Tarjeteo
Hasta el cerebro m¨¢s corto deduce que no es casual que se haga p¨²blica una parte m¨ªnima de la perpetua historia de la infamia
Cada vez que son asediados por inquisidores groseros y maximalistas convencidos de que en pol¨ªtica la corrupci¨®n es la norma, los pol¨ªticos replican que las manzanas podridas existen en todas las profesiones y que la inmensa mayor¨ªa de los que se dedican al gobierno de la cosa p¨²blica lo hacen exclusivamente por su vocaci¨®n de lograr el bien com¨²n. Y es probable que los abogados del diablo se hayan cre¨ªdo alguna vez lo que dicen, que nieguen la l¨®gica irrebatible de que el poder pol¨ªtico sirve desde la noche de los tiempos para robar impunemente, mentir, abusar, incumplir sistem¨¢ticamente las promesas que hicieron a los siervos.
Lo ¨²ltimo pertenece a ¨¦pocas modernas, a ese sagrado principio de la democracia. Antes los Gobiernos se alcanzaban a sangre y fuego, siguiendo los c¨®digos de la ley de la selva, institucionalizando el orden natural de las cosas seg¨²n el cual los fuertes esclavizan a los d¨¦biles, pero el progreso de la civilizaci¨®n ha decidido que los lobos necesitan el voto de los corderos para que los primeros hagan lo que les salga de los genitales con el reba?o. No estar¨ªa mal que entre tanto rasgamiento de vestiduras del pueblo llano ante el generalizado canalleo de sus gobernantes, que no olvidaran su responsabilidad en el esplendor de la cloaca, que la Cosa Nostra pol¨ªtica fue legitimada por las urnas.
Hasta el cerebro m¨¢s corto deduce que no es casual que se haga p¨²blica una parte m¨ªnima de la perpetua historia de la infamia. Que los lacayos de Blesa (ning¨²n problema entre sus ideolog¨ªas, la pasta pone de acuerdo a los feligreses de Marx, de Franco y de Pablo Iglesias), salgan milagrosamente a la luz p¨²blica, servir¨¢ para calmar durante una ¨¦poca razonable a los votantes, para que constaten que el sistema funciona ya que se?ala con su justiciero dedo a los malos. Y, por supuesto, su castigo ser¨¢ inexistente o m¨ªnimo, su bot¨ªn seguir¨¢ ¨ªntegro, nunca pasar¨¢ nada en lo de siempre.
Y te preguntas por los tres consejeros de Caja Madrid que no saquearon la cueva de Al¨ª Bab¨¢ con sus tarjetas. ?Sufr¨ªan alg¨²n trastorno mental irreparable, o es cierto que Di¨®genes y su farol encontraron finalmente a tres personas honradas, que hab¨ªan asumido la in¨²til tarea del h¨¦roe en medio del vertedero moral?
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