Cine de francotirador en el Lido
Roy Andersson eleva el nivel de la competici¨®n con un filme sobre lo absurdo de la existencia
Dos francotiradores escondidos bajo sendas m¨¢scaras de respetable cineasta, decididos a subrayar la absurdidad de la norma social y el horror cotidiano de la existencia, irrumpieron ayer en la secci¨®n competitiva de la Mostra de Venecia, hasta ahora guiada por un p¨¢lido discurso biempensante y un humanismo algo impostado. Todo lo contrario puede decirse del sueco Roy Andersson y el japon¨¦s Shinya Tsukamoto, m¨¢s partidarios de provocar alboroto que de preservar el statu quo.
El primero se convirti¨®, merecidamente, en el m¨¢s aplaudido de la jornada de ayer. Figura veterana del cine sueco, Andersson present¨® su nueva pel¨ªcula, A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (Una paloma sentada en una rama reflexionando sobre la existencia), con la que clausura la trilog¨ªa sobre la vida humana que inici¨® con Canciones del segundo piso, premiada en Cannes hace 14 a?os. El director sigue observando el mundo con el mismo cristal. Describe nuestro merodeo existencial con humor negro y aliento l¨®brego, a trav¨¦s de una larga serie de vi?etas cotidianas protagonizadas por personajes a los que parece observar con una festiva misantrop¨ªa. ¡°No odio la gente, solo la estupidez. Aborrezco la ignorancia y la falta de empat¨ªa¡±, puntualiz¨® ayer el cineasta, se?or redondo y de apariencia m¨¢s inofensiva que su pel¨ªcula.
El cine de Andersson indaga en el lado oscuro de esa idealizada postalita navide?a con la que solemos describir a los pa¨ªses escandinavos. En su pel¨ªcula, la supuesta patria del bienestar y la prosperidad est¨¢ poblada por seres tan desdichados como en el resto del globo terr¨¢queo. ¡°Vengamos de donde vengamos, todos somos similares, en Estocolmo o en el fin del mundo¡±, dijo Andersson.
El cineasta indaga en el lado oscuro de los pa¨ªses escandinavos
Su cinta arranca describiendo varios encuentros con la muerte. Un hombre fallece abriendo una botella de vino, mientras su mujer prepara la cena en la cocina. Una anciana agoniza con su bolso entre los brazos. Sus hijos intentan sustra¨¦rselo, pero ella quiere llegar al cielo con las joyas a mano. M¨¢s tarde, dos comerciales de art¨ªculos de broma, pese a ser incapaces de suscitar ni una sonrisa, dan pie a distintas secuencias de una admirable composici¨®n y milimetrada coreograf¨ªa, al ritmo de la insufrible melod¨ªa de un vals para Casiotone. ¡°Me alegra saber que todo os va bien¡±, repiten todos sus personajes, del ama de casa que afronta un d¨ªa id¨¦ntico al anterior a la cient¨ªfica que martiriza a un simio v¨ªa electroshock, pasando por un empresario a punto de poner fin a sus d¨ªas. Lo corean a la vez, como un mantra protector capaz de reforzar una fr¨¢gil cohesi¨®n social, aunque luego no puedan conciliar el sue?o por las noches.
La pel¨ªcula brilla especialmente en sus secuencias hist¨®ricas, que irrumpen sin aviso previo para sugerir pistas que nos ayuden a entender el desarraigo contempor¨¢neo. Especialmente, en la maravillosa aparici¨®n del rey Carlos XII ¡ªpresentado por el cineasta como homosexual para molestar a la ultraderecha sueca, que lo erigi¨® en icono nacional¡ª y de su caballer¨ªa en un bar de Gotemburgo. En la cinta, cuyos encuadres perfectos desprenden reminiscencias pict¨®ricas ¡ªel director cit¨® a Brueghel y Otto Dix como influencias¡ª, no existe ni rastro de la influencia de Ingmar Bergman, al que Andersson calific¨® ayer como ¡°un gran cineasta, pero sin sentido del humor¡±. Su sucesor, en cambio, cuenta con ambos atributos.
El filme arranca describiendo
varios encuentros con la muerte
Tampoco dej¨® indiferente Nobi (Fires on the plane), con la que Shinya Tsukamoto, m¨¢ximo referente de la est¨¦tica cyberpunk, libra su reflexi¨®n personal sobre el conflicto armado y sus consecuencias, uno de los temas estrella de esta edici¨®n de la Mostra. Inscrito en el cine fant¨¢stico desde que realiz¨® una cinta de culto como Tetsuo, el hombre de hierro, el cineasta japon¨¦s sorprendi¨® con un drama antib¨¦lico que no renuncia a los tics de g¨¦nero. La pel¨ªcula transcurre en los d¨ªas previos a la capitulaci¨®n del ej¨¦rcito japon¨¦s durante la Segunda Guerra Mundial, cuando un soldado herido sobrevive como puede en una isla filipina. Opuesto al habitual espect¨¢culo hollywoodiense de la campa?a b¨¦lica pero tambi¨¦n al enga?oso mensaje conciliador que han propagado algunos cineastas en este certamen, Tsukamoto describe el horror de su protagonista con la misma crueldad que los hechos relatados, a partir de entrevistas que ¨¦l mismo realiz¨® con soldados que combatieron en el escenario del Pac¨ªfico. La suya es una guerra en versi¨®n hist¨¦rica y gore, donde no faltan los tiros a bocajarro, las alucinaciones y hasta el canibalismo. Voluntariamente deslucida en lo visual y estridente en lo sonoro, la pel¨ªcula tuvo el m¨¦rito de aportar ruido y radicalidad a una secci¨®n oficial tirando a ¨¢tona.
Manoel de Oliveira, longevidad quijotesca
Referirse a su longevidad ya es un t¨®pico festivalero, pero cuesta ignorar la proeza que supone seguir rodando a pocos meses de cumplir los 106 a?os. Considerado el cineasta m¨¢s anciano del mundo y el ¨²nico que ha cubierto la totalidad del arco temporal que va del cine mudo al digital, Manoel de Oliveira reapareci¨® ayer con O Velho do Restelo (El viejo de Bel¨¦n), cortometraje transitado por espectros literarios e hist¨®ricos que le sirven para indagar en el pasado de su pa¨ªs.
El t¨ªtulo se refiere al protagonista de Las luisadas, epopeya renacentista con la que el gran poeta Luis de Cam?es presagi¨® los peligros de la era que se abr¨ªa ante sus ojos: la de los descubrimientos y las guerras entre reinos. De Oliveira sienta al personaje en un banco del parque junto a Don Quijote, respecto al que observa parecidos razonables. "Ambos se revelan a s¨ª mismos a trav¨¦s de sus debilidades. Y eso es lo real y lo humano", ha dicho el director portugu¨¦s.
En el corto, De Oliveira discurre sobre la relaci¨®n de amor-odio entre las distintas culturas de la Pen¨ªnsula. ¡°Juntos como siameses, pero separados por lenguas, culturas y sentimientos distintos¡±, escribi¨® una vez. En esta ocasi¨®n, hace decir a uno de sus personajes: ¡°Espa?a es un desierto con dos oasis: Catalu?a y Galicia". Luego a?ade que por eso la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica tiene ¡°un encanto lunar y fantasmag¨®rico¡±. El corto utiliza fragmentos de pel¨ªculas anteriores y las c¨¦lebres ilustraciones del pintor Gustave Dor¨¦.
A causa de su avanzada edad, el cineasta no pudo acudir a presentarlo al certamen, como s¨ª hac¨ªa hasta no hace tantos a?os. De hecho, Da Oliveira es un viejo conocido de los venecianos: la Mostra le ha concedido dos Leones de Honor, en 1985 y 2004.
Babelia
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