¡®Booktubers¡¯, ?los nuevos cr¨ªticos?
La prescripci¨®n literaria audiovisual inunda la red gracias a los videoblogueros
Que una rese?a del cl¨¢sico medieval El Conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel, llegue en nuestros d¨ªas a 86.298 personas es una grata sorpresa. Que otra sobre Matar a un ruise?or, de Harper Lee, seduzca a 858.155 lectores, tanto o m¨¢s. Y que dos hermanos, uno escritor, logren que sus recomendaciones literarias alcancen a 2.314.270 seguidores parece ya de otra galaxia. Pero es lo que ocurre con los booktubers, un fen¨®meno de la prescripci¨®n en internet que, pese a su car¨¢cter audiovisual y juvenil, est¨¢ empezando a cuestionar m¨¢s de un prejuicio, sobre todo tras su expansi¨®n en espa?ol.
As¨ª, la mexicana Fa Orozco, autora de esa primera rese?a "mal hecha", es la pionera en su pa¨ªs de un boom que re¨²ne a medio centenar de vloggers o v¨ªdeoblogueros literarios, de los abiertos como Raiza Revelles (352.863 suscriptores) a los centrados en el young adult como el prometedor Alberto Villarreal. Hermanados por las v¨ªdeo-rese?as, los book tags (juegos o preguntas), los challenges (retos), los wrap up (libros del mes) y otras interacciones que cuelgan en Youtube y difunden por las redes sociales, los tres conocen y apoyan el auge booktuber, que ha arraigado en Argentina, Chile, Per¨² y Espa?a, pa¨ªs este con el escritor Javier Ruescas y el hiperactivo Sebas G. Mouret como referentes.
Para Ruescas, que ha dado el salto con sus tutoriales para escribir y publicar, el secreto del booktuber es hallar su "voz", ese trato de t¨² a t¨², hijo del boca-oreja y lejano a la autoridad de la vieja cr¨ªtica. Capaz, a su vez, de considerarse "un showman", el joven Mouret apunta que el entusiasmo y la sinceridad son las armas de estos prescriptores, aunque admite: "No hacemos cr¨ªtica, s¨®lo compartimos opiniones". Acusados por los puristas de amateurismo, poco rigor y falta de criterio, los booktubers juegan en otra liga, s¨ª, pero siempre bajo el deseo de contagiar su pasi¨®n lectora y desterrar el estigma de que la juventud lee poco.
Como todo fen¨®meno reciente, adem¨¢s, est¨¢ en evoluci¨®n, y as¨ª lo prueban las mencionadas rese?as (en ingl¨¦s, como todo empez¨®) de Harper Lee y de los VlogBrothers. La primera, perteneciente a la serie Thug Notes, la presenta Sparky Sweets, un personaje interpretado por el c¨®mico Greg Edwards que bajo su pinta de rapero y su habla slang esconde an¨¢lisis de ins¨®lita madurez. En cuanto a los segundos, su historia dar¨ªa para diez art¨ªculos, pero bastar¨¢ recordar que sin ellos y sus nerdfighters no existir¨ªa el bestseller John Green, autor de Bajo la misma estrella, y que tampoco existir¨ªan estos nuevos vloggers, que lo admiran, siguen e imitan por aclamaci¨®n. Y pese a todo, hay que decirlo: los booktubers no son, en puridad, los nuevos cr¨ªticos. Es cierto. No a¨²n. Pero est¨¢n locos por leer y contarlo, aprenden r¨¢pido y han atra¨ªdo a la industria editorial, que los fr¨ªe ya a novedades. ?Tienen futuro, entonces? Dec¨ªdanlo, ya saben c¨®mo: exploren, naveguen y, sobre todo, no se dejen enredar.
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