Chucho Vald¨¦s: ¡°Solo hay dos tipos de m¨²sica: la buena y la mala¡±
El m¨²sico presenta su ¨²ltimo disco 'Free-Border' en los Veranos de la Villa de Madrid
Ya en la escuela, era irse al ba?o la maestra y ponerse a enredar.
¡ª??Qu¨¦ est¨¢s haciendo!?
¡ªPero, profesora, mira lo bien que suena Mozart con ritmos cubanos.
Chucho Vald¨¦s (Quivic¨¢n, Cuba, 1941) recuerda entre risas c¨®mo empez¨® todo. Y c¨®mo ha seguido, en definitiva. ¡°Es lo que he hecho siempre, lo que realmente me gusta. Tomar elementos de uno y otro sitio y crear cosas nuevas con ellos. Al principio lo hac¨ªa como un chiste, pero poco a poco me fue agradando cada vez m¨¢s, fui entrando en los ritmos e instrumentos que dejaron como legados los africanos y los fui mezclando¡±.
As¨ª pues, poco a poco, decenas de discos despu¨¦s, hasta su ¨²ltimo Free-Border (Comanche / Harmonia Mundi), con el que visita Madrid este jueves en los Veranos de la Villa. Un disco liberador para el pianista, en el que entremezcla la guajira o el son cubano con el ritmo de los tambores bat¨¢ o el flamenco, al que se ha acercado desde que intercala Cuba con Benalmadena, donde comparti¨® los ¨²ltimos d¨ªas de su padre, el eterno Bebo. ¡°Me siento much¨ªsimo m¨¢s cerca del flamenco cuando estoy aqu¨ª, lo entiendo mejor. En mi caso, tengo que estudiarlo, y he aprendido compartiendo con m¨²sicos de aqu¨ª. Tiene una riqueza y una pasi¨®n incre¨ªble. Los cantantes lo viven todo con una fuerza¡.¡±.
El flamenco est¨¢ presente en su ¨²ltimo trabajo, un ¨¢lbum con el que reivindica un jazz sin fronteras, porque ¡°nunca hay tres tipos de m¨²sica. Solo puede haber dos: la mala y la buena. El resto no es m¨¢s que tomar elementos que encuentras y tratar de hacerlos compatibles para crear algo diferente, original¡±.
Siempre faltan cosas por descubrir (...) Lo que hago es buscar en mis ra¨ªces, en mi identidad afrocubana
En esta ocasi¨®n, Chucho Vald¨¦s ahonda tambi¨¦n en las ra¨ªces americanas, las del comanche que ilustra el disco. ¡°Fueron una tribu deportada en el siglo XIX hacia M¨¦xico, aunque algunos terminaron en Cuba. Vivieron sobre todo en la parte oriental. Trabajaron all¨ª, se juntaron con los africanos, hicieron familia. Y m¨²sica, de la que apenas qued¨® nada. Tuve que investigar, que es lo que me gusta¡±.
Un trabajo, este de indagar, que no parece tener fin en el pianista. ¡°Siempre faltan cosas por descubrir, como el legado que dejaron los esclavos de Nigeria, del Congo... Hay mucho a¨²n que se puede mejorar en cuanto a r¨ªtmica, pero tambi¨¦n en melod¨ªa. Realmente, lo que hago es buscar en mis ra¨ªces, en mi identidad afrocubana¡±.
Para la ocasi¨®n ha vuelto a juntar a los Afro-Cuban Messenguers, un quinteto con el que Valdes siente que tiene m¨¢s desarrollo. Lejos queda la s¨²per banda Irakere: ¡°Son dos amores diferentes. En Irakere me dediqu¨¦ a componer, a dirigir, ten¨ªa poca participaci¨®n como instrumentista porque estaba m¨¢s repartido el trabajo. En un formato m¨¢s peque?o la cosa cambia, toco m¨¢s, y eso me gusta¡±.
En esa constante necesidad de fusionar g¨¦neros, Chucho Vald¨¦s siempre tiene presente la figura de su padre. El fallecido Bebo, que pese a vivir lejos de la isla, se mantuvo fiel a la tradici¨®n del jazz afrocubano. ¡°Bebo es un concepto, un estilo. No necesitaba hacer nada de esto, a ¨¦l hay que seguirlo. Fue un compositor s¨²per original y una escuela de piano ¨²nica. Yo soy de otra generaci¨®n, tom¨¦ todo lo de ¨¦l, y luego de aqu¨ª y de all¨¢. Son cosas diferentes, pero sin Bebo no hubiese existido nada¡±. Una uni¨®n, asegura Chucho, que se prolonga en la siguiente generaci¨®n de Vald¨¦s, la de Juli¨¢n, su hijo de siete a?os, al que su abuelo inculc¨® el gusto por el piano. ¡°Pap¨¢ ya estaba un poco enfermo, pero le ense?¨® a tocar. Fue un romance, lo m¨¢s lindo que me ha sucedido. Juli¨¢n todav¨ªa me pregunta, dice que extra?a a abuelo. Creo que viene un buen Vald¨¦s por aqu¨ª¡¡±.
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