¡®Gran Hermano¡¯ vuelve al escaparate
Telecinco estrena la noche de este jueves la decimoquinta edici¨®n del programa
De lo que fue, queda poco: 14 a?os son demasiados para el estatismo. M¨¢s a¨²n en la televisi¨®n. Gran Hermano llega a su decimoquinta edici¨®n liberado de cors¨¦s. Tambi¨¦n, en cierta forma, despojado, por la repetici¨®n, de la magia con la que naci¨® y lo aup¨® como irrebatible l¨ªder de audiencia en su primera emisi¨®n. La final del primer concurso registr¨® en julio de 2000 un 70,8% de cuota de pantalla; 9.105.000 espectadores vieron a Ismael Beiro ganar una rara metamorfosis de la pesadilla de Orwell.
En 2013, GH 14 se conform¨® con una media de 18,4% de share, convirti¨¦ndose en la edici¨®n menos vista. Aun as¨ª, este a?o casi 60.000 personas han hecho esa llamada que los convierte en aspirantes. ?Qu¨¦ queda de esos primeros concursantes v¨ªrgenes de estrategia y pose? Nada, seg¨²n el p¨²blico. Todo, seg¨²n la cadena. Jaime Guerra, uno de los directores del programa, asegura que la f¨®rmula sigue funcionando como al inicio: ¡°Cada a?o intentamos seguir sorprendiendo a los habitantes de la casa y al p¨²blico. Por ejemplo, este a?o los aspirantes pueden entrar con alguien m¨¢s. Familia, amigos o pareja¡±.
Los detalles de cada edici¨®n van cambiando a medida que se agotan las recetas anteriores, pero la base, ese ¡°experimento sociol¨®gico¡± que Mercedes Mil¨¢, su presentadora todo este tiempo, acu?¨® y que en realidad nunca fue, porque no re¨²ne las condiciones para ello, ya no existe. Quienes se sientan en el sof¨¢ saben que van a ver a unos cuantos desconocidos pelearse, re¨ªr, llorar. Enamorarse. Odiarse. Los de dentro saben qu¨¦ se ve. Y c¨®mo se ve. Pero Mil¨¢ conf¨ªa en los cambios: ¡°La gala de estreno en la casa ser¨¢ totalmente distinta y eso me pone un poco nerviosa. En plat¨® te sientes c¨®moda, pero al pensar que voy a un sitio donde no voy a saber ni d¨®nde est¨¢n algunas c¨¢maras, se me seca un poco la boca".
El espacio ha dejado de ser un claro trampol¨ªn hacia la fama
Jos¨¦ Antonio Ruiz San Rom¨¢n, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense, opina que el espacio ha enganchado a una audiencia suficiente como para ganar dinero, ¡°pero el primer impacto ya pas¨®. El espectador siente que ve algo que ya ha visto y que ya no saben qu¨¦ hacer para innovar¡±.
Esa sensaci¨®n tiene Santiago Botella, un exaspirante de 2006, de 31 a?os, dedicado ahora a la radio: ¡°Me gustaba esa idea de aislamiento con gente desconocida, conocerte a ti mismo y tus l¨ªmites¡±. Botella cree que ahora los participantes son elegidos seg¨²n su capacidad de emparejamiento, ¡°m¨¢s rollo sexual. Y el mundo, una vez que sales de la casa, es una locura¡±.
Desde hace a?os, Gran Hermano ha disminuido su impulso como trampol¨ªn a la fama que lanz¨® a los concursantes a los plat¨®s de los programas de entretenimiento de Mediaset. Para algunos, era un inconveniente; para otros, una puerta. Nacho Torres acaba de cumplir 30 a?os y se present¨® a la selecci¨®n cuando ten¨ªa 21 porque no ve¨ªa mucho futuro a la carrera que hab¨ªa estudiado, Publicidad. ¡°Pens¨¦ que podr¨ªa ser una salida m¨¢s f¨¢cil. Despu¨¦s busqu¨¦ trabajo seriamente y vi que aquello no era para m¨ª¡±. Los exaspirantes coinciden en el cambio que ha sufrido la casa desde la sexta edici¨®n: ¡°Ahora se busca m¨¢s pol¨¦mica y gente guapa".
Para quienes han hecho interminables colas en alguna de las rondas de pruebas para llegar a Guadalix de la Sierra, el programa ha cambiado su prototipo de concursante. Sin embargo, ellos no han modificado su objetivo. Eso asegura Jaime Guerra: ¡°?Les importa la fama? S¨ª ?Les importa el dinero? Tambi¨¦n. Pero lo que m¨¢s les interesa es la experiencia. Cuando los entrevistamos, sonr¨ªen ante la idea de poder cruzar la puerta de esa casa. Tienen ilusi¨®n por vivir algo que s¨®lo puede ser vivido aqu¨ª¡±.
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