Javier Mar¨ªas tambi¨¦n rechazar¨ªa el Premio Cervantes
El autor habla del aborto, la Posguerra o la Transici¨®n en la presentaci¨®n de 'As¨ª empieza lo malo'
No falt¨® humor en la presentaci¨®n de As¨ª empieza lo malo, la novela n¨²mero catorce en el universo literario de Javier Mar¨ªas (Madrid, 1951). En el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid, el autor ha hablado de la inesperada chispa que descubri¨® en Rajoy ayer, de c¨®mo Gallard¨®n, desjusticiado, tal vez busque justicia por su cuenta y de que la gente hoy en d¨ªa, as¨ª en general, "est¨¢ loca". Pero una de sus sonrisas m¨¢s genuinas la esboz¨® cuando lleg¨® la pregunta de si "perdonar¨ªa" que le concedieran el premio Cervantes, que se falla en noviembre: "No. Cuando rechac¨¦ el Premio Nacional de Narrativa [por Los enamoramientos] ya dije que no aceptar¨ªa ning¨²n galard¨®n, ni invitaci¨®n del Gobierno. ?Qui¨¦n paga el Cervantes? Pues ya tiene su respuesta".?
Tambi¨¦n se adelant¨® a las chanzas que se quieran hacer si su nueva obra no gusta: "Desde la primera p¨¢gina uno descubre que en vez de As¨ª empieza lo malo debiera titularse As¨ª empieza lo peor. Como es facil¨®n, prefiero hacer el chiste yo". Pero no es su novela precisamente una comedia. En realidad es una prolongaci¨®n m¨¢s de esa "gran novela" en temas y a veces hasta en personajes que lleva escribiendo desde que debut¨® a los 19 a?os con Los dominios del lobo.
En As¨ª empieza lo malo traza un tri¨¢ngulo entre un matrimonio en podredumbre ¡ªel de Beatriz Noguera y Eduardo Muriel, cineasta espa?ol con parche, como John Ford¡ª y ese personaje testigo de intimidades que tanto explota la literatura. Mar¨ªas carga al voyeur con el peso de los a?os, porque la acci¨®n que recuerda sucede en la Espa?a del 81, antes (y no es balad¨ª para la historia) de que se permita el divorcio, pero el personaje se encuentra en la Espa?a del aqu¨ª y ahora. "Esta es una novela de personajes. De la vida privada. Como se dice en la obra, cuenta una historia tenue, de las que muchas veces no salen del ¨¢mbito ¨ªntimo".
Pero As¨ª empieza lo malo tambi¨¦n tiene una "posible" lectura pol¨ªtica. Muy relacionada con dos per¨ªodos clave del siglo XX espa?ol: la Transici¨®n y la Posguerra. Mar¨ªas defiende la primera, aunque luego se haya "torcido" y reconociendo lo dif¨ªcil de asumir la amnist¨ªa total para el r¨¦gimen franquista: "No hay nada perfecto, pero tengan en cuenta que llevamos 40 a?os con un pa¨ªs normal ¡ªcon elecciones, con partidos pol¨ªticos¡ª cuando la normalidad en Espa?a se contaba por trienios". De la segunda dice cosas m¨¢s duras en su novela. P¨¢gina 46: "Algunos individuos notables que hab¨ªan apoyado a Franco [...] comenzaron a fraguarse biograf¨ªas ilusorias, a presumir de dem¨®cratas desde la ¨¦poca ateniense y a proclamar que su antifranquismo ven¨ªa de antiguo, cuando no de siempre". Un poco m¨¢s adelante, en la p¨¢gina 50, una advertencia desde el pasado al presente de ese cineasta tuerto y larguirucho que prefiere pensar tumbado en el suelo: "Tardar¨¢ en olvidarse c¨®mo somos o c¨®mo podemos ser, y adem¨¢s con facilidad, basta una cerilla".?
Que haya p¨²as en ciertos pasajes no quiere decir que Mar¨ªas se haya puesto la toga de juez. Porque para el escritor madrile?o la "moralina" en los temas es lo que el "adorno" a la prosa: "Es rid¨ªculo que en el siglo XXI un escritor se dedique a dar lecciones, tomar partido o algo que se le parezca". Eso s¨ª, bromear no le molesta, como con las declaraciones del presidente Rajoy ayer tras el gran fiasco de su legislatura, la reforma fallida de la ley del aborto: "Por una vez me han parecido chistosas. Una de las razones que adujo para esta retirada fue: 'Hombre es que no se puede tener una ley que un nuevo Gobierno vaya a cambiar al d¨ªa siguiente de ganar las elecciones'. Pues hombre para eso cambie la de educaci¨®n, la de tasas judiciales...".
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