Lissitzky, enigm¨¢ticamente completo
Una muestra en M¨¢laga recorre el enigma de este artista jud¨ªo ruso af¨ªn a la experimentaci¨®n
Acabada la Gran Guerra, una forma de arte despunta en Europa impulsada por holandeses, franceses, alemanes y rusos. Un arte que acepta el reto de la ciencia y la t¨¦cnica ¡ªque no vuelve la espalda a la cultura industrial¡ª contribuye a mejorar las condiciones de vida de la mayor¨ªa e impulsa una educaci¨®n no acad¨¦mica. En ese arte, llamado m¨¢s tarde concreto u objetivo, tuvo importante papel un jud¨ªo ruso, Eliecer Lissitzky. Mostrar c¨®mo contribuy¨® a este coro de voces concertantes es la pretensi¨®n de esta muestra.
Quiz¨¢ sorprenda que una de sus primeras tareas fue hacer valer su propia cultura ilustrando, junto a Marc Chagall, cuentos populares jud¨ªos, simultanea este trabajo ¡ªque ya integra con acierto texto e imagen¡ª con largas charlas con Malevitch. Lissitzky hace una entusiasta defensa del suprematismo, pero sus prouns (proyectos para la afirmaci¨®n de lo nuevo) tienen m¨¢s carga cognitiva que metaf¨ªsica. As¨ª se ve en tres lienzos expuestos y en la obra sobre papel: los prouns, m¨¢s que proponer espacios esenciales, invitan a desentra?ar espacios posibles. Quiz¨¢ por esto se dirigen enseguida a la arquitectura y al dise?o gr¨¢fico.
Por su propia l¨®gica, los prouns llevan a una idea de exposici¨®n donde la pared de la sala deja de ser soporte de obras, colgadas para ser contempladas, y se convierte, por sus ritmos, en parte del discurso de la muestra. El espacio proun reconstruido y las fotos de diversas exposiciones dan cuenta de ese cambio. Estos espacios son a¨²n m¨¢s radicales en sus proyectados rascacielos horizontales que encierran una idea de ciudad, y una relaci¨®n con el medio alternativa a la de las ciudades norteamericanas.
El dise?o gr¨¢fico experimenta una transformaci¨®n paralela: no es descriptivo ni narrativo, sino que busca construir un discurso visual mediante el montaje. En comparaci¨®n con Hannah H?ch, los trabajos de Lissitzky parecen m¨¢s sint¨¦ticos y m¨¢s atentos a emplear recursos tecnol¨®gicos: m¨¢s que yuxtaponer im¨¢genes, las superpone, y como ocurre en su conocido autorretrato, El constructor, lo hace empleando t¨¦cnicas fotogr¨¢ficas. Esta concepci¨®n del fotomontaje lo acercan al cine, por lo que adquiere pleno sentido el v¨ªdeo producido para la muestra que relaciona obras de Lissitzky con el cine sovi¨¦tico, en particular con Dziga Vertov.
Otra importante dimensi¨®n de su trabajo es su contribuci¨®n al libro y al cartel. A la integraci¨®n entre texto y figura, ya advertida en sus obras sobre narraciones populares jud¨ªas, se a?ade enseguida el empleo de la tipograf¨ªa como figura. En Golpead con la cu?a roja al c¨ªrculo blanco, obra de propaganda, en plena guerra civil, logra un rigor extremo trabajando s¨®lo con textos y geometr¨ªas. M¨¢s tarde, cuando Lissitzky se convierta en eficaz dise?ador publicitario del r¨¦gimen sovi¨¦tico, multiplicar¨¢ las referencias naturalistas, pero la estructura mantiene alto valor constructivo.
La muestra, justo por ser completa, abona el enigma de Lissitzky. Jud¨ªo entusiasta de su cultura, autor m¨¢s af¨ªn a la experimentaci¨®n art¨ªstica que al fervor revolucionario, sus dise?os de la superortodoxa revista La URSS en construcci¨®n son eficaces pero fr¨ªos. Plantea as¨ª preguntas dif¨ªciles de responder.
El Lissitzky. La experiencia de la totalidad. Museo Picasso M¨¢laga. San Agust¨ªn, 8. M¨¢laga. Hasta el 24 de septiembre.
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