Vodevil para aliviar desenga?os
En su nueva novela Kundera construye un libro de chanzas, un tratado encubierto de ¨¦tica.
A Beckett y a Valle-Incl¨¢n les hubiese encantado leer este divertimento resabiado, este Libro de buen humor del arcipreste de Brno. El libro de la risa y de la levedad del ser, reducida ya a insignificancia. Ni rastro de la lentitud en esta posible despedida que entreabre ya a monsieur Kundera las puertas de la inmortalidad. ?Tel¨®n? Qui¨¦n sabe. Por lo pronto un serm¨®n severo, pero no pedag¨®gico y apocal¨ªptico como los de Saramago, sino con m¨²sica festiva de fondo como en la vieja tradici¨®n surrealista, como Bu?uel y Dal¨ª poni¨¦ndole m¨²sica de tango a la escena terrible de la navaja atravesando el ojo. Y a la vez un libro de chanzas, un min¨²sculo tratado encubierto de ¨¦tica y descreimiento y un ox¨ªmoron inmenso en el que ronda la muerte por la fiesta s¨®rdida y lo epic¨²reo se abraza a lo escatol¨®gico, al destino dram¨¢tico del individuo. Como en un oficio de tinieblas, Kundera va encendiendo luces que iluminan caminos, y va m¨¢s tarde apag¨¢ndolas.
La novela se abre con una perorata sobre la er¨®tica del ombligo, y se cierra en el Jard¨ªn de Luxemburgo con un bigotudo conocido del lector apuntando a la Historia y disparando contra la estatua de una reina de Francia. ?Qu¨¦ hay en medio? Un esperpento a cargo de enanos y de patizambos que juegan una tragedia, bons ¨¤ rien desentra?ando sin saberlo los entresijos del mundo, un grupo de amigos que se embriagan para no advertir un destino funesto, incontinencias urinarias, di¨¢logos extravagantes, alusiones al pensamiento de Hegel (y al trasero de Julie), una diva engullendo pan con salami a dos carrillos en una fiesta mundana, una botella de Armagnac elevada a los altares, plumas de ¨¢ngel y una caricatura de Stalin que arruina toda posible devoci¨®n por h¨¦roes y mitos, que certifica la muerte de las ideolog¨ªas y que Chagall aplaude a rabiar.
La novela se abre con una perorata sobre la er¨®tica del ombligo, y se cierra en el Jard¨ªn de Luxemburgo
La novela, construida sobre la base de contig¨¹idades y continuidades, y compuesta como un puzle que el lector ve completarse pieza a pieza a trav¨¦s de episodios que un cronista autoconsciente va presentando desde una farsante posici¨®n cenital enfatizada por una metaficci¨®n apetitosa (¡°para todos mis personajes, esa velada se ha te?ido de tristeza¡±, ¡°¨¦stas son las palabras que escrib¨ª en el ¨²ltimo p¨¢rrafo del cap¨ªtulo anterior¡±), hincha como globos detalles min¨²sculos para darles un protagonismo inusitado, pues Kundera finge como nadie la banalidad para esconder en ella la gravedad. Una nouvelle caprichosa que se recrea en digresiones y facecias marca de la casa, como ya hizo en La insoportable levedad del ser, y que ensaya ap¨®logos que conforman una vanitas y a la vez una diatriba contra el ¨ªdolo de barro de la arrogancia y contra el becerro de oro de la trascendencia pretendida. Un vodevil para aliviar desenga?os gigantescos, una broma para gente muy seria y una f¨¢bula moral estrafalaria que enarbolar en estos tiempos f¨²tiles de gur¨²s y agotadora miseria moral: ¡°?La era de la posbroma!¡±, ¡°?una ¨¦poca de la que ya no quedar¨¢ huella?¡±, ¡°la inutilidad de ser brillante¡±, ¡°comprendimos que ya no era posible subvertir el mundo ni detener su pobre huida hacia delante¡±.
Ochenta y cinco a?os es una edad id¨ªlica para decidirse a poner por escrito este descocado testamento esperado en el que el maestro checo dispone ante un notario llamado lector sus ¨²ltimas voluntades literarias, a saber, que se lea su ¨²ltima novela como ep¨ªtome de su obra entera ¡ªsexo, iron¨ªa, maternidad y la falacia del poder¡ª, una picassiana lecci¨®n acerca de la trascendencia de lo trivial y de la necesidad de compromiso de todo artista con unos principios en una sociedad absurda y l¨ªquida (o ya gaseosa) que la pol¨ªtica y la vanagloria han convertido en teatro de marionetas. La fiesta de la insignificancia es una tragicomedia en un acto para cinco personajes y un autor, un ejercicio l¨²dico y autopar¨®dico en plena y sarc¨¢stica senectud, un sucinto prodigio de desmitificaci¨®n. Es el juego de la edad tard¨ªa de Kundera. Y, tal vez, final de partida.
La fiesta de la insignificancia. Milan Kundera. Traducci¨®n de Beatriz de Moura. Tusquets. Barcelona, 2014. 144 p¨¢ginas. 14,90 euros.
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