Las dos madres

En Marsella, segundo largo de Bel¨¦n Mac¨ªas tras El patio de mi c¨¢rcel (2008) ¡ªel par¨¦ntesis no ha sido de inactividad, sino de labor constante en el medio televisivo¡ª conviven casi tantos alicientes como decisiones narrativas bastante discutibles. Cr¨®nica de un viaje de desvelamiento del origen por parte de una ni?a acompa?ada de su madre biol¨®gica y su madre de acogida, la pel¨ªcula brilla en el apartado interpretativo: la joven Noa Fontanals controla un tono alejado de todo exhibicionismo y el grueso masculino del reparto ¡ªEduard Fern¨¢ndez, ?lex Monner, Alberto L¨®pez y Manuel Mor¨®n¡ª logra aportar verdad con notable capacidad de s¨ªntesis y econom¨ªa de recursos, pero lo espectacular est¨¢ en el pulso que mantienen Mar¨ªa Le¨®n y Goya Toledo con estrategias estimulantemente contrapuestas. Si el rostro de la primera es una pantalla en la que se transparenta toda emoci¨®n ¡ªun libro abierto¡ª, el de Goya Toledo conquista la elocuencia a trav¨¦s de la represi¨®n emocional de su personaje, convirtiendo su supuesto control en un espl¨¦ndido recital de fisuras.

L¨¢stima que sean, precisamente, esos dos personajes centrales los que acaben resinti¨¦ndose de las debilidades del proyecto. Para empezar, el guion no parece darle casi ninguna oportunidad al personaje de la Toledo de mostrar aristas y llega a ser inveros¨ªmil que la racionalidad del personaje no se fracture cuando se manifiesta una subtrama criminal que acaba resolvi¨¦ndose de manera ingenua. Al personaje de Mar¨ªa Le¨®n le acaba condicionando la mirada condescendiente y paternalista que se aplica sobre una historia que pierde la oportunidad de haber sido problem¨¢tica y verdadera.