Podemos, una nueva forma de hacer pol¨ªtica
La irrupci¨®n del movimiento que lidera Pablo Iglesias genera visiones encontradas. El autor de un libro sobre la formaci¨®n responde a las comparaciones con los totalitarismos
Es cierto que gente no es clase obrera, ni pueblo. Gente es otra cosa; es un nuevo sujeto colectivo, al que, si mantiene el esp¨ªritu de comunidad ilusionada y se empodera, pertenece el futuro. "El ma?ana es nuestro", concluy¨® Iglesias en su primera soflama en el Parlamento Europeo. Y no es posible, al o¨ªrlo, que no venga a la memoria el recuerdo de aquel hermoso muchacho alem¨¢n, de pie sobre una mesa, cantado transido de emoci¨®n Tomorrow belongs to me, se?ala Santos Juli¨¢ en su rese?a sobre los libros Curso urgente de pol¨ªtica para gente decente (Juan Carlos Monedero, Seix Barral, 2013) y Conversaci¨®n con Pablo Iglesias (Jacobo Rivero, Ediciones Turpial, 2014). La imagen estremece si pensamos en Pablo Iglesias como la encarnaci¨®n actualizada de ese chaval de raza aria que anuncia en la deliciosa, e inquietante, pel¨ªcula Cabaret el exterminio futuro de millones de personas. La comparaci¨®n no es nueva, ya existe cierto runr¨²n medi¨¢tico alrededor de esa visi¨®n del fen¨®meno Podemos, con sinergias que apuntan a los nazis, las checas, la ultraderecha lepeniana, los camicie nerede Mussolini e incluso Pol Pot y los jemeres rojos.
El significante 'gente' produce im¨¢genes de horror si se vincula a episodios de la historia pasada
El significante "gente" produce im¨¢genes de horror si se vincula a episodios de la historia pasada, especialmente del siglo XX, en el que se han utilizado los gen¨¦ricos m¨¢s inclusivos para alentar a las masas ¡ªsean pueblo, naci¨®n o clase obrera¡ª, para luego pasar a cuchillo a los disidentes de las vanguardias. En Cabaret, el Kit Kat Club y la transformaci¨®n de su aforo seg¨²n van creciendo los camisas pardas es el perfecto ejemplo de este tipo de derivas totalitarias en la sociedad. Sin embargo, las comparaciones son enga?osas. L¨®gicamente, la historia es un elemento fundamental para la reflexi¨®n alrededor de los procesos, nuevos o viejos, pero equiparar situaciones tiene cierto grado de perversi¨®n argumental. Mucho m¨¢s cuando la referencia a "la gente", como sujeto pol¨ªtico, abarrota las hemerotecas de los partidos pol¨ªticos, sea para hablar de bajadas de impuestos o de f¨²tbol.
Lo que uno intuye en algunos art¨ªculos y tertulias cuando se habla de Pablo Iglesias es la voluntad maniquea de generar un miedo que paralice un posible proceso de cambio. Algo que en los tiempos que vivimos no deber¨ªa ser ¨²nicamente objetivo de Podemos.
Muchos ciudadanos sienten, siguiendo con la referencia de la pel¨ªcula que dirigi¨® Bob Fosse, que la opci¨®n Podemos, y sus entornos, est¨¢ m¨¢s pr¨®xima a la realidad existencial del personaje de Sally (interpretado por Liza Minnelli) yendo a abortar clandestinamente e intentando sobrevivir a su manera, que a la de una masa de muchachotes cantando brazo en alto henchidos de patria y superioridad racial. As¨ª las cosas, habr¨ªa que felicitarse porque lo que agita Podemos est¨¦ m¨¢s cerca de los derechos de ciudadan¨ªa que de los derechos de "los pueblos" y sus "destinos hist¨®ricos". Circunstancia que ocurre en otros pa¨ªses de Europa y que, como realidad vecina, aterroriza sin necesidad de comparaciones. En ese sentido, ver en la deriva que propone el propio Iglesias una noche de los cristales rotos versi¨®n espa?ola parece excesivo.
Echa en falta Santos Juli¨¢ en el libro "repreguntas" o "dificultades". No estoy de acuerdo, pero, m¨¢s all¨¢ de las l¨®gicas apreciaciones que cada uno pueda tener, la voluntad era evitar la presencia abusiva del fot¨®grafo, con la intenci¨®n que manifiesta el propio Juli¨¢ cuando dice respecto al texto: "Estamos, pues, ante el aut¨¦ntico pensamiento del primer responsable del fen¨®meno pol¨ªtico m¨¢s resonante de los ¨²ltimos a?os: Podemos". A partir de ah¨ª, el lector puede juzgar los argumentos que desgrana Pablo Iglesias, no solo sobre "la gente" o "la casta", tambi¨¦n sobre la situaci¨®n actual de la izquierda, los procesos latinoamericanos, la comunicaci¨®n, la acci¨®n pol¨ªtica o las reflexiones y cuestionamientos que le produjo el 15-M. Tambi¨¦n sobre su propio lugar en el mundo.
Habr¨ªa que felicitarse porque lo que agita Podemos est¨¦ m¨¢s cerca de los derechos de ciudadan¨ªa?
Al hilo de los nazis y el clima pol¨ªtico, la editorial Capit¨¢n Swing public¨® recientemente un libro fabuloso e interesant¨ªsimo de Rudolph Herzog: Heil Hitler, el cerdo est¨¢ muerto. Herzog cuenta el relato humor¨ªstico de la sociedad alemana en aquellos a?os macabros. En el libro se menciona tambi¨¦n el cine realizado en clave de humor sobre aquel periodo siniestro. Inevitablemente aparece la genial pel¨ªcula de Ernest Lubitsch Ser o no ser (1942). En el filme, una precaria compa?¨ªa de teatro de Varsovia ve imposible representar la comedia Gestapo por miedo a las represalias derivadas de ridiculizar en el escenario a los nazis. Visto con la perspectiva actual de la gobernabilidad que sufrimos, con sus corruptelas y cutreces, cuesta imaginar al coronel Ehrhardt como un dirigente de Podemos. M¨¢s bien al contrario.
Tras la victoria electoral del PSOE en 1982, el diario ultraderechista El Alc¨¢zar titulaba a cinco columnas: ¡®Espa?a ser¨¢ pasada por la izquierda¡¯. En las p¨¢ginas interiores Vizca¨ªno Casas alertaba en una columna de opini¨®n de la nueva situaci¨®n que se abr¨ªa en el pa¨ªs: ¡°No quisiera que en este d¨ªa tan hist¨®rico, se quedasen ustedes, queridos lectores, sin una reflexi¨®n de mi exclusiva propiedad. Ah¨ª va: buenos d¨ªas. Que Dios nos coja confesados¡±. Una advertencia diluviana que sonaba exagerada. Entonces el partido de Felipe Gonz¨¢lez ya era una fuerza de oposici¨®n y gobierno en muchas ciudades y pueblos de Espa?a. Precisamente el lugar donde se deber¨ªa demostrar lo acertada o no de las propuestas y proyectos democr¨¢ticos. Sin necesidad de agitar comparaciones inquietantes ni miedos. M¨¢s que nada, porque con la realidad pol¨ªtica y econ¨®mica de nuestro pa¨ªs ya tenemos bastante.
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