La medida
En Espa?a la ley se ha convertido en un jolgorio, donde se reescribe la ley a favor de narcotraficantes y genocidas
Prot¨¢goras dijo que el hombre es la medida de todas las cosas. Pero determinadas instituciones del Estado han decidido que sea el poder la medida de todas las cosas. Se hace complicado pelear contra esta deformaci¨®n. Asistimos a una manipulaci¨®n constante de los datos para justificar las acciones. De pronto todo es irremediable o no en funci¨®n del capricho. Se proh¨ªbe el pesimismo o se fomenta como estrategia para hacer tragar la p¨ªldora m¨¢s dolorosa. Es tan ingrato el da?o que causa en la sociedad, que pronto los padres re?ir¨¢n a sus hijos por decir la verdad. As¨ª como el Ej¨¦rcito israel¨ª encuentra cada verano un motivo suficiente para aplastar a la poblaci¨®n civil de Gaza sin respetar ninguna de las normas humanitarias que se le exigen a un Gobierno democr¨¢tico, vemos ganar la batalla a lo irremediable sobre lo deseable.
El remedio a las cosas se encuentra en el respeto al sentido com¨²n, a la b¨²squeda del menor da?o, no en entregarse a la gula de mandar. Hace semanas advertimos de que tanto la ley de seguridad como la inyecci¨®n de autoritarismo por parte del Gobierno espa?ol pretend¨ªan hacer pasar el proceso de amedrentar a la ciudadan¨ªa como una consecuencia directa de su descontento. Ven¨ªa a decir: d¨¦jese usted de estar descontento y ya ver¨¢ c¨®mo no le tenemos que sacudir porrazos ni imponerle una multa desmesurada. Esa desmesura ha llevado en Granada a un joven licenciado en Medicina a ingresar en prisi¨®n tres a?os por participar en un piquete huelguista.
Si es lamentable que Correa o Maduro castiguen a medios de comunicaci¨®n por delitos profesionales al hundimiento econ¨®mico o el exilio, tampoco parece razonable que la vida civil de alguien sea destruida por la participaci¨®n en un piquete. La medida de las cosas tiene que obedecer a la medida de las personas. As¨ª la ley en Espa?a se ha convertido en un jolgorio, donde se reescribe la ley a favor de narcotraficantes y genocidas y se reservan los zapatazos con eco de aviso a navegantes para los ind¨®ciles. El agua de nuestras libertades p¨²blicas m¨¢s que para nadar en calma se utiliza para ahogar al personal. Es una equivocaci¨®n notable, pero ya Prot¨¢goras muri¨® ahogado en el mar cuando hu¨ªa de ser condenado por pensar.
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