Segunda Guerra Mundial: el musical

Holanda moviliz¨® sus tropas en 1914, pero permaneci¨® neutral durante la I Guerra Mundial. En 1940, las cosas cambiaron. A pesar de que el pa¨ªs proclam¨® de nuevo su neutralidad, la ocupaci¨®n nazi se prolong¨® hasta el final de la II Guerra Mundial, en 1945. Como en otros pa¨ªses, la tragedia de aquellos a?os ha producido multitud de ensayos, novelas, poes¨ªa, pel¨ªculas, series de televisi¨®n y piezas teatrales. Cualquier g¨¦nero vale para rememorar lo ocurrido. Sin embargo, el p¨²blico nacional aplaude uno muy particular: los musicales. Desde hace cuatro a?os, el relato del resistente m¨¢s famoso del pa¨ªs, Erik Hazelhoff Roelfzema, triunfa bajo un t¨ªtulo que no precisa traducci¨®n, Soldaat van Oranje. Lo ha visto ya un mill¨®n de personas y las representaciones se prolongar¨¢n hasta diciembre. El 2015, llegar¨¢ la historia de la resistente nacional m¨¢s recordada, y tambi¨¦n pol¨¦mica, Hannie Schaft.

Para ser exactos, la ¨²ltima obra de teatro holandesa sobre la contienda es Anne. Basada en los escritos completos de Ana Frank, la joven autora del famoso Diario, no se canta, pero combina m¨²sica, filmaciones hist¨®ricas y teatro tradicional (En Espa?a se estren¨® en 2008 un musical subtitulado Un canto a la vida, de Rafael Alvero). Anne exhibe un escenario formidable, consistente en una r¨¦plica giratoria de la casa de la familia Frank antes de la invasi¨®n nazi, y tambi¨¦n del anexo del edificio donde se ocultaron sin ¨¦xito ella y su familia. Su responsable es el productor Robin de Levita, el mismo que patrocina desde 2010 Soldaat van Oranje.

Centrada en el relato publicado en 1970 por Erik Hazelhoff, la obra ha sido montada en el Theater Hangaar (nombre que tampoco necesita explicaciones). Plantado en el antiguo aeropuerto de Valkenburg, cercano a La Haya, 1.100 espectadores ocupan un escenario enorme que rota. As¨ª, lentamente, van pasando frente a ellos los cuadros en que se divide la representaci¨®n. El h¨¦roe, fallecido en 2007, estudiaba Derecho cuando los nazis invadieron Holanda. Decidido a ayudar a su patria, particip¨® primero en la Resistencia. Escapado despu¨¦s a Londres, se hizo piloto de la RAF (Fuerzas A¨¦reas brit¨¢nicas) y esp¨ªa, vol¨® en 72 ocasiones con los bombarderos de la clase Mosquito, y fue condecorado en su pa¨ªs y en el Reino Unido. Tras la contienda, regres¨® a Holanda con la familia real, y la entonces reina Guillermina, en un avi¨®n Dakota.

El productor De Levita ha montado obras en Broadway (Nueva York), el West End londinense. Entre otros galardones teatrales, ha ganado tres premios Tony y un Laurence Olivier Award. En Holanda ha echado el resto, y ha reproducido una playa, con agua y oleaje, para recrear la huida de Hazelhoff a Inglaterra. El Dakota original se conservaba, pero fue aplastado en un accidente y utilizan una copia a tama?o natural. Como ocurre con Anne, las proyecciones de videos a gran escala apoyan la escenograf¨ªa. Sobre todo cuando aparecen aviones en el cielo y se pone el sol. Ah, y tambi¨¦n llueve a c¨¢ntaros sobre los actores. En este caso, la m¨²sica no es un apoyo. Las canciones vertebran la representaci¨®n sin restarle fuerza dram¨¢tica.

El ¨¦xito de ambas producciones ha animado a otro productor, Hans Cornelissen, a adaptar ¡°de la misma forma, aunque m¨¢s contenida¡±, la vida de la resistente Hannie Schaft. Su verdadero nombre era Jannetje Johanna Schaft. Hannie era su apodo en la Resistencia, y fue una militante comunista detenida por los invasores cuando distribu¨ªa el peri¨®dico ilegal del partido. Antes hab¨ªa participado en varias misiones contra los soldados nazis, y tambi¨¦n contra colaboracionistas y traidores holandeses. Muri¨® ejecutada cerca ya del final de la guerra. Pelirroja, su biograf¨ªa (del escritor Theun de Vries), fue filmada en 1981 por el director Ben Verbong con el t¨ªtulo La chica del pelo rojo. Soldaat van Oranje hab¨ªa llegado en 1977 al cine de la mano de Paul Verhoeven (El cineasta se har¨ªa luego famoso con filmes como Robocop, Instinto b¨¢sico y Desaf¨ªo total).

Las dos pel¨ªculas de los resistentes no rozaban siquiera el g¨¦nero musical. Lanzaron, eso s¨ª, la carrera de sus respectivos protagonistas, Ren¨¦e Soutendijk y Rutger Hauer. Tararear la tragedia de la II Guerra Mundial produce cierto reparo, pero a la vista de la respuesta popular holandesa, no parece que los libretos desvirtuen la historia.