Nada por aqu¨ª, nada por all¨¢
Al hacerte mayor, descubres que al espectador con paladar el cine le trata fatal en verano
A cualquier ni?o con signos inequ¨ªvocos y tranquilizantes de normalidad y sensatez al que le pregunten para qu¨¦ sirve el verano responder¨¢ que para jugar, ba?arse en el mar, el r¨ªo o la piscina, no tener que ir al colegio ni hacer deberes. Por ello, deduzco que yo pertenec¨ªa a la categor¨ªa de los tarados prematuros ya que mi concepci¨®n del para¨ªso durante el verano era que me llevaran todos los d¨ªas al cine, a ser posible programas dobles de sesi¨®n continua, repitiendo a veces la programaci¨®n ya que esta duraba una semana. Creo recordar que las salas que ten¨ªan aire acondicionado eran escasas, se anunciaban con ostentaci¨®n de nuevos ricos, supon¨ªan un lujo, pero el sudor no importaba si lo que ve¨ªas en la pantalla te fascinaba. Tambi¨¦n exist¨ªan numerosos cines de verano. Si te aburr¨ªa la pel¨ªcula, pod¨ªas mirar las estrellas. Quiero pensar que en aquella ¨¦poca todav¨ªa pod¨ªas divisar a estas en el cielo, incluso en las grandes ciudades.
EL ABUELO QUE SALT? POR LA VENTANA Y SE LARG?
Direcci¨®n: Felix Herngren.
Int¨¦rpretes: Robert Gustafsson, Iwar Wiklander, Mia Sk?ringer.
G¨¦nero: comedia. Suecia, 2013.
Duraci¨®n: 114 minutos.
Pero si los programas dobles se alimentaban con las pel¨ªculas que hab¨ªan sido estrenadas en invierno y en primavera, imagino que tambi¨¦n entonces el cine de estreno desde junio a septiembre pertenec¨ªa a saldos, era prescindible o lamentable, pero el sentido cr¨ªtico, afortunadamente, es algo desconocido en la infancia. Te enamoraba el acto de ir al cine y tambi¨¦n pose¨ªas gustos y g¨¦neros favoritos, pero no divid¨ªas a las pel¨ªculas en obras maestras, muy buenas, buenas, mediocres, malas y abominables.
Al hacerte mayor, descubres que al espectador con un m¨ªnimo de paladar el cine le trata fatal en verano. Y si no tienes m¨¢s remedio que acudir, te preguntas con asombro c¨®mo es posible que se realicen tantas pel¨ªculas in¨²tiles o directamente infames (y solo vemos lo que distribuidores y exhibidores consideran que es m¨ªnimamente estrenable), qu¨¦ razones excluyendo la del aire acondicionado (y tampoco eso asegura una temperatura agradable, ya que en algunas salas se empe?an en convertirte en un mu?eco de hielo) puede motivar que la gente se gaste una pasta en las ofertas que les hace el cine en verano.
Pienso en cuesti¨®n tan peregrina mientras que me aburro considerablemente viendo doblada (eso ocurre en un pase de prensa) la pel¨ªcula sueca El abuelo que salt¨® por la ventana y se larg¨®, adaptaci¨®n de una novela que ha sido un best-seller en Europa y que no puedo juzgar, ya que no me urge la prisa por acceder a literatura tan adictiva. Pero constatando la nula gracia que tienen en la pantalla las surrealistas aventuras y los recuerdos de un anciano en la l¨ªnea de Forrest Gump, recuerdo la ausencia de calidad en la mayor¨ªa de las adaptaciones cinematogr¨¢ficas de esas novelas que han reposado en la mesilla de noche de tantos embelesados lectores. Algunas veces intento compartir esos universales goces novel¨ªsticos, pero no tengo suerte, soy incapaz de disfrutar con sus misterios. Lo intent¨¦ en varias ocasiones con Dan Brown y con Paulo Coelho, pero en vano. Las pel¨ªculas inspiradas en sus obras est¨¢n a tono con el material literario. Busco novelas vulgares con ventas superlativas y que hayan servido para engendrar obras maestras del cine. Pienso en El padrino. No recuerdo muchas m¨¢s.
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