Pactos
Es dif¨ªcil comprender las razones de que delincuentes probados, que han encarnado el poder o han habitado sus cercan¨ªas, sean bendecidos con notables reducciones en su castigo
Resulta arduo para un profano enterarse del verdadero significado de algunas sentencias entre escandalosas y c¨®micas. Por ejemplo, es dif¨ªcil comprender las razones de que delincuentes probados, que han encarnado el poder o han habitado sus cercan¨ªas antes de que la justicia les trincase, sean bendecidos con notables reducciones en su castigo, e incluso libr¨¢ndose de una c¨¢rcel que parec¨ªa segura al constatar la importancia de sus delitos, porque han mostrado su disposici¨®n a colaborar con la justicia, han reconocido su culpa, est¨¢n dispuestos a devolver una parte del bot¨ªn que afanaron. Imagino que colaboraci¨®n con sus captores implica chivarse de los colegas , aceptar que es cierto aquello de lo que han sido acusados con pruebas transparentes, admitir algo tan complicado como que dos y dos son cuatro. A cambio de ello es probable que no tengan que compartir trullo con la chusma o su estancia en ¨¦l ser¨¢ breve, lo justo para calmar a esa cosita tan hist¨¦rica de la alarma social.
Esos pactos con el gangsterismo de altura le resultar¨¢n asquerosos a cualquier persona decente, pero un amigo m¨ªo, experto en tribunales y m¨¢s pragm¨¢tico que c¨ªnico, me asegura que se trata de hacer de la necesidad virtud, que llegar a acuerdos con los manguis poderosos le ahorra mucho tiempo, preocupaciones y dinero al Estado. No me convence. Me sigue pareciendo repugnante que las condenas disminuyan en funci¨®n de la grandeza del delito.
Coherentemente, a Berlusconi le habr¨¢ dado un ataque de risa al ser declarado inocente de inducci¨®n a la prostituci¨®n de una menor y que le permitan volver a ejercer la pol¨ªtica. Aseguran los jueces que el maestro de la corrupci¨®n ignoraba que la tal Ruby no ten¨ªa la edad legal para vender su cuerpo. Bueno, ser¨ªa gracioso que al perpetrador de tanta infamia excesiva le hubieran metido en la c¨¢rcel por frecuentar las camas que no debe. No le ha ocurrido nada grave por sus caprichos sexuales y se supone que tambi¨¦n saldr¨¢ impune de devastaciones m¨²ltiples y trascendentes en las que se especializ¨®. Si se ponen muy pesados sus jueces le bastar¨¢ con negociar un poco, colaborar¨¢ con ellos. Adem¨¢s, los ancianitos no van a la c¨¢rcel. El sistema es tan humanista como piadoso. Pero solo con los suyos, con sus antiguos pilares.
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