Dos d¨¦cadas contemplan la aventura oper¨ªstica de La Fura dels Baus. Desde La Atl¨¢ntida, de Falla, frente a la catedral de Granada, a la escenificaci¨®n al aire libre este jueves de Elektra,de Strauss, en unas antiguas instalaciones militares a las afueras de Ume?, en Suecia, La Fura ha ido forjando un estilo totalmente identificable, con un sorprendente sentido del riesgo est¨¦tico, desde luego, pero tambi¨¦n con una fidelidad admirable al texto y la m¨²sica en que se apoyan.
En las versiones oper¨ªsticas firmadas por Carlus Padrissa la componente visual es a cada nuevo montaje m¨¢s sorprendente. Se pod¨ªa intuir que se hab¨ªa tocado fondo con Sonntag, de Stockhausen, a las orillas del Rin, o con Parsifal, de Wagner, en las versiones de Linz y Colonia. Pues no. En Elektra ha ido m¨¢s all¨¢. La capitalidad europea de la cultura de Ume?, una ciudad a 650 kil¨®metros al norte de Estocolmo, ha propiciado este nuevo desaf¨ªo, que ha servido adem¨¢s para conmemorar el 150? aniversario de Richard Strauss.
El Teatro de la ?pera local se les ha quedado peque?o. El espacio esc¨¦nico utilizado es de algo m¨¢s de 200 metros. Padrissa lo ha llenado de fuego, r¨ªos de sangre, gigantes que complementan a los personajes principales, un cuervo, alacranes humanos o figurantes que cumplen una funci¨®n metaf¨®rica en el desarrollo de la historia. Todo ello sin menoscabo de una profundizaci¨®n en la psicolog¨ªa de los personajes principales. Los efectos especiales, como la v¨ªdeo proyecci¨®n de la orquesta sobre un peque?o mont¨ªculo de tierra donde se mueve fundamentalmente el personaje de Elektra, mantienen los mecanismos de sorpresa, pero lo fundamental, el mundo de los sentimientos y emociones de los protagonistas, est¨¢ en primer plano en todo momento, y as¨ª la ¨®pera emociona, conmueve y sorprende.
La componente tecnol¨®gica siempre ha estado en primer plano en las escenificaciones fureras. Esta vez la Naturaleza asume el mayor protagonismo. Se han plantado troncos de abedules, en homenaje a la ciudad donde se representa, y comienza el espect¨¢culo en coincidencia con la puesta del sol, para finalizar con una tenue luz muy cercana a la oscuridad. Padrissa asume la filosof¨ªa de Peter Brook al dar prioridad a una est¨¦tica de tierra-aire-luz-fuego-agua, y en cierto modo hace tambi¨¦n un gui?o al Ronconi teatral de Orlando furioso o l¨ªrico de Il viaggio a Reims en su dominio del movimiento. Pero sobre todo evoca el esp¨ªritu de teatro de calle de los or¨ªgenes fureros y las populares fiestas de fuego mediterr¨¢neas como la Crema deth Haro de Les, en el valle de Ar¨¢n, o la Matxa en Vilanova de Alcolea en Castell¨®n.
El control del espacio esc¨¦nico es fundamental para mantener la tensi¨®n
El apabullante control del espacio esc¨¦nico es fundamental para mantener la tensi¨®n. La llegada de Orestes, desde el fondo de la escena, con multitud de hogueras y gran cantidad de figurantes desplaz¨¢ndose a diferentes niveles, es uno de esos momentos que cortan la respiraci¨®n desde el punto de vista del espect¨¢culo. Pero cuando Orestes se encuentra con su hermana Elektra no hay lugar para nada que no sea el di¨¢logo entre ambos. La atenci¨®n se concentra entonces en el canto y en la m¨²sica, es decir, en la tragedia.
Los espectadores que presenciaron la versi¨®n de Padrissa de El anillo del Nibelungo en Valencia, Sevilla, Florencia y ahora en Houston, pudieron apreciar ese sutil equilibrio entre fidelidad textual-musical y espectacularidad visual.
Evidentemente, en estas dimensiones, el sonido es amplificado. Suena bien, con dramatismo y contrastes, la orquesta sinf¨®nica de la Norrlandsoperan a las ¨®rdenes del ingl¨¦s Rumon Gamba, y est¨¢ imponente la cantante sueca Ingela Brimberg en el papel de Elektra, tanto desde el punto de vista musical como teatral. Hay que recordar que una de las mejores Elektras de la historia era tambi¨¦n sueca, la gran Birgit Nilsson. Estupendas est¨¢n tambi¨¦n la finlandesa Susanna Levonen en el papel de Crisostemis y la sueca Ingrid Tobiasson como Clytemnestra. Thomas Lander impuso un aire de nobleza al personaje de Orestes. El equilibrio entre voces y orquesta estuvo conseguido y contribuy¨® positivamente al resultado global de la representaci¨®n.
Est¨¢ imponente la cantante sueca Ingela Brimberg en el papel de Elektra
El p¨²blico se protegi¨® con mantas y ropa de abrigo. No era para menos. Las peculiaridades climatol¨®gicas, con la cercan¨ªa del C¨ªrculo Polar Artico as¨ª lo exig¨ªan. No era, en cualquier caso, un p¨²blico convencional de ¨®pera. La gran mayor¨ªa asisti¨® en bicicleta y se dej¨® llevar espont¨¢neamente por la fantas¨ªa del espect¨¢culo. Al final ovacion¨® puesto en pie a todos los artistas. Del lado furero-teatral es justo destacar las contribuciones, entre otros, de Esteban Mu?oz, Mireia Romero, Clara sulla y Carles Rigual, en cometidos de direcci¨®n de actores, coreograf¨ªa, vestuario o iluminaci¨®n.
Las representaciones de Elektra est¨¢n dedicadas a la memoria de Gerard Mortier. El director art¨ªstico belga fallecido este a?o fue quien lanz¨® al estrellato oper¨ªstico a La Fura dels Baus despu¨¦s de su invitaci¨®n al Festival de Salzburgo para dirigir La condenaci¨®n de Fausto, de Berlioz.
No es Elektra la ¨²nica ¨®pera que est¨¢ incluida en la programaci¨®n de la capitalidad cultural europea de Ume?, aunque s¨ª es el espect¨¢culo l¨ªrico central de la estaci¨®n de verano, conocida en el calendario sami que rige en la regi¨®n de Laponia y configura la programaci¨®n art¨ªstica de Ume? como la estaci¨®n de la contemplaci¨®n. En octubre se estrenar¨¢ una ¨®pera alrededor de la premio Nobel Marie Curie con el t¨ªtulo Blanche et Marie en el teatro de la Norrlandsoperan.
Ume?, que comparte capitalidad cultural con Riga en Letonia, est¨¢ echando el resto para un fortalecimiento de una ciudad que cuenta con un 30% de estudiantes entre su poblaci¨®n normal. Entre sus instalaciones de visita obligada est¨¢n un sorprendente museo de la guitarra el¨¦ctrica y un parque escult¨®rico al aire libre con obras de m¨¢s de cuarenta artistas, entre los que figuran los espa?oles Jaume Plensa y Cristina Iglesias. Plensa colabor¨® en los primeros montajes de La Fura dels Baus. Sus tres figuras dialogando con evocaciones musicales y su elogio de las diferentes caligraf¨ªas son el mejor homenaje imaginable a unas representaciones de Elektra, en las que no faltan realimentaciones entre tradici¨®n y modernidad, reflexi¨®n y sensualidad, pasi¨®n y paisaje, memoria y deseo. La actualizaci¨®n en clave oper¨ªstica del drama de la venganza por excelencia de la tragedia griega cobra as¨ª un sentido especial. El trabajo de La Fura es en ese aspecto clarividente no solamente en su dimensi¨®n art¨ªstica sino tambi¨¦n en su dimensi¨®n pol¨ªtica y sociol¨®gica.
Richard Strauss ha tenido, de esta manera, un homenaje sorprendente en el a?o del 150 aniversario de su nacimiento justamente con la ¨®pera seguramente m¨¢s representada de entre las suyas. Puede haber, desde luego, interpretaciones de Elektra del m¨¢ximo inter¨¦s, desde La Scala de Mil¨¢n a la Staatsoper de Dresde, pero una representaci¨®n como la de Ume? es sencillamente incomparable.
Casi dos d¨¦cadas de cl¨¢sica y ¨®pera
La Atl¨¢ntida.1996. Debut en la direcci¨®n de escena de una obra de m¨²sica cl¨¢sica. Festival de Granada.
La condenaci¨®n de Fausto .1999. Consolidaci¨®n en el mundo de la ¨®pera. Festival de Salzburgo (Austria).
D. Q. Don Quijote en Barcelona.2000. Primer contacto del grupo con la m¨²sica contempor¨¢nea. Liceo.
La flauta m¨¢gica. Primera obra de gran repertorio. Festival de la Trienal del Ruhr (Alemania).
El anillo del Nibelungo.2007. Una Tetralog¨ªa tecnol¨®gica convenci¨® incluso a los m¨¢s wagnerianos. Valencia.
Elektra. 2014. Uno de los actos centrales del a?o Strauss. Ume? (Suecia).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.