Preocupantes pegapases
Se cansaron y aburrieron hasta la desesperaci¨®n a los pocos aficionados en la plaza
Se supone que alguien les habr¨¢ inculcado a los novilleros que ayer se anunciaron en La Maestranza que el toreo no consiste en pegar pases. Pues, o no han estado muy atentos a los buenos consejos o han faltado mucho a clase, porque torear, lo que se dice torear, no torearon; ahora bien, se cansaron de dar pases. Se cansaron y aburrieron hasta la desesperaci¨®n a los pocos aficionados que se acercaron a la plaza en una tarde de mucho calor, que m¨¢s se prestaba a contemplar el mar desde la hamaca que a aguantar el pesti?o de tres desaplicados.
Porque es verdad que con los chavales hay que ser generosos, pero no menos que sinceros; sobre todo, cuando hacen el pase¨ªllo en plaza de tanta responsabilidad y evidencian que no han asumido las ense?anzas y yerran gravemente.
MOLINA/DI?GUEZ, CAMPOS, LLAGUNO
Novillos de Javier Molina, correctos de presentaci¨®n, desiguales en los caballos y muy nobles; destacaron primero, segundo, tercero y quinto.
Mario Di¨¦guez: media estocada (ovaci¨®n); estocada (ovaci¨®n).
Tom¨¢s Campos: estocada _aviso_ y tres descabellos (silencio); estocada (ovaci¨®n).
Juan Pablo Llaguno: media, cinco descabellos _aviso_ y un descabello (silencio); estocada (ovaci¨®n).
Plaza de la Maestranza. 15 de junio. Novillada de abono. Menos de media entrada.?
Lo ofrecido ayer por Mario Di¨¦guez, Tom¨¢s Campos y Juan Pablo Llaguno fue un aut¨¦ntico recital de pegapasismo moderno anodino, insulso y vac¨ªo. Y algo m¨¢s: muy preocupante para su futuro. Prueba de ello es que los novillos de Javier Molina se dejaron torear y expresaron una nobleza dulzona para que chavales con m¨ªnimas condiciones les hubieran cortado las orejas. Pero tal gesta no es posible si los novilleros se empe?an en el toreo rectil¨ªneo, siempre al hilo del pit¨®n, despegado, sin cruzarse nunca, fuera de cacho en cada cite¡ En fin, un horror. Y ya se sabe que los horrores en el toreo no emocionan. Estos chavales parecen desconocer que el toreo es en redondo, que hay que invadir el terreno de los novillos, que hay que citar al pit¨®n contrario, que hay que dejarse rozar la taleguilla, la muleta siempre planchada, tirar de la embestida al novillo que repite y alargar el muletazo e hilvanarlo con el de pecho.
Si se subvierte la ortodoxia y se la acomoda a las ventajas del torero frente al toro, el resultado final es el llamado pegapasismo moderno que nada tiene que ver con la emoci¨®n que desprende el toreo verdadero.
Ayer, ninguno de los tres tore¨®. Ojal¨¢ sus representantes y cuadrillas no les mientan porque les har¨¢n un flaco favor. Di¨¦guez, Campos y Llaguno desaprovecharon una oportunidad de oro que debieron convertir en un ¨¦xito incontestable. Todav¨ªa, alguno de ellos, como es el caso de Campos, tiene tiempo de rectificar. Di¨¦guez est¨¢ a punto de cumplir 29 a?os y sus formas toreras le auguran un futuro incierto; y al mexicano Llaguno se le ven pocos mimbres, o, al menos, esa triste imagen ofreci¨® con el capote y la muleta entre las manos. Ah! Y que no les enga?en las pocas palmas que escucharon y que con tantas prisas se aprestaron a recoger desde los medios: proced¨ªan de achicharrados turistas en bermudas que solo saben que el de negro es el toro.
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