Desverg¨¹enza
Aquel asesinato fr¨ªo, sin motivos personales, no estaba trucado, no era cine, no era el efecto mort¨ªfero de una bomba o de un balazo
Aquellos que por obligaci¨®n tuvieron que ver el deg¨¹ello del periodista James Foley (no quiero pensar que entre los testigos de ese espanto grabado haya tarados que obedecen a su morbo macabro, consumidores de hardcore) cuentan que su sensaci¨®n fue pavorosa. Aquel asesinato fr¨ªo, sin motivos personales, no estaba trucado, no era cine, no era el efecto mort¨ªfero de una bomba o de un balazo, era la insoportable fisicidad y cercan¨ªa de un cuchillo ensa?¨¢ndose lentamente con una garganta, intentado provocar el terror en los mirones de esa barbarie a c¨¢mara lenta.
Y de acuerdo en que la gente presuntamente civilizada somos conscientes de la infinita capacidad para la infamia y el desprecio absoluto hacia el dolor de los infieles que atesoran los cruzados del califato universal. Y tambi¨¦n sabemos, despu¨¦s de observar esa imagen entre dantesca y alucinante de 250 hombres en calzoncillos caminando por el desierto hasta el lugar donde les van a agujerear el cerebro, que esa tonter¨ªa humanista de que en la guerra hay que ofrecer un trato digno a los prisioneros, o simplemente no enviarlos al otro barrio y a la fosa com¨²n, es algo que provoca hilarantes ataques de risa en los yihadistas.
Pero que ese museo del horror excesivo y la certidumbre de que la piedad hacia el enemigo es algo anacr¨®nico o grotesco para la mentalidad de los b¨¢rbaros no puede justificar el asqueroso cinismo de Netanyahu y su convencimiento de que los democr¨¢ticos receptores de sus palabras no poseemos m¨¢s de una neurona, al asegurarnos que se trata de una guerra entre los buenos y los malos y que la identificaci¨®n est¨¢ clar¨ªsima, que la salvajada que han perpetrado con el periodista norteamericano es representativa de lo que Ham¨¢s querr¨ªa hacer con todos los infieles, que la salvaci¨®n de Occidente depende de Israel.
Lo cuenta alguien para el que los da?os colaterales y la masacre de la poblaci¨®n civil, incluidos esos seres tan perversos, fan¨¢ticos y culpables llamados ni?os, es algo que perpetra con impune naturalidad en su venganza contra esos palestinos con tridente, cuernos y rabo que huelen a azufre. Israel no deg¨¹ella a sus enemigos. Solo los desintegra a misilazos. El problema se acabar¨ªa si les lanzaran una bomba at¨®mica. Todo es l¨ªcito para destruir al depauperado Maligno.
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