporaneidad desconocida para la inmensa mayor¨ªa en la que, con una ambientaci¨®n y unos personajes que parecen sacados del siglo XIV pero que son de pleno siglo XXI, se traten temas tan intemporales como el deseo carnal y tan actuales como el celibato en la Iglesia? Al griego Spiros Stathoulopoulos, que, para completar su osad¨ªa, narra su relato con la espor¨¢dica pero esencial ayuda de preciosas animaciones que se asemejan a la pintura bizantina de la Edad Media.
METEORA
Direcci¨®n: Spiros Stathoulopoulos.
Int¨¦rpretes: Theo Alexander, Tamila Koulieva-Karantinaki, Giorgos Karakantas, Dimitris Hristidis.
G¨¦nero: drama. Grecia, 2012.
Duraci¨®n: 82 minutos.
Meteora, distinta, como m¨ªnimo, escueta (poco m¨¢s de hora y cuarto), sencilla y con muy poco texto, est¨¢ filmada a trav¨¦s de planos fijos alargados en el tiempo, rotos por la presencia de las secuencias animadas, lo mejor de la funci¨®n, entre el surrealismo, el onirismo y la m¨¢s cruda realidad, que otorgan un tono delicado y, por momentos, apasionante. Una historia de amor prohibido, entre parajes inh¨®spitos de la regi¨®n griega que da t¨ªtulo a la pel¨ªcula, con monta?as coronadas por irreductibles monasterios de fe, (auto)convencimiento y (des)esperanza, dependiendo del estado interior por el que deambulen sus criaturas. Y una obra presidida por las contradicciones, tanto internas (morales, espirituales, sociales), del propio relato, como externas, por la forma de construirlo. Contradicciones que, en un cine casi siempre convencional, siempre son de agradecer.
En unas semanas de cine donde se acumulan los productos futuristas de ciencia-ficci¨®n, a los que estamos tan acostumbrados, que la esencia de una pel¨ªcula sea el ascetismo (el de los dos enamorados, el que predica el sant¨®n, e incluso el del agricultor) s¨ª que la convierte directamente en un producto m¨¢s all¨¢ de su tiempo.
Babelia
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