Nobleza
Despu¨¦s de muchos contrasentidos y frustraciones, no existe mejor term¨®metro que el tiempo para conocer aquellas cosas que perduran con un eco constante
Reflexionaba Javier Gom¨¢ sobre el sentido de lo sublime en el ¨²ltimo n¨²mero de Babelia citando la definici¨®n de Longino: ¡°Lo sublime es el eco de un esp¨ªritu noble¡±. Y aunque asociamos lo sublime a menudo con la expresi¨®n art¨ªstica es precisamente el eco lo que nos da una pista sobre la verdadera dimensi¨®n del oficio, el de despertar una voz tan fuerte dentro del espectador como la que proviene de la propuesta. De ah¨ª pues la importancia de esas dos voces, la emisora y la receptora, una exterior y otra interior, que posibilitan la conexi¨®n. Y aunque se habla del p¨²blico de manera constante, en realidad se habla del mercado, que son dos cosas distintas. P¨²blico ser¨ªa una apelaci¨®n m¨¢s particular y privada que la lectura del ¨ªndice de audiencia o las entradas vendidas. Y despu¨¦s de muchos contrasentidos y frustraciones no existe mejor term¨®metro que el tiempo para conocer aquellas cosas que perduran con un eco constante.
Hace muchos a?os el director de cine Jacques Demy era considerado un loco cantante, en expresi¨®n acu?ada para otro genio, Charles Tr¨¦net. Con osad¨ªa, levant¨® una filmograf¨ªa de pel¨ªculas musicales entre decorados pastel, personajes melanc¨®licos y la eterna loter¨ªa de los desencuentros. Los personajes de sus pel¨ªculas hablaban cantando y al mando de las teclas mel¨®dicas estaba un compositor, Michel Legrand, que le ha sobrevivido hasta ver publicada una colecci¨®n integral de sus colaboraciones, un cofre cuyo tesoro esconde 11 compactos.
La ¨²ltima vez que ha resucitado una de sus canciones ha sido en la colaboraci¨®n entre Chano Dom¨ªnguez y El ni?o Josele, con el tema de amor de Los paraguas de Cherburgo, frecuentado por las mejores voces y manos y ahora destilado a un di¨¢logo de piano y guitarra. Al d¨ªa de hoy esa intensa y desmelenada propuesta de Demy tiene la consideraci¨®n de cl¨¢sico y de sublime. Para alcanzarlo hace falta mucho arrojo, pero tambi¨¦n una inusitada confianza en que encontrar¨¢s el eco all¨¢ donde se esconda. Demy reserv¨® a Michel Legrand un r¨®tulo en los t¨ªtulos de la pel¨ªcula que dec¨ªa ¡°puesta en m¨²sica¡±, un gui?o a la importancia de su colaboraci¨®n, que se prolong¨® en los musicales que levantaron el g¨¦nero Demy/Legrand, expresi¨®n fascinante de dos esp¨ªritus nobles.
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