La comedia-guillotina

Las vacaciones de agosto son abolidas por el gobierno franc¨¦s como medida anti-crisis en el punto de partida de esta en¨¦rgica comedia que cae en nuestra cartelera con la oportuna contundencia de un l¨²dico golpe de guillotina. Precisamente, la guillotina convertida en souvenir inspira un gag recurrente que va escalando en excesos, mientras la pel¨ªcula engarza un acto de libertad tras otro, reivindicando la fuerza revolucionaria de la irreverencia como mejor defensa ante la desarticulaci¨®n de todo sentido de la comunidad. Debut en el largometraje de Antonin Peretjatko, autor de seis cortometrajes previos que este cr¨ªtico anhela poder disfrutar alg¨²n d¨ªa, La chica del 14 de julio es una de las pel¨ªculas m¨¢s libres y menos formularias que han llegado, en fecha reciente, a nuestros circuitos comerciales: la fundaci¨®n de un registro realmente nuevo en la comedia francesa que, no obstante, reconoce sus claras deudas con la tradici¨®n de la Nouvelle Vague.

En esta historia de un vigilante de museo, deslumbrado por una chica en paro, que, en compa?¨ªa de un desastrado m¨¦dico clandestino y un socorrista con ¨ªnfulas de seductor, recorrer¨¢ una Francia desolada de ocio y animada de crispaci¨®n desembocan los muchos afluentes l¨²dicos surgidos del lecho de la Nouvelle Vague: del?Zazie en el metro (1960) de Louis Malle bajo el influjo de Raymond Queneau al terrorismo c¨®mico del?Weekend (1967) de Godard, sin olvidar la psicogeograf¨ªa on¨ªrico-folletinesca de Jacques Rivette. Al mismo tiempo, el tono inclemente pero siempre luminoso de la pel¨ªcula parece jugar, a ratos, a buscarle las cosquillas a la mitoman¨ªa un tanto melanc¨®lica de quienes se reconocen como descendientes contempor¨¢neos del movimiento. Con un estilo que es pura flexibilidad de trazo, Peretjatko propone una fren¨¦tica comedia de autor que se abre con toda una declaraci¨®n de principios al acelerar im¨¢genes documentales del desfile del 14 de julio: la comedia es la velocidad del ingenio sobre lo real.