Los cinco relatos ganadores
Los microrrelatos de Antonio ?vila, Teresa Gottlieb, Jairo L¨®pez Gallardo, Gabriel del Molino Romero y Astrid Ramos Cardona, vencedores de la convocatoria de Babelia
El reto consist¨ªa en mandar un microrrelato que no superara los 500 caracteres, el plazo se mantuvo abierto apenas 21 d¨ªas que coincidieron la la Feria del Libro de Madrid, y la ocasi¨®n para abrir esta convocatoria celebrar la nueva andadura de Babelia.com. Para saludar a la comunidad de lectores virtual, ?qu¨¦ mejor que apelar a su talento y creatrividad en la Red? Aqu¨ª los cinco ganadores seleccionados de entre los m¨¢s de 70 participantes.
Suspir¨® y recogi¨® dos platos. El tercero segu¨ªa delante de su hijo. El peque?o Alicornio se hab¨ªa negado a cenar alfalfa y ella hab¨ªa sido tajante: no se levantar¨ªa de la mesa hasta acab¨¢rsela. Estaba tan cansada... Ese mismo d¨ªa Pegaso, su marido, hab¨ªa vuelto del trabajo con las pezu?as llenas de barro dej¨¢ndolo todo perdido. A¨²n espera una disculpa. Desde luego no es f¨¢cil la vida de una unicornio ama de casa. Ah... C¨®mo le gustar¨ªa ser un Humano, esos seres hermosos y m¨¢gicos de los cuentos.
Por Antonio ?vila
El sonido de la aspiradora en el piso de arriba, m¨¢s que la lluvia en las ventanas, siempre sonaba a triste. Mucho m¨¢s que el pan duro, m¨¢s incluso que algunas p¨¢ginas de Onetti. Le dol¨ªa como todos los gestos repetidos y sin causa, y era una vez m¨¢s el pasillo vac¨ªo y dolorido de la infancia.
Por Teresa Gottlieb
Antes de caer en la urna se convirti¨® en riqueza y vol¨® hasta la chaqueta de un traje caro. Antonio, que est¨¢ en paro, no se dio cuenta de aquello hace cuatro a?os, durante los que le habr¨ªa gustado haber viajado y vestido mejor. El traje, por el contrario, viaj¨® por todo el mundo y hab¨ªa dinero siempre en sus bolsillos. Antonio volvi¨® a votar hoy, pero sigui¨® sin fijarse como cay¨® el sobre. Unas horas despu¨¦s y aclamado por las masas, un hombre con una chaqueta de dise?o re¨ªa en la tele.
Por Jairo L¨®pez Gallardo
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Tanasio cay¨® de un ¨¢rbol a la edad de 6 a?os, y se golpe¨® la cabeza con la ¨²nica piedra que por all¨ª hab¨ªa. A partir de ese d¨ªa solo fue capaz de hablar en un idioma que tardar¨ªa a?os en inventarse.
Por Gabriel del Molino Romero
El ciego se sent¨® en la primera fila de la guagua, justo detr¨¢s del ch¨®fer, y all¨ª sentado vendi¨® sus cupones a todos los pasajeros. Fue el ¨²nico superviviente: los dem¨¢s perdieron los sentidos mientras envolv¨ªan venganzas y cebaban sue?os.
Por Astrid Ramos Cardona
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