Novela negra y rollitos de salm¨®n
El escritor chino Qiu Xiaolong ha convertido en 'best-seller' a su inspector de polic¨ªa Chen Cao
La camarera ha dado ya varias vueltas alrededor de la mesa, pero eso no parece inquietar a Qiu Xiaolong, que antes de pedir la comanda quiere saber qu¨¦ es un pisto manchego y, ya que estamos, patatas a la riojana, chuleta de cerdo y esa cosa llamada alioli que acompa?a a la merluza. Finalmente se decanta por el pescado. Para el escritor (Shangh¨¢i, 1953) la comida es poco menos que un ritual, una pasi¨®n que ha querido trasladarle a su ¨¢lter ego literario, Chen Cao, un inspector de polic¨ªa que tan pronto resuelve un crimen como escribe un soneto o te desgrana el placer de comer un pastel de cebolla verde. ¡°Quiero que el lector conozca el trasfondo sociocultural de mis personajes. No son solo historias de asesinatos, sino una ventana a la realidad contempor¨¢nea china¡±, explica.
El escritor, que adem¨¢s es profesor de Literatura y traductor ¡ªotro rasgo que comparte con Chen¡ª, public¨® el a?o pasado el noveno libro con el inspector como protagonista: Shanghai Redemption, que a¨²n no ha sido editado en espa?ol ¡ªaunque Tusquets public¨® en febrero dos obras del autor: El enigma de china y Muerte de una hero¨ªna roja¡ª. ¡°Nos parecemos mucho, salvo que yo nunca he pertenecido al Partido. Piensa que permaneciendo en el sistema tal vez lo cambie. Al principio era optimista, como yo, que cre¨ªa que la reforma pol¨ªtica acabar¨ªa produci¨¦ndose. Con el tiempo nos hemos desilusionado y vuelto algo c¨ªnicos¡±. Esta ¨²ltima novela est¨¢ basada en el asesinato de Neil Heywood, un empresario brit¨¢nico cuya muerte le fue atribuida a la esposa de Bo Xilai, exdirigente del Partido Comunista de China.
Para Xiaolong, uno de los escritores m¨¢s le¨ªdos del momento, la poes¨ªa siempre ha sido su religi¨®n y T.S. Eliot su profeta. Hasta el punto de que en 1988 pidi¨® una excedencia para irse a la estadounidense Saint-Louis, ciudad natal del Nobel, y escribir su biograf¨ªa. La masacre de Tiananmen le pill¨® en plena investigaci¨®n, cambiando su vida y el rumbo de su narrativa. Decidido a ayudar a los manifestantes econ¨®micamente, organiz¨® (c¨®mo no) un evento culinario para sacar dinero. Un periodista averigu¨® sus intenciones y lo difundi¨® en China. ¡°Es curioso c¨®mo un rollito de salm¨®n te puede cambiar la vida¡±, dice soltando una carcajada. Fue entonces, al pasar a engrosar ¡°la lista de non gratos¡±, cuando se sinti¨® en la obligaci¨®n de contar lo que ocurre en su pa¨ªs, y la novela negra ¡ªafirma¡ª es la v¨ªa perfecta para hacerlo. ¡°Es un g¨¦nero que b¨¢sicamente habla de corrupci¨®n, un problema que existe en todo el mundo¡±. La diferencia, a?ade, es que en su caso el Partido controla los medios para que solo hablen de las bondades del r¨¦gimen.
Aunque durante a?os no se atrevi¨® a pisar su tierra por miedo a las posibles represalias, al escritor no le tiembla el pulso cuando habla de los espectros que ensombrecen el pa¨ªs. ¡°Los chinos gastaron toda su pasi¨®n pol¨ªtica en Tiananmen. Buscaban un cambio y su sacrificio se tradujo en una represi¨®n brutal. Ahora solo les interesa ganar dinero. La juventud cada vez lee menos y ya no se habla de cultura, de transformaci¨®n. El Gobierno ha contribuido a ello usando la crisis de Occidente como lecci¨®n: solo hay un partido, pero viv¨ªs mejor que ellos¡±. Tampoco cuando aborda la censura, una lacra que acompa?a a cada traducci¨®n al chino que hacen de sus libros. ¡°Han suprimido varios cap¨ªtulos y sustituido Shangh¨¢i por la letra H del alfabeto latino. Dicen que lo que cuento no puede haber pasado all¨ª¡±.
Con la vista puesta en el mar Cant¨¢brico, Xiaolong, que tras acudir a la Semana Negra de Gij¨®n ha viajado a Santander para impartir un curso en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, pasa del crimen y la corruptela a la comida con una facilidad inquietante. Gustarle es poco, eso ha quedado claro. Desde emplearla como met¨¢fora hasta enumerar sus platos favoritos. Y es que, como bien dice ¨¦l, ?a qui¨¦n puede no gustarle el jam¨®n serrano?
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