Men¨² con foto
El crecimiento econ¨®mico ha situado a Evo Morales en un lugar que no vaticinaba casi ninguna escuela de negocios
Desde que comenz¨® a propagarse la idea de persistencia en el tiempo, las personas relevantes han tendido a cuidar su imagen y la manera en que ser¨ªan recordadas en un futuro. Los poderosos encontraron formas de perpetuar una gloria de s¨ª mismos a partir de la expansi¨®n de las artes. S¨¦neca, que fue un ejemplo de virtudes filos¨®ficas no siempre aplicadas con el mismo rigor a su peripecia cotidiana, lo defini¨® muy bien en aquella frase donde confesaba que lo ¨²nico que dejaba era la imagen de su propia vida, aquello de la imago vita suae,que se corresponde con la ilusi¨®n que querr¨ªamos concitar en el recuerdo de nuestro fantasma. Luego la obsesi¨®n por la imagen no comenz¨®, como algunos pretenden hacernos creer, con la invenci¨®n del televisor.
Con la reelecci¨®n de Evo Morales para la presidencia de Bolivia en un 12 de octubre, conviene recordar el juicio precipitado que cierta soberbia internacional aplic¨® contra ¨¦l, basada en la simplicidad del discurso, pero, sobre todo, en su renuncia a la prestancia que se consideraba adecuada a los l¨ªderes. Reducida la impunidad del golpe de Estado, termina por ser la salud econ¨®mica del pa¨ªs la que sustenta la carrera de un presidente elegido en las urnas. Y el crecimiento econ¨®mico ha situado a Evo Morales en un lugar que no vaticinaba casi ninguna escuela de negocios. En Espa?a hemos visto a mucha gente con corbata y dise?ada al gusto preciso de esas escuelas de negocio ser m¨¢s antisistema y maleantes que los que se declaran como tal, y el esc¨¢ndalo de las tarjetas de Bankia es solo un ¨²ltimo episodio. Todo esto nos ha endurecido la vista.
Tras los desplantes, casi todos ellos de honda ra¨ªz est¨¦tica, y la lucha empresarial, seguramente necesaria en un pa¨ªs exprimido en su riqueza natural, Evo Morales repetir¨¢ un tercer mandato bajo la bandera del crecimiento y la mejora en la igualdad, paradigmas que muchos parecen haber olvidado en pa¨ªses donde esos dos valores no eran asunto de discusi¨®n electoral. Hasta su retiro no sabremos si se hartar¨¢ de vivir de conferencias y clases magistrales en escuelas de liderazgo, pero, como pasa con los men¨²s fotografiados, es mejor juzgar despu¨¦s de probar el plato.
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