Demostraci¨®n
Los nuevos pol¨ªticos que llegan ahora a la primera l¨ªnea tienen una tarea complicada y dif¨ªcil. La democracia televisiva impone una forma vacua de democracia, alimentada de lemas, cu?as publicitarias y rimbombancia inane que solo esquivaremos si los pol¨ªticos de nueva planta comprenden que la batalla se da tambi¨¦n con el lenguaje, el empe?o en las prioridades y en tratar de hacer llegar a los ciudadanos el contenido de la pol¨ªtica real y no su mera exuberancia electoral. La primera estrategia es hacer ver a los propios receptores de su mensaje que la pol¨ªtica no se hace con banderas ni m¨ªtines, sino en la letra peque?a de las reformas, las regulaciones y las normas, hasta ahora empe?adas en el proceso de destrozo de la conciencia solidaria, la protecci¨®n colectiva y la igualdad de una sociedad.
Basta comprobar c¨®mo ha entrado de tapadillo en Madrid la nueva ley de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n sobre la Formaci¨®n Profesional. No estar¨ªa de m¨¢s que los l¨ªderes escucharan a los profesores y alumnos que se ven afectados para que se encarguen de transmitir al resto de la sociedad en qu¨¦ consiste la reforma aprobada. Porque la jugada est¨¢ estudiada para dividir al profesorado y amordazar a los alumnos. Si es cierto que la Formaci¨®n en Centros de Trabajo consiste en reducir los dos a?os de preparaci¨®n a un solo curso y al env¨ªo de los alumnos a trabajar el segundo a?o en empresas del ramo, no es complicado sospechar que a la degradaci¨®n de la formaci¨®n se le suma la bicoca del empleo precario, o mejor dicho, la mano de obra gratuita.
?ltimamente las prisas por aprobar las reformas se justifican en que la sociedad vive bajo la urgencia de la crisis y el tiempo parlamentario es un tiempo perdido. Pero suena m¨¢s bien a eludir el debate necesario amparado en mayor¨ªas absolutas. Y ah¨ª la pol¨ªtica corre el riesgo de renunciar a s¨ª misma, vendi¨¦ndole a la gente que toda discusi¨®n es innecesaria y todo debate p¨²blico un proceso in¨²til. Es entonces cuando los pol¨ªticos deben emplearse en salvar su oficio, en intentar sacar a los electores de la degradaci¨®n del discurso p¨²blico. Se insiste mucho en que la pol¨ªtica no sirve para nada. Pues si realmente sirve, demu¨¦strenlo.
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