Kasabian, rock del presente
La banda brit¨¢nica siente la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ de lo tradicional sin temer a otras m¨²sicas
Desde que aparecieron los Beatles, en Inglaterra hay una necesidad imperiosa de vender en el exterior a determinados grupos nativos. Cuando estos se convierten en el catalizador de un momento determinado ¡ªSex Pistols, The Stone Roses¡ª, la conexi¨®n funciona, aunque casos como el de Oasis tambi¨¦n constatan que lo que para el p¨²blico brit¨¢nico es un acontecimiento, para el resto del planeta no es m¨¢s que un buen grupo. Tras la desaparici¨®n de estos, la industria musical inglesa necesita tapar ese hueco elevando a la categor¨ªa de gloria nacional a un grupo. Algo as¨ª requiere canciones, a ser posible que funcionen en el ¨¢mbito de estadios y festivales, y una actitud estelar y, a ser posible, desafiante. El reciente triunfo de Kasabian en Glastonbury corrobora que el cuarteto de Leicester est¨¢ cercano a convertirse en ese anhelado reemplazo.
Serge Pizzorno y Tom Meighan ¡ªcerebro musical el primero, cantante el segundo; ambos motor e imagen del cuarteto¡ª se ocupan desde hace 10 a?os de que no falten ni canciones ni actitud. Y algo m¨¢s, porque Kasabian tiene eso de lo que carecen los Gallagher o The Libertines: la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ del rock tradicional. Lo han hecho desde su aparici¨®n, cuando eran una especie de revival del baggy rock de Manchester, y lo han seguido cultivando en cada uno de sus discos. Hasta llegar al quinto, 48:13, en el que regresan a sus ra¨ªces electr¨®nicas, se pasean por el hip-hop, sit¨²an a Black Sabbath en el presente, reviven el esp¨ªritu de The Prodigy y, si se tercia, no temen sonar vulnerables. Nunca ser¨¢n Radiohead ¡ªy eso seguramente ahuyenta a cierta cr¨ªtica¡ª, pero tampoco hace falta. Incluso cuando es previsible y hasta risible ¡ªKasabian inspira reacciones extremas, o gustan mucho o se les detesta¡ª, 48:13 funciona como una gratificante inyecci¨®n de energ¨ªa.
Las excursiones psicod¨¦licas de obras anteriores dan paso a canciones que aspiran, como ocurre en Treat, a emular el nivel de riesgo del Kanye West de Yeezus. A caballo entre la electr¨®nica y la balada ac¨²stica, Glass es una reflexi¨®n sobre eso que en Espa?a podr¨ªamos llamar ¡°el efecto s¨ª se puede¡±, una llamada a la insumisi¨®n rematada por un rap del escritor y orador Suli Breaks. A su vez, Kid est¨¢ inspirado en los collages de Carrie Reichardt, otra activista, en este caso procedente del arte urbano, cuyo trabajo es heredero leg¨ªtimo de Banksy. Como contraste, S.P.S. es una canci¨®n sobre los lazos fraternales entre Pizzorno y Meighan, entre el country y las baladas m¨¢s cuidadas de los Stones. Recientemente Pizzorno aseguraba que este ¨¢lbum es rock del futuro. 48:13 es m¨¢s bien rock del presente, en absoluto temeroso de otras m¨²sicas, deseoso de evolucionar y tambi¨¦n de conectar con el p¨²blico que les jalea y su realidad. En los tiempos que corren, nada de eso es poco.
48:13. Kasabian. Columbia / Sony Music.
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