Muere Luis Nishizawa, artista pl¨¢stico mexicano
El pintor, de padre japon¨¦s y madre mexicana, fue autor de paisajes, acuarelas y murales. Falleci¨® en Toluca a los 96 a?os.
Basta con parar un minuto en un d¨ªa despejado para quedar boquiabierto por las espectaculares cumbres de La Sierra de Las Cruces, una parte del cintur¨®n volc¨¢nico mexicano que une a la capital mexicana con el valle donde se asienta Toluca. Verdes, boscosas, cobijadas por cielos espectaculares, son parte del paisaje de la Ciudad de M¨¦xico. Pero pasa el tiempo, y cada vez son menos los que se animan a parar. El pulso fren¨¦tico de la capital, las v¨ªas de alta velocidad, las carreteras y las autopistas lo dificultan cada vez m¨¢s. Luis Nishizawa (Cuautitl¨¢n, M¨¦xico, 2 de febrero de 1918), hijo de un japon¨¦s y una mexicana, naci¨® junto a esos paisajes. Se par¨®. Y los pint¨®. Se convirti¨® en uno de los artistas pl¨¢sticos m¨¢s importantes de M¨¦xico. Recibi¨® el Premio Nacional de las Artes y el Gobierno japon¨¦s lo condecor¨® con la medalla ¡°Tesoro Sagrado del Drag¨®n¡±. Muri¨® este lunes en Toluca, por causas naturales. Ten¨ªa 96 a?os.
Su padre, Kenji Nishizawa, naci¨® en la prefectura de Nagano, al centro de Jap¨®n; su madre, Mar¨ªa de Jes¨²s Flores, mexicana, al otro extremo del Pac¨ªfico. El artista naci¨® en la Hacienda de San Mateo, un edificio hist¨®rico que data del siglo XVII, ahora pr¨¢cticamente destrozado. El cronista Jorge Rodr¨ªguez Fragoso denunci¨® en 2010?al Instituto Nacional de Antropolog¨ªa e Historia (INAH) ?que una empresa constructora utilizaba el edificio como bodega y los muros de adobe se ca¨ªan a pedazos. Cuautitl¨¢n es ahora parte de la gran mancha urbana que rodea a la Ciudad de M¨¦xico. Y el verde de las monta?as sobre las que creci¨® el pintor ahora lo reemplaza el gris de las urbanizaciones.
En Tepito se habla como en otro idioma, con groser¨ªas tremendas y en doble sentido" LUIS NISHIZAWA, artista mexicano
Un v¨ªdeo del peri¨®dico Reforma, grabado por su cumplea?os 95, lo muestra anciano pero l¨²cido. Le preguntan sobre su ni?ez. ¡°Me la pasaba poca ma¡¡±, responde. La frase no est¨¢ completa porque, seg¨²n le cont¨® al periodista Jorge Toribio, no le gustaba hablar as¨ª. ¡°Nunca digo groser¨ªas a pesar de estar de mal humor¡±, relata. Y eso, que para 1925, la familia nipomexicana se hab¨ªa mudado a Tepito, el m¨ªtico barrio bravo de la Ciudad de M¨¦xico.
Ni siquiera entonces Tepito era un paisaje buc¨®lico. ¡°En ese barrio vi la muerte de un hombre, tambi¨¦n vi a otro golpear a una mujer. Llevaba una canasta con pan, de pronto su compa?ero le empez¨® a pegar en la cara, la hiri¨®, comenz¨® a chorrear y la sangre a caer en el pan. Desde entonces no puedo comer el pan ba?ado con az¨²car roja, el pan de muerto¡±. Pero su relaci¨®n con el barrio, poco a poco, se convirti¨® en una historia de amor. ¡°En Tepito se habla como en otro idioma, con groser¨ªas tremendas y en doble sentido¡±, recordaba. ¡°Hab¨ªa muchos ni?os, la mayor¨ªa descalzos, pero todos felices. No nos importaba nada. Mis amigos iban a ver a las muchachas a la vecindad La Casa Blanca, no s¨¦ si todav¨ªa exista. De lejos, porque si se daban cuenta los j¨®venes de ah¨ª, los golpeaban¡±.
Muy joven se dedic¨® a la joyer¨ªa. M¨¢s tarde, estudi¨® m¨²sica con el compositor Rodolfo Halftter, un madrile?o, republicano, exiliado en M¨¦xico por la Guerra Civil Espa?ola. Y en 1942 entr¨® a estudiar a la Academia de San Carlos, entre cuyos egresados est¨¢ Diego Rivera. Y ah¨ª comenz¨® a pintar. Sobre un lienzo, sobre cer¨¢mica, sobre un papel, un vitral o un muro. Tambi¨¦n esculpi¨®. Su primera exposici¨®n fue en 1951. Y su obra transita del nacionalismo a lo abstracto; de lo peque?o a lo gigante. Una de sus m¨¢s grandes obras, el mural que decora la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico, mide 250 metros cuadrados.
El perfil que le rinde homenaje en el sitio web del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conaculta, la m¨¢xima instituci¨®n oficial del pa¨ªs) evoca que en su obra est¨¢ plasmado su mestizaje. La herencia materna, mexicana, colorida; y la mirada paisajista oriental de su padre. ¡°En su obra, ambas culturas se han vuelto una. El maestro Luis Nishizawa es un ejemplo para todos los mexicanos. Se ha dedicado a formar varias generaciones de artistas, y su legado es parte del patrimonio cultural de todos los mexicanos¡±, afirma en el texto Mar¨ªa Cristina Garc¨ªa Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Y es as¨ª. La impetuosa Justicia, el mural que cubre la Suprema Corte, es una contradicci¨®n frontal a la tranquilidad de su acuarela Popocat¨¦petl e Iztacc¨ªhuatl (el mirador). Dos cumbres emblem¨¢ticas el paisaje capitalino. El volc¨¢n activo que recuerda al guerrero azteca y su compa?era, la mujer dormida, como lo dice la leyenda.
La mayor¨ªa de su obra puede apreciarse en el Museo Taller Nishizawa, en Toluca, la capital del Estado de M¨¦xico, a 60 kil¨®metros al oeste del Distrito Federal. Fue maestro de generaciones de artistas y sus m¨¢s cercanos lo recuerdan como un hombre profundamente generoso de una vast¨ªsima obra. En noviembre de 2013, el Conaculta y el INBA le entregaron la Medalla Bellas Artes ¡°por su larga y sobresaliente trayectoria¡±. Dicen que le gustaban los atardeceres y los d¨ªas lluviosos. La tarde del d¨ªa en que muri¨®, llovi¨®.
Babelia
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