Obsesiones p¨®stumas de Panero
En ¡®Rosa enferma¡¯, primer in¨¦dito tras la muerte del poeta en marzo, hay 18 poemas torrenciales sobre la madre, la locura o la escritura como venganza
Los poetas malditos no dejan testamento ¨Cdif¨ªcil imaginarlos en una notar¨ªa-, dejan libros in¨¦ditos, completos, incompletos, cajas con borradores en casa de los amigos, herencias disputadas¡ Leopoldo Mar¨ªa Panero muri¨® el 6 de marzo pasado en Las Palmas de Gran Canaria. Viv¨ªa en el hospital psiqui¨¢trico de esa ciudad desde 1997. Ten¨ªa 65 a?os y arrastraba una biograf¨ªa de leyenda: la de hijo de poeta franquista que arremeti¨® contra su familia en El desencanto (1976), la pel¨ªcula de Jaime Ch¨¢varri, la de loco que pas¨® por la c¨¢rcel y por diez manicomios, la del hombre que muri¨® solo. Pero tambi¨¦n dejaba una obra con sitio propio en la historia de la literatura espa?ola reciente desde que Jos¨¦ Mar¨ªa Castellet lo incluyera en 1970 en la c¨¦lebre antolog¨ªa Nueve nov¨ªsimos poetas espa?oles. A falta, todav¨ªa, de que el juez decida entregar sus cenizas a una prima del poeta que las reclama, la vida de Panero est¨¢ cerrada, pero su obra, no.
Tres a?os antes de su muerte, el escritor entreg¨® a la editorial Huerga & Fierro un libro de versos que ahora ve la luz: Rosa enferma. Al amparo de un t¨ªtulo tomado de William Blake, el visionario ingl¨¦s, los 18 torrenciales poemas del volumen retoman las obsesiones de Panero: la madre ¡°malllamada Felicidad¡±, la locura, la vida como puro desastre, la escritura como venganza, la muerte como miedo y anhelo. ¡°Me autodestruyo para saber que soy yo y no todos vosotros¡±, dice como p¨®rtico al libro una cita de Artaud, figura tutelar de Panero. ¡°Por eso la poes¨ªa es el camino de la oruga / Que hablar¨¢ de m¨ª a los hombres / Cuando est¨¦ muerto / Y un caballo recorra las p¨¢ginas / Anunciando a los hombres la buena nueva / De que ya no estoy solo / En la Santa Compa?a del cierzo y del silencio¡±.
"Era una persona complicada pero arrastraba masas. Su reconocimiento va m¨¢s all¨¢ de Espa?a: se han traducido libros enteros en Francia y en Italia y una antolog¨ªa en Estados Unidos", dice T¨²a Blesa, el gran estudioso de su obra
T¨²a Blesa, profesor de la Universidad de Zaragoza y autor de un estudio de referencia, Leopoldo Mar¨ªa Panero, el ¨²ltimo poeta (Valdemar, 1995), cuenta que le resulta imposible leer esos versos sin pensar que su autor ya est¨¢ muerto. ¡°Por fin muerto¡±, subraya. ¡°Se ha cumplido la profec¨ªa que llevaba anunciando desde 1973. Panero ya es puro texto, pero todo libro p¨®stumo tiene una lectura singular¡±. Blesa lo dice con un punto de tristeza en la voz a pesar de que su relaci¨®n personal con el escritor hab¨ªa perdido la frecuencia de anta?o: ¡°Lo llamaba al psiqui¨¢trico de vez en cuando pero las conversaciones eran muy breves. Contaba tres chistes de locos, lanzaba una carcajada y colgaba¡±. Lo vio por ¨²ltima vez hace dos a?os en C¨®rdoba, durante la edici¨®n de Cosmopo¨¦tica dedicada a la generaci¨®n de los nov¨ªsimos. All¨ª acudi¨® Panero para participar en una proyecci¨®n de El desencanto y a leer poemas. A punto estuvo de ser expulsado del festival: se levantaba de la mesa en medio de un acto, fumaba donde estaba prohibido, orinaba en cualquier parte. La mediaci¨®n de su amigo Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, compa?ero de antolog¨ªa nov¨ªsima, y de la pintora Esther Aldaz, que lo acompa?aba desde Las Palmas, consigui¨® apaciguar al poeta y a la organizaci¨®n.
El estudio de T¨²a Blesa sobre Panero se abr¨ªa con una frase rotunda -¡°Que no usen mi torpe biograf¨ªa para juzgarme¡±- pero el propio cr¨ªtico dice que separar vida y obra ha terminado resultando imposible. ¡°Por el lado acad¨¦mico le ha perjudicado. Para ciertos profesores su obra ha quedado reducida al prejuicio del trastorno mental. Para los lectores, la biograf¨ªa lo ha mitificado y engrandecido. Era una persona complicada pero arrastraba masas. Su reconocimiento va m¨¢s all¨¢ de Espa?a: se han traducido libros enteros en Francia y en Italia y una antolog¨ªa en Estados Unidos. En Am¨¦rica Latina se le presta cada vez m¨¢s atenci¨®n¡±. Puestos a buscar las razones de esa mezcla de admiraci¨®n y repulsi¨®n, T¨²a Blesa se?ala dos. Por un lado, la crudeza de su poes¨ªa: ¡°La gente lee poca poes¨ªa, pero la suya es enigm¨¢tica pero muy directa, antipo¨¦tica. Si miras en Internet, ver¨¢s que la gente selecciona siempre los versos m¨¢s duros. Crea adicci¨®n¡±. Por otro, el papel decisivo de El desencanto para la difusi¨®n del personaje: ¡°M¨¢s que el poeta, era ya el loco, el que est¨¢ en contra de las normas sociales¡±. Para Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, ¡°poeta y personaje eran lo mismo en Leopoldo¡±. ?l, que tambi¨¦n vio a su amigo por ¨²ltima vez en el ya legendario festival de C¨®rdoba, subraya que la popularidad sin obra no se sostiene durante mucho tiempo: ¡°Un poeta queda por su calidad m¨¢s all¨¢ de lo que haya hecho o sido. Y muchos versos suyos van a quedar. Es cierto que el esc¨¢ndalo atrae m¨¢s p¨²blico, pero ese p¨²blico se encuentra luego con un muro de inteligencia y pasi¨®n que no todos traspasan¡±.
La presentaci¨®n del libro en Astorga sell¨® la reconciliaci¨®n entre la prima del poeta, que reclama sus cenizas, y su editor, que administra sus derechos de autor
Rosa enferma se present¨® la semana pasada en la casa familiar de los Panero en Astorga, un acto que abre la posibilidad de que ¨Cmuertos ya todos, padres y hermanos- el lugar acoja un centro de estudios sobre la obra de la familia. Tambi¨¦n sella, tras un desencuentro inicial, la reconciliaci¨®n entre Charo Alonso Panero, prima de Leopoldo Mar¨ªa que reclama sus cenizas para enterrarlas en la ciudad leonesa, y Antonio Huerga, su editor, al que el poeta encomend¨® en un documento privado la administraci¨®n de sus derechos de autor. Publicado Rosa enferma, que Huerga baraj¨® presentar al premio Loewe, queda a¨²n otro in¨¦dito, La flor es una mentira, un conjunto de poemas que el escritor le hizo llegar casi al mismo tiempo que el que ahora aparece. ¡°Tenemos que revisarlo para ver si se trata de un libro cerrado o no, porque Leopoldo no par¨® de escribir¡±, explica Huerga. En sus continuos traslados, el poeta iba dejando atr¨¢s manuscritos y libros que, cuenta T¨²a Blesa, ¡°perd¨ªa en cuanto los compraba¡±. No es raro, pues, que pocos d¨ªas despu¨¦s de su muerte apareciera en Las Palmas una caja con originales cuyo contenido est¨¢ todav¨ªa por analizar. ¡°Ser tan prol¨ªfico¡±, explica Blesa, ¡°jug¨® contra ¨¦l en los ¨²ltimos a?os. A partir de su estancia en el manicomio de Mondrag¨®n en los a?os ochenta empez¨® a deteriorarse f¨ªsicamente y eso se not¨® en su poes¨ªa. El Panero m¨¢s potente, el de Narciso, Teor¨ªa o El ¨²ltimo hombre, escrib¨ªa prosa y traduc¨ªa, trabajos que llevan tiempo. Eso desaparece y empieza a escribir casi sobre la marcha. Adem¨¢s, multiplica sus libros en colaboraci¨®n con otros poetas, amigos temporales con los que conviv¨ªa o trabajaba. Public¨® nada menos que 12 libros a medias. ?C¨®mo se analiza eso? Es un jaque mate al autor que plantea muchos interrogantes a la cr¨ªtica. Panero ha muerto, las preguntas siguen ah¨ª¡±.
Babelia
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