Una cerveza con Wagner
Georg Nussbaumer propone una ¡®deconstrucci¨®n¡¯ iconoclasta de ¡®El anillo del Nibelungo' de 16 horas
En los 10 andamios, telas de colores infantiles: rojo, azul, naranja o verde crayola. Sobre ellos, los miembros de Solistensemble Kaleidoskop lucen cascos estrafalarios. Barriles llenos de agua, niebla, alaridos bestiales, frufr¨² de ramas y k¨¦tchup que estalla sobre un lienzo cada vez que se escucha blut (sangre). Es el mundo El anillo del Nibelungo creado por Wagner deconstruido bajo las lentes humor¨ªsticas, y apocal¨ªpticas, del compositor austriaco Georg Nussbaumer (Linz, 1964) que ofrecer¨¢ gratuitamente en Madrid durante 16 horas en los?Teatros del Canal.
Lo de tomarse al autor de Parsifal medio a guasa viene de un viejo dicho de su pa¨ªs: ¡°Un alem¨¢n dir¨ªa: ¡°La situaci¨®n es seria pero no desesperada¡±. Un austriaco dir¨ªa: ¡°La situaci¨®n es desesperada pero no seria¡±. Con ese esp¨ªritu, Nussbaumer prefiere no ¡°gritar a la cara de su p¨²blico¡± las consignas. Prefiere que los que pululen por la instalaci¨®n vivan su propia experiencia y opinen lo que les sugiera. Solo hay una regla: ¡°Hay que dejar que pase tiempo. Entrar y salir no vale de nada. Pero si uno se queda, pueden pasar cosas¡±.
Cosas que cubren un amplio espectro art¨ªstico, con la m¨²sica como ingrediente esencial. Nussbaumer ha creado un anillo aleg¨®rico que transforma la ¨®pera de Wagner en un asunto mel¨®dico muy distinto e imprevisible. Los m¨²sicos escuchan las notas dentro de sus cascos, amortiguadas, y tocan lo que pueden: ¡°La regla es, toca cada Do agudo, las notas largas. A veces, solo cinco notas de toda una p¨¢gina de Wagner¡±, explica entre carcajadas traviesas el compositor. Todas las notas pasan de las cuerdas del int¨¦rprete a una mesa de mezclas con unos midis muy antiguos, que generan sonidos chirriantes propios de la prehistoria de la inform¨¢tica. Adem¨¢s de filtros sorpresa que pueden estallar en cualquier momento, como una colecci¨®n de rugidos de animales con los que Nussbaumer espera dar un buen susto. Y si uno se cansa de tanto vanguardismo, lo tiene f¨¢cil. Cerrando el anillo sonoro que parte de Wagner y lo ¡°deconstruye¡± a otra cosa, hay tres barriles llenos de agua en los que sonar¨¢n, simult¨¢neamente a la instalaci¨®n sonora del austriaco, las cuatro ¨®peras de Wagner. Claro que para escucharlas hay que estar dispuesto a ponerse a remojo y aguantar la respiraci¨®n.
Pero hay mucho m¨¢s. Por ejemplo, cerveza, una cada hora, sin coste alguno. ¡°A ver, no te emborrachas¡±, defiende el creador. ¡°Aunque si est¨¢s las 16 y te bebes las 16... La idea es dejarse hipnotizar¡±. Tambi¨¦n beb¨¦s, dos lactantes de sendas violinistas del Solistensemble Kaleidoskop que se bajar¨¢n durante la presentaci¨®n para darles de mamar a sus infantes. A Nussbaumer le encanta la idea: ¡°Ser¨¢ maravilloso. Nadie podr¨¢ controlar a los beb¨¦s. Si lloran, lloran. Es como tener la vida presente dentro de la obra¡±. No ser¨¢ la ¨²nica exhibici¨®n de los m¨²sicos. Todos est¨¢n obligados a cambiarse de ropa en directo varias veces durante las 16 horas. El demiurgo Nussbaumer no les ha explicado nada.
La sonrisa traviesa solo se borra de la cara de Nussbaumer cuando se le recuerda lo de Hitler embobado con las valquirias, lo de Goebbels llamando a Fritz Lang por lo mucho que fascinaba al F¨¹hrer su versi¨®n de la ¨®pera y d¨¢ndole las llaves de la industria del cine alem¨¢n (la reacci¨®n de Lang, salir pitando de Alemania rumbo a Hollywood). ¡°Todo esto del nacionalsocialismo es terrible. Lo es porque yo por ejemplo me quedo atrapado con Wagner. Y lo odio porque detesto el arte que lo encierra a uno y no lo deja escapar¡±. Y no le tiembla el pulso al decir lo que piensa de Wagner como persona: ¡°Por supuesto, era un gilipollas¡±. Eso s¨ª, su nieta, a la que conoci¨® y con la que habl¨® del m¨²sico, le parece ¡°la parte buena de la familia¡±. ¡°Me habl¨® de su abuelo y me evoc¨® a un tipo que estaba todo el tiempo haciendo una bromita tras otra. Deb¨ªa ser inaguantables¡±.
Los m¨²sicos de Solistensemble Kaleidoskop marchando por Sunset Boulevard.?
La deconstrucci¨®n de Nussbaumer reduce Wagner a sus s¨ªmbolos esenciales ¡ªla niebla, la sangre, el bosque, el agua¡ª supone la cuarta vez que Naussbaumer pone patas arriba al compositor. La m¨¢s surrealista la vivi¨® recorriendo los 39 kil¨®metros de Sunset Boulevard (Los ?ngeles) junto con sus m¨²sicos. ¡°Hab¨ªa de todo. Wagnerianos que segu¨ªan nuestra marcha desde el coche. T¨ªos que te dec¨ªan: ¡®??pera qu¨¦?¡¯. Lo peor es que por las pintas de los cascos cre¨ªan que ten¨ªamos que ver algo con el Ku Klux Klan. Qu¨¦ se le va a hacer, todos cometemos errores¡±. Sobre qu¨¦ pensar¨ªa Wagner si apareciera cual L¨¢zaro resucitado, cerveza en mano, por su instalaci¨®n, Nussbaumer es optimista: ¡°Yo creo que le gustar¨ªa ver que su obra sobrevive, ?no? Es mejor que encontr¨¢rtela en el politono de un m¨®vil¡±.
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