Julia Guti¨¦rrez Caba: ¡°Se acerca el fin¡±
De una generaci¨®n y una familia de c¨®micos que se hizo con el teatro a base de oficio, esta actriz, a sus 81 a?os, defiende la cultura como lo ¨²nico que nos puede hacer m¨¢s libres
"Soy consciente de que se acerca el fin, no solo de mi carrera como actriz, que tengo bastante apartada, sino sobre todo de mi vida en el mundo¡±. Serenas y tremendas palabras de Julia Guti¨¦rrez Caba al recibir el Premio Corral de Comedias en Almagro, una noche de tormenta. Al d¨ªa siguiente, en el Teatro Municipal, volvi¨® a clavarnos a todos en las butacas con el extraordinario mon¨®logo Escrito por Teresa de ?vila, sabiamente armado por Brenda Escobedo y minuciosamente dirigido por Jos¨¦ Luis G¨®mez, que lo hab¨ªa calificado de ¡°experiencia espiritual¡± y no exageraba: tampoco yo creo exagerar si digo que cuando se apagaron los ecos del Vivo sin vivir en m¨ªmuchos, creyentes o no creyentes, sentimos haber asistido a una suerte de reencarnaci¨®n. Nos transport¨®: es muy posible que as¨ª hablara Teresa, con esa pasi¨®n, con ese temblor por atrapar con palabras algo tan inexpresable como un arrobamiento m¨ªstico. Creyentes, en todo caso, en el poder del arte teatral, en la gracia de esta incomparable actriz.
Hablamos, por la tarde, en el Parador, tras el ¨²ltimo e intenso ensayo. Todo en ella es elegancia, precisi¨®n, hondura. Voz bell¨ªsima, pasmosamente joven. Un sentido del humor muy brit¨¢nico. Y una humildad extrema, sin la menor afectaci¨®n.
¡°Jos¨¦ Luis G¨®mez me hab¨ªa propuesto¡±, cuenta, ¡°hacer Savannah Bay, de Marguerite Duras, con mi sobrina nieta Irene Escolar, en La Abad¨ªa, pero no me ve¨ªa con fuerzas. En cambio, cuando me habl¨® de Escrito por Teresa de ?vila enseguida le dije que s¨ª. Tuvimos una gran sorpresa, porque el pasado 31 de marzo se llen¨® el Mar¨ªa Guerrero. G¨®mez es muy exigente y sabe mucho. Ten¨ªa raz¨®n en todo lo que me se?alaba. Hizo, adem¨¢s, algo poco frecuente: grab¨® los ensayos, con lo cual yo luego pod¨ªa escuchar lo que hab¨ªa hecho y lo que me marcaba¡±.
PREGUNTA.?Usted ha dicho que pertenece a una generaci¨®n ¡°sin otra escuela que el oficio¡±. Oficio que aprendieron desde peque?os, porque muchos de ustedes eran hijos de c¨®micos.
RESPUESTA.?Mi hermana Irene y yo (y luego Emilio, claro) crecimos en ese caldo de cultivo, s¨ª. Hasta nuestros juegos eran teatrales: disfraces y m¨¢s disfraces. Nos acostumbramos desde peque?as a los horarios inhabituales, a las funciones tarde y noche¡ Si nuestros padres, Irene Caba Alba y Emilio Guti¨¦rrez Esteban, estaban en casa era un mal s¨ªntoma: no hab¨ªa trabajo. Solo libraban el Viernes Santo, o en Nochebuena, despu¨¦s de la funci¨®n de tarde. Incluso en a?o nuevo hab¨ªa aquella curiosa costumbre de parar la obra, tomar las uvas con el p¨²blico, y continuar haci¨¦ndola. Nuestra primera escuela teatral fue la compa?¨ªa de Catalina B¨¢rcena, que hab¨ªa vuelto a Espa?a y llam¨® a mis padres.
P.??Recuerda la primera vez que sali¨® usted a escena?
R.??Claro! En Mariquilla Terremoto, de los Quintero. Gran Canaria, a?o 1951. Mi hermana Irene hab¨ªa empezado en teatro antes que yo. Yo estaba muy indecisa: cre¨ªa que no serv¨ªa. Trabajaba en el comercio de unos amigos, hac¨ªa dibujos de trajes infantiles. Debut¨¦ con un papel peque?¨ªsimo. Sal¨ª aterrorizada y nada m¨¢s pisar el escenario se apag¨® la luz. Pens¨¦: ¡°Mala se?al¡±, aunque la verdad es que entonces hab¨ªa muchas restricciones. Solt¨¦ luego mi frase, y el segundo apunte me dijo: ¡°Lo has dicho muy bien, Julita, con mucho sentido. No te ha o¨ªdo nadie, pero muy bien¡±. As¨ª que mi primera lecci¨®n fue aprender a coger el tono. Al a?o siguiente, en septiembre de 1952, me dieron el carn¨¦ del sindicato. Mi carn¨¦ de actriz.
P.?Estuvo usted nueve a?os en la compa?¨ªa del Infanta Isabel, con la Garc¨¦s y su marido, Arturo Serrano.
R.?Demasiado tiempo estuve. Mi madre hab¨ªa muerto, joven, a los 57 a?os; Irene se hab¨ªa casado con Gregorio Alonso, actor, que se convirti¨® en su administrador; mi padre apenas trabajaba ya¡, as¨ª que la casa qued¨® un poco sobre mis hombros. Yo hered¨¦ el temor de mis padres a quedarse sin trabajo, a la intermitencia¡ En el Infanta hicimos much¨ªsimas obras de Agatha Christie, porque Arturo Serrano hab¨ªa encontrado un fil¨®n con La ratonera, en 1954. Llev¨¢bamos seis o siete obras suyas en el repertorio.
En teatro, cuando se gana, puedes vivir de tu trabajo, pero cuando pierdes, pierdes mucho y muy deprisa"
P.?Casi tantas como las que hizo con Mihura.
R.?Lo que m¨¢s he hecho en teatro ha sido comedia, y tuve la suerte de empezar con un maestro. Hice un papel corto pero muy gracioso en ?Sublime decisi¨®n!, en 1955. Luego siguieron La canasta, del mismo a?o, en la que tambi¨¦n estaban Irene, su marido y nuestro padre; Carlota (1957), Melocot¨®n en alm¨ªbar (1958), El chalet de madame Renard (1961)¡ Los j¨®venes de entonces, gracias a La Codorniz, entend¨ªamos muy bien el humor de Mihura, que desconcertaba a los adultos.
P.??Qu¨¦ tal dirig¨ªa Mihura?
R. Dirig¨ªa un poco bajo mano. Firmaba Arturo Serrano, pero era Miguel quien estaba al tanto de todo: marcaba tonos, daba notas¡ Incluso un d¨ªa se trajo a Alfonso S¨¢nchez, el cr¨ªtico de cine, que ten¨ªa una tos carrasposa, muy caracter¨ªstica, para ense?arle a un actor c¨®mo deb¨ªa toser: ¡°?As¨ª se tose!¡±. No me apetec¨ªa seguir en el Infanta porque Serrano no me sub¨ªa el sueldo ni a tiros, pero no ten¨ªa valor para irme. Miguel me hizo un verdadero regalo: ¡°No te preocupes, que te voy a escribir una comedia¡±. Y escribi¨® Las entretenidas, que hice con Rafael Alonso, en la Comedia, en 1962, dirigida por ¨¦l. En el reparto estaba mi maravillosa t¨ªa Julia Caba Alba, tremendamente graciosa. Estuvo 11 a?os haciendo cine, y cuando volvi¨® al teatro lloraba: ¡°?Tener que repetir todos los d¨ªas, tarde y noche! ?Es inhumano!¡±, dec¨ªa.
P.?Sigamos con los maestros de esa ¨¦poca como Jaime de Armi?¨¢n.
R.?Jaime fue el primero que me llam¨® para hacer televisi¨®n, en 1961. Me llamaba (y me sigue llamando) ¡°Juliguti¡±. Rafael Alonso y yo hac¨ªamos en directo un programa corto, al mediod¨ªa, en aquel peque?¨ªsimo plat¨® del paseo de la Habana, que ol¨ªa a tortilla, porque el bar estaba al lado. Jaime consegu¨ªa unos repartos estupendos: en su grupo, casi una pandilla, estaba tambi¨¦n mi hermana Irene, Ferrandis, Amparo Bar¨®, Margot Cottens, Chus Lampreave¡, era casi una compa?¨ªa estable y escrib¨ªa para nosotros. Y dirig¨ªa: un superdotado. Con ¨¦l hice Confidencias, Tiempo y hora, Las doce caras de Juan¡ Y mi hermana hizo Suspiros de Espa?a, con Ferrandis. Sus programas ten¨ªan un tono especial, mezcla de humor y poes¨ªa, como Mihura. En esa ¨¦poca hac¨ªamos dos funciones, y televisi¨®n por la ma?ana. ?ramos j¨®venes y dorm¨ªamos poqu¨ªsimo.
P.?En 1963 entra en la compa?¨ªa de Alberto Closas, en el Marquina, donde estar¨¢ siete a?os¡ y conocer¨¢ a Manuel Collado ?lvarez, su marido.
R.?Closas era un estupendo director de comedia, con una habilidad especial para dirigir a las actrices: nos entend¨ªa muy bien. Ten¨ªa un car¨¢cter fuerte, con grandes c¨®leras que como ven¨ªan se iban, pero conmigo siempre estuvo encantador. En 1963 hice la Molly Malone de Primera plana, de Hecht y McArthur, que aqu¨ª se llam¨® Edici¨®n especial. All¨ª debut¨® en teatro Alfredo Mayo, gran amigo de Closas, en el papel de Walter Burns, el due?o del peri¨®dico. En la compa?¨ªa estaba tambi¨¦n Manuel Collado ?lvarez. Nos enamoramos y nos casamos en mayo de 1964. Con Closas hice muchas comedias. Las de mayor ¨¦xito fueron las de Barillet y Gredy: Flor de cactus (1966), Cuarenta quilates (1969) y Cuatro historias de alquiler (1970). Closas era otro todoterreno: actor, director y empresario.
Cuando muri¨® mi hermana Irene fue como si me cortaran una pierna. Todav¨ªa no lo he aceptado"
P.?Su marido, Manuel Collado ?lvarez, tambi¨¦n era un complet¨ªsimo hombre de teatro: actor, director, traductor, empresario¡
R.?Era un apasionado del teatro: se sab¨ªa los cl¨¢sicos de memoria, toda la historia del teatro espa?ol, estaba al tanto de lo que se hac¨ªa afuera¡ Closas nos empuj¨® para que form¨¢semos compa?¨ªa: montamos Luz de gas (1967) en el Lara, dirigida por ¨¦l. En el Reina Victoria hicimos La profesi¨®n de la se?ora Warren, de Bernard Shaw, en 1973; Tal como son, sobre cuentos de Ch¨¦jov, en 1974; Las tres gracias de la casa de enfrente, de Eric Schneider, en 1975¡, y muchas comedias, que era lo que m¨¢s nos ped¨ªan. Sosten¨ªamos la compa?¨ªa con los trabajos en cine y televisi¨®n. En teatro, cuando se gana, puedes vivir de tu trabajo, pero cuando pierdes, pierdes mucho y muy deprisa.
P.?Y con Collado coincidi¨® en otros repartos, como El jard¨ªn de los cerezos (1986), dirigida por Plaza y Layton, en el Mar¨ªa Guerrero.
R.?Espl¨¦ndido reparto, en el que tambi¨¦n estaban Fernando Delgado, Enriqueta Carballeira, la enorme Berta Riaza, Jos¨¦ Pedro Carri¨®n¡ Actores de muy distintas escuelas, que quiz¨¢ no acabaron de empastar. Plaza dirig¨ªa, y Layton estaba al pie del ca?¨®n, ve¨ªa todas las representaciones. Un hombre educad¨ªsimo, muy sabio, pero, a mi juicio, daba demasiadas notas. ?Un torrente de notas, despu¨¦s de cada funci¨®n!
P.?En 1988 volvi¨® a trabajar con su hermana Irene en Leyendas, de James Kirkwood, en el Marquina, tras 16 a?os de ¡°separaci¨®n¡±.
R.?Curiosamente, interpret¨¢bamos a dos actrices de</CF> Broadway que volv¨ªan a encontrarse en un escenario. Ahora lamento que no hubi¨¦ramos trabajado m¨¢s juntas. Lo ¨²ltimo que hicimos fue Siempre en oto?o, de Santiago Moncada, con Amparo Bar¨®, en la temporada 1993-1994, dirigida por ?ngel Garc¨ªa Moreno. Ah¨ª Irene empez¨® a encontrarse mal. La operaron, retom¨® el trabajo, hicimos una gira por el norte¡ Ten¨ªamos que ir a Barcelona, pero ya estaba inevitablemente tocada por la enfermedad. Muri¨® un mes m¨¢s tarde, en julio de 1995. Fue como si me hubieran cortado una pierna. Todav¨ªa no lo he aceptado. Ni eso ni la muerte de Manuel. El verano es una mala ¨¦poca para m¨ª: Manuel muri¨® en junio de 2009. En los ¨²ltimos a?os, cuando se puso enfermo, dej¨¦ de hacer giras, no quer¨ªa salir de Madrid. Por eso volv¨ª a televisi¨®n. Luis San Narciso me llam¨® para Los Serrano y estuve seis a?os. Y dos m¨¢s en ?guila roja. Estoy muy agradecida a esos trabajos, que me ayudaron a salir del pozo.
P.?Fueron merecidamente aplaudidas sus palabras en la entrega del premio de Almagro.
R.?Gracias. All¨ª dije, y lo repito, que est¨¢ en manos de los pol¨ªticos poder remediar la cat¨¢strofe de la cultura, porque se est¨¢n poniendo demasiadas dificultades para seguir desempe?ando esta profesi¨®n. Y la cultura es lo ¨²nico que puede hacer al ser humano m¨¢s libre.
La actriz elige tres obras
A Electra le sienta bien el luto. Teatro Mar¨ªa Guerrero, 1965
"En Diez negritos (1958) hab¨ªa descubierto a Jos¨¦ Luis Alonso: un director 'moderno' que, aun trat¨¢ndose de una obra menor como aquella, te guiaba, te ayudaba, te marcaba las situaciones y los efectos. Era rubio y menudito como un gnomo, muy expresivo, viv¨ªsimo, sub¨ªa y bajaba continuamente del escenario, hac¨ªa todos los personajes y captabas muy bien lo que trataba de explicarte. Siete a?os m¨¢s tarde me llam¨® para interpretar a Clitemnestra en A Electra le sienta bien el luto, de Eugene O'Neill, en el Mar¨ªa Guerrero, una obra complicada de montar y muy larga, de m¨¢s de tres horas: la Orest¨ªada ambientada en la guerra de Secesi¨®n americana. Ten¨ªa un gran reparto: N¨²ria Espert, Alfredo Alc¨®n (que hab¨ªa hecho El zapato de raso con Alonso), Montserrat Carulla, Andr¨¦s Mejuto¡ Me resultaba raro encarnar a la madre de N¨²ria y Alfredo, que eran alt¨ªsimos. Para m¨ª fue muy importante trabajar con ellos, por su talento, su generosidad y su sentido del humor. N¨²ria ya era una estrella: aunque estuviera rodeada de mucha gente, siempre destacaba. En los ensayos descubr¨ª el contraste entre su imagen p¨²blica y su imagen real: sencilla, divertida. Y con Alfredo Alc¨®n, que falleci¨® hace poco, me sucedi¨® lo mismo. Al estreno, el 28 de octubre de 1965, vino 'todo Madrid' y se aplaudi¨® enormemente. Fue un hito en mi carrera".
Flor de cactus (Teatro Lara, 1966)
"Jos¨¦ Luis Alonso volvi¨® a llamarme para hacer Los caciques, de Arniches, en el Mar¨ªa Guerrero, pero yo ya estaba contratada con Alberto Closas para hacer Flor de cactus, una comedia de Barillet y Gredy que en Par¨ªs llevaba en cartel desde 1964, o sea, tres a?os, que fue el tiempo que estuvimos haci¨¦ndola nosotros. Era un enredo de relojer¨ªa, en la l¨ªnea de Feydeau, con personajes redondos. Closas era un dentista mujeriego, encaprichado de una chica joven, que interpretaba Mar¨ªa Jos¨¦ Goyanes, y yo era una especie de Cenicienta cuarentona que florec¨ªapor amor. En el reparto estaban, entre otros, Manolo Collado Sillero, la pareja de Mar¨ªa Jos¨¦; Montserrat Juli¨®, Jos¨¦ Sacrist¨¢n y Vicente Ros.
En el Lara celebramos las 500 representaciones, estuvimos luego en Barcelona, y en julio de 1970 fuimos al Avenida de Buenos Aires, con Ana Mar¨ªa Barbany y Ram¨®n Pons reemplazando a Mar¨ªa Jos¨¦ y Manolo. El ¨¦xito fue descomunal. ?L¨¢stima que solo pudi¨¦ramos estar dos meses! La cr¨ªtica nos puso por las nubes y llenamos cada noche. Era la primera vez que yo ve¨ªa al p¨²blico haciendo cola, con sillitas plegables, para sacar entradas. Luego la llevaron al cine, con Walter Matthau e Ingrid Bergman, que para mi gusto era una actriz demasiado espectacular para el personaje. Y lo mismo sucedi¨® en Broadway, donde la interpret¨® nada menos que Lauren Bacall¡±.
Petra Regalada (Teatro Pr¨ªncipe, 1980)
"Llev¨¢bamos ya 10 a?os de compa?¨ªa cuando, ir¨®nicamente, 'el otro' Collado, Manolo Collado Sillero, me llam¨® para proponerme algo muy goloso: Petra Regalada, el esperado retorno al teatro de Antonio Gala, cinco a?os despu¨¦s del controvertido ?Por qu¨¦ corres, Ulises? En 1966 yo hab¨ªa hecho en el Mar¨ªa Guerrero otro texto de Gala a las ¨®rdenes de Alonso, El sol en el hormiguero, con serios problemas de censura. La nueva funci¨®n me entusiasm¨®. Era una comedia aleg¨®rica, barroca, compleja, con un estilo y un juego de lenguaje excepcional, y, sobre todo, una gran protagonista femenina, una prostituta que se enfrentaba a las fuerzas vivas de un peque?o pueblo. Decidimos disolver la compa?¨ªa para que yo hiciera Petra Regalada, cosa que lament¨¦ por los muchos empe?os de mi marido, pero la verdad es que era muy dif¨ªcil de mantener, y lo comprendi¨® perfectamente. En el teatro Pr¨ªncipe me reencontr¨¦ con la gran Aurora Redondo, con la que hab¨ªa trabajado en Cuarenta quilates y que segu¨ªa imbatible. Estaban tambi¨¦n en el reparto los veteran¨ªsimos Ismael Merlo y Javier Loyola; Carlos Canut, que acababa de volver de Venezuela, y el cada vez m¨¢s firme Juan Diego. Completaba el reparto Gabriel Jim¨¦nez, al que en Barcelona sustituy¨® un muchacho que hoy es uno de los m¨¢s importantes jefes de casting del pa¨ªs: Luis San Narciso. Petra Regaladafue mi mayor ¨¦xito de esa ¨¦poca".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.