El trueno Michael Caine
Secuencia de arranque. Un anciano en primer plano, sentado en una cama donde yace un cad¨¢ver. Cabeza baja, silencio. Se oye a los servicios m¨¦dicos, apenas una sombra tras la batalla, rogar para poder llevarse el cuerpo. Y de pronto, como un trueno: ¡°?No!¡±. Personalidad, dolor y orgullo en apenas dos letras. Es la voz de Michael Caine, y la pel¨ªcula ya nos ha agarrado.
Porque Mi amigo Mr. Morgan (casi risible traducci¨®n del original, Mr. Morgan¡¯s last love) es, fundamentalmente, Caine: su mirada, su rotundo carisma, su vitalidad y su debacle. Tambi¨¦n, casi como un chiste, la pel¨ªcula de una directora alemana ambientada en Par¨ªs, protagonizada por un actor ingl¨¦s que interpreta a un estadounidense.
MI AMIGO MR. MORGAN
Direcci¨®n: Sandra Nettlebeck.
Int¨¦rpretes: Michael Caine, Cl¨¦mence Po¨¦sy, Justin Kirk, Gillian Anderson, Jane Alexander.
G¨¦nero: drama. Alemania, 2013.
Duraci¨®n: 116 minutos
Sandra Nettlebeck, la autora de Deliciosa Martha (2001), ha compuesto un bonito relato alrededor de la p¨¦rdida; tambi¨¦n de la soledad, la autodestrucci¨®n, la empat¨ªa, los problemas de comunicaci¨®n familiar y la dicotom¨ªa entre la brillantez intelectual y el p¨¢ramo sentimental. Con buenos di¨¢logos: ¡°Soy profesora¡±, ¡°Ah, yo tambi¨¦n era profesor¡±, ¡°?De qu¨¦?¡±, ¡°De Filosof¨ªa, ?y t¨²?¡±, ¡°De chachach¨¢¡±. Pero, no teman los al¨¦rgicos al baile, no es una historia sobre un viejo intelectual que, junto a una mujer joven, sale del bache para caer rendido en los brazos del baile de sal¨®n.
Mi amigo Mr. Morgan?es b¨¢sicamente afecto: familiar, sentimental. Los restos del naufragio y la supervivencia sin el otro, el misterio de desentra?ar a las personas y esa fase en que las costumbres se han instalado de tal modo en nuestras vidas que lo impredecible se convierte en una aventura por tierras extra?as.
Y, sin embargo, qu¨¦ may¨²sculo error comete Nettlebeck en el ¨²ltimo giro sentimental, relacionado con uno de los personajes m¨¢s abofeteables del cine reciente. Tantos m¨¦ritos, amparados en la sencillez, las miradas y las reflexiones a media voz, para terminar cayendo no s¨®lo en un clich¨¦; tambi¨¦n en un desprop¨®sito narrativo.
Babelia
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