El mejor Greco en 26 obras
La exposici¨®n del Museo del Prado presenta una muestra que abarca el periodo espa?ol del artista
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La exposici¨®n del Museo del Prado presenta una selecci¨®n muy depurada de obras maestras del Greco que abarcan todo el periodo creativo del artista en Espa?a, con la inclusi¨®n de La Anunciaci¨®n del Museo Thyssen-Bornemisza, pintada hacia 1576, tela que cierra su ciclo italiano al tiempo que explica, por su brillante resoluci¨®n pict¨®rica, la alta calidad de los primeros lienzos del maestro en nuestro pa¨ªs. Son un total de 26 obras, de las que una decena pertenecen al propio Museo del Prado, la instituci¨®n que cuenta con mayor n¨²mero de grecos en sus colecciones, otras diez llegan de importantes museos europeos y norteamericanos y, por ¨²ltimo, las seis que completan la muestra son pr¨¦stamos nacionales procedentes del ya citado Museo Thyssen, el Monasterio del Escorial, el MNAC de Barcelona, el Hospital Tavera de Toledo y de las iglesias de San Gin¨¦s de Madrid y de Santa Mar¨ªa de And¨²jar (Ja¨¦n).
Con los grecos convocados el espectador no s¨®lo puede adentrarse en un fascinante entrecruce visual con la pintura de los grandes maestros contempor¨¢neos que en alg¨²n momento se sintieron atra¨ªdos por el pintor cretense; tiene adem¨¢s la posibilidad de disfrutar de un formidable grupo de grecos que ofrecen una idea cabal del desarrollo pict¨®rico del artista en sus a?os en Toledo, y especialmente en su periodo final, el que m¨¢s interes¨® a los pintores de la modernidad. Excepto media docena de pinturas, el grueso de las obras seleccionadas se centra en el Greco del periodo que va de 1600 a 1614, a?o de su muerte, con dos lienzos tan simb¨®licos y apreciados como La visi¨®n de san Juan (Metropolitan Museum de Nueva York) o el Laocoonte y sus hijos (National Gallery de Washington), que fueron terminadas a su muerte por el taller del pintor.
Fue en torno a 1600, al concluir su ¨²nico encargo en Madrid, el retablo del Colegio de do?a Mar¨ªa de Arag¨®n (ubicado donde hoy se encuentra el edificio del Senado), cuando se produjo la definitiva inmersi¨®n del artista en su est¨¦tica m¨¢s personal e introspectiva, un ejercicio de ensimismamiento pict¨®rico tan desconcertante para sus contempor¨¢neos y las generaciones venideras, como luminoso para el arte moderno y el espectador actual, educado ya bajo la influencia de las vanguardias. En el retablo madrile?o, el Greco dise?¨® un espacio claustrof¨®bico, unas figuras abismadas dibujadas bajo un ritmo sinuoso donde se entrelazan las formas y el fondo, creando un din¨¢mico tapiz de superficies alambicadas. El Bautismo de Cristo o La Resurrecci¨®n (ambas del Prado), son piezas paradigm¨¢ticas de ese momento, composiciones realizadas mediante pinceladas abruptas y discontinuas que llegan a desintegrar los contornos. Una secuencia ejemplar del desarrollo de esa deconstrucci¨®n pict¨®rica puede seguirse en tres espl¨¦ndidas figuras: San Juan Bautista (Fine Arts Museum de San Francisco), San Bernardino (dep¨®sito del Museo del Prado en el Museo del Greco de Toledo) y San Sebasti¨¢n (tambi¨¦n del Prado). Tres lienzos clave para entender los intereses del Greco en esas fechas: formas desmaterializadas, ritmos pict¨®ricos trepidantes y una efectista interacci¨®n de las nubes que trastocan la escala real de cada personaje.
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San Sebasti¨¢n, el de factura m¨¢s tard¨ªa, presenta las deformaciones y las asimetr¨ªas que el cretense traslad¨® igualmente a los rostros de sus retratos finales. En los cinco retratos presentes en la exposici¨®n se condensa una idea completamente nueva sobre la manera de representar, que va m¨¢s all¨¢ de la consecuci¨®n de una imagen convincente de unos rasgos f¨ªsicos determinados: captar la esencia misma de la vida. Fray Hortensio Paravicino (Museum of Fine Arts de Boston), el Caballero de la mano en el pecho o El licenciado Jer¨®nimo de Cevallos (los dos del Prado) son extraordinarios ejemplos del modo en que el Greco retrat¨® la hondura intelectual, la intensidad o la determinaci¨®n de esos personajes a los que convirti¨® en iconos inolvidables de su sociedad.
Un aliado de primera
La Fundaci¨®n BBVA, patrocinadora de la exposici¨®n, lleva m¨¢s de una d¨¦cada de colaboraci¨®n con el Prado. Benefactor del museo desde 2003, est¨¢ asociada al programa de grandes exposiciones.
La fundaci¨®n, dirigida por Rafael Pardo Avellaneda, que estuvo presente en la inauguraci¨®n de El Greco y la pintura moderna, ha colaborado en las siguientes muestras:
- 2003 Vermeer y el interior holand¨¦s.
- 2004 El retrato espa?ol. Del Greco a Picasso
- 2006 Lo fingido verdadero. Bodegones espa?oles de la Colecci¨®n Naseiro adquiridos para el Prado.
- 2007 El siglo XIX en el Prado.
- 2008 Rembrandt. Pintor de Historias.
- 2009 La bella Durmiente. Pintura Victoriana del Museo de Arte de Ponce (Puerto Rico).
- 2010 Pasi¨®n por Renoir. La colecci¨®n del Sterling and Francine Clark Art Institute.
- 2011 El Hermitage en el Prado.
- 2012 El joven Van Dyck.
- 2012. Retrato de Espa?a. Obras maestras del Prado. Portrait of Spain. Masterpieces from the Prado. En Australia y en Houston.
- 2013 La belleza encerrada. De Fra Angelico a Fortuny.
- 2014 El Greco y la pintura moderna.
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