Bienal de S?o Paulo, cruda realidad
La exposici¨®n se erige en espejo de los conflictos y esc¨¢ndalos sociales y pol¨ªticos del mundo actual
La 31? edici¨®n de la Bienal de Arte de S?o Paulo, una de las citas culturales latinoamericanas de mayor repercusi¨®n, demuestra que ya se fue el tiempo en el que el arte indignaba solo por estar al margen de lo cotidiano. Tambi¨¦n la realidad ¡ªsobre todo la realidad¡ª puede molestar. A juzgar por las 250 obras de la gran exposici¨®n que abre sus puertas al p¨²blico hoy, lo que buscan los artistas es mezclarse con la sociedad y ser comentaristas o cr¨ªticos mordaces de los esc¨¢ndalos que en ella se producen. Ejemplos: las manifestaciones antes y durante el Mundial en Brasil, los conflictos raciales en Ferguson o las masacres en Gaza, adem¨¢s de otras inc¨®modas cuestiones pol¨ªticas y sociales del momento.
Ya en la entrada del pabell¨®n de la Bienal, en el Parque do Ibirapuera, el colectivo boliviano Mujeres Creando recibe a los visitantes en su llamado Espacio para abortar, dividido en peque?as cabinas que simulan ¨²teros que invitan a las mujeres a entrar, dar su testimonio y abogar por la descriminalizaci¨®n del aborto.
Abortos, conflictos raciales y violencia callejera, algunos de los temas tratados
M¨¢s adelante, el visitante se encuentra con un n¨²cleo de artistas cuya vocaci¨®n primera es subvertir los iconos cat¨®licos, como el peruano Giuseppe Campuzano y su Museo Travesti de Per¨², que incluye una Nuestra Se?ora Aparecida (la patrona de Brasil) de rasgos masculinos. Hay tambi¨¦n un espacio que reproduce im¨¢genes y noticias sobre la violencia en la Argentina de los a?os 70 ¡ªViolencia, de Juan Carlos Romero¡ª y un videoclip en el que los integrantes de un grupo turco de rap son supuestamente acribillados ¡ªWonderland, obra de Halil Altindere¡ª.
Doce de los 100 artistas seleccionados por la Bienal son brasile?os. Entre ellos destaca el realizador Gabriel Mascaro, autor de la pel¨ªcula No es sobre zapatos, que muestra la violencia y las estrategias de los grupos que la engendraron durante las protestas que explotaron en el pa¨ªs en junio de 2013, a trav¨¦s de im¨¢genes grabadas por polic¨ªas militares infiltrados. Mascaro se?ala que sinti¨® ¡°angustia¡± al trabajar en ¡°esos momentos de vulnerabilidad inmensa¡±, pero no revela c¨®mo consigui¨® tener acceso a las im¨¢genes.
Antes de que la Bienal abriera sus puertas, otro v¨ªdeo ya hab¨ªa provocado pol¨¦mica: Inferno, de Yael Bartana. En esta obra de 2013, a¨²n in¨¦dita en el pa¨ªs, la artista de origen holand¨¦s-israel¨ª desaf¨ªa los l¨ªmites entre realidad y ficci¨®n al simular la destrucci¨®n del nuevo megatemplo de la evang¨¦lica Iglesia Universal do Reino de Dios en S?o Paulo. Tras haber sido objeto de una denuncia del Ministerio P¨²blico por incitar el prejuicio religioso (que al final ha sido archivada), se espera que la obra sea una de las m¨¢s buscadas por los visitantes.
Para esta edici¨®n, los cinco principales curadores, todos extranjeros, eligieron a artistas posicionados al margen del mercado y encontraron un sugerente t¨ªtulo: C¨®mo hablar de cosas que no existen. ¡°Nos centramos en el presente y en modos de existencia menos aceptados dentro de una sociedad normalizada. Con eso, claro que hay pol¨¦mica", explic¨® la curadora espa?ola Nuria Enguita.
La primera de las pol¨¦micas fue extra-art¨ªstica. La provoc¨® la ofensiva israel¨ª en Gaza, que llev¨® a 55 artistas a firmar una carta contra el apoyo financiero de Israel a la muestra ¡ª90.000 reales (cerca de 31.000 euros) del presupuesto total de 24 millones (unos 7.700.000 euros)¡ª. La movilizaci¨®n, capitaneada por el artista pl¨¢stico, arquitecto y escritor liban¨¦s Tony Chakar, consigui¨® que la organizaci¨®n devolviera el dinero.
Pablo Lafuente, el otro espa?ol del grupo de comisarios art¨ªsticos, opina que no hace falta que los visitantes tengan conocimiento art¨ªstico para encontrar su lugar en esta Bienal. ¡°Nuestro objetivo ha sido propiciar encuentros abiertos y generar discusiones a partir de obras y artistas que sean capaces de relacionarse con cuestiones contempor¨¢neas e intervenir en ellas¡±, afirma.
Babelia
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