Seis d¨¦cadas de Monjal¨¦s
El pintor es historia de Espa?a e historia contempor¨¢nea del arte
El caso del pintor Monjal¨¦s (Juan Soler Vidal, Albaida, Valencia, 1932) podr¨ªa ser calificado como un ejemplo eminente de lo que puede significar el encuentro y el desencuentro de destino y libertad, o de fatalidad y resistencia. Hablar de Monjal¨¦s es hablar de historia (de la de Espa?a), y tambi¨¦n de historia contempor¨¢nea del arte.
Y esa historia tiene que ver con esto que les voy a contar: ¨¦l comenz¨® su trayectoria en los a?os cincuenta, con paisajes y retratos, con parejas de figuras de aire desolado. A mediados de la d¨¦cada ¡ªen la serie Pacto de las premoniciones¡ª se concentr¨® en la tarea de reinterpretar El jard¨ªn de las delicias, de El Bosco. En 1957 se uni¨® al grupo Parpall¨®. Se trataba de una agrupaci¨®n de artistas valencianos, entre los que se encontraban Andreu Alfaro y Eusebio Sempere. En este contexto, se convirti¨® en uno de los m¨¢s brillantes y reconocidos practicantes del informalismo, una abstracci¨®n que desarroll¨® en t¨¦rminos muy particulares, en composiciones rigurosamente articuladas, donde contaba tanto con la materia (con esas ¡°costras mugrientas¡±, se dijo, aunque en t¨¦rminos favorables) como con una vaga geometr¨ªa.
A la vista del ¨¦xito de su abstracci¨®n (exposiciones en Bruselas, bienales en Venecia y Alejandr¨ªa), Monjal¨¦s decidi¨®, en contra de todo pron¨®stico, regresar a la figuraci¨®n. Y no a cualquier figuraci¨®n, sino a una pintura social de un compromiso expl¨ªcito, valiente y de intenso dramatismo (en series como Los vencidos, La derrota, Los hijos de Espa?a, La tortura o La lucha, de la primera mitad de los sesenta), toda llena de rostros espantados sobre fondos, generalmente negros. Hasta la defenestraci¨®n del comunista Juli¨¢n Grimau pudo aparecer en ellas.
Desde las cuevas de Altamira hasta hoy la pintura ha cumplido una funci¨®n social" Monjal¨¦s
Con estos mimbres, no es de extra?ar que fuera detenido en Valencia el 1 de mayo de 1967; tras escapar por los pelos, juzgado en rebeld¨ªa y condenado a 14 a?os de c¨¢rcel, Monjal¨¦s tuvo que exiliarse y, por razones familiares, se instal¨® en Bogot¨¢. Desde entonces, y tras a?os de combate (y despu¨¦s de su participaci¨®n en la legendaria cita veneciana: Espa?a. Vanguardia art¨ªstica y realidad social: 1936-1976), se ha venido dedicando a una clase de pintura bastante dif¨ªcil de clasificar, recurrentemente orientada hacia el di¨¢logo con ciertos enclaves del modernismo, que ha cristalizado, por ejemplo, en la serie Nuevas sombras, variaciones sobre figuras, como el c¨¦lebre p¨ªfano de Manet o el buf¨®n Pepe de Picasso, junto a su escuchimizado compa?ero (trabajando sobre modelos tridimensionales en cer¨¢mica) que Monjal¨¦s ubica ¡ªdesubic¨¢ndolos, m¨¢s bien¡ª en contextos abstractos, inevitablemente fant¨¢sticos. Igual que el p¨ªfano puede aparecer leyendo una partitura de Ojos verdes o La bien pag¨¢, el buf¨®n puede presentarse levitando sobre el cubo de Rubik (ya en los a?os ochenta). Recientemente (desde 2012), Monjal¨¦s ha trabajado en series como Adveraciones tal¨¦ticas, inspiradas en el naturalista Mutis y Bos¨ªo (ilustrado espa?ol muerto en Bogot¨¢ en 1808), en donde combina im¨¢genes bot¨¢nicas con fondos abstractos, en los t¨¦rminos de un virtuosismo casi formalista.
Preguntado en 1956 sobre si la pintura cumpl¨ªa una funci¨®n social, Monjal¨¦s respondi¨®, con bastante notoria lucidez: ¡°Desde las cuevas de Altamira hasta hoy no ha dejado de cumplirla¡±. Lo mismo puede decirse de la que ha realizado, de manera tan diversa, a lo largo de toda su trayectoria.
Monjal¨¦s, una trayectoria art¨ªstica 1953-2014. Fundaci¨®n Chirivella Soriano. Valencia. Hasta el 9 de septiembre.
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