Javier Mar¨ªas se detiene en el inicio de lo malo
El escritor habla sobre su ¨²ltima novela con la periodista Montserrat Dom¨ªnguez
"?Hubieses aceptado el Premio Nobel?", pregunta la periodista Montserrat Dom¨ªnguez a Javier Mar¨ªas (Madrid, 1951). "Es como si me preguntas si me hubiera ido con el Mago de Oz de paseo", contesta el escritor. Las risas llenaron entonces la Casa de Am¨¦rica, en Madrid, donde ambos conversaron la tarde del pasado martes sobre la ¨²ltima novela de Mar¨ªas, As¨ª empieza lo malo (Alfaguara), editada el pasado 23 de septiembre y que ya va por la primera reimpresi¨®n. "No veo ning¨²n motivo para que sucediera, pero s¨ª, por qu¨¦ no, es decir, no lo da el Estado espa?ol", reconoce el autor.
Esa historia de susurros cotidianos y retratos de la cruda rutina que es As¨ª empieza lo malo revela no s¨®lo los secretos que cualquier pareja guarda bajo el colch¨®n, sino tambi¨¦n los que se ven a trav¨¦s de la ventana en una Espa?a que estrena los a?os ochenta. Un pa¨ªs que a¨²n estaba desenvolviendo el regalo de la Transici¨®n, "que no fue perfecta y tuvo muchos peajes, pero la compensaci¨®n era suficiente", apunt¨® Mar¨ªas, aludiendo a uno de los asuntos de fondo de la novela. Solo uno de ellos. El amor, el deseo, el rencor, el pasado, las relaciones humanas, la pol¨ªtica, el olvido, la verdad... Cada uno es parte y todo de un volumen repleto de historias que se van engarzando con la realidad de un pa¨ªs sin terminar, pero que camina a remolque.
Una de las cosas que uno descubre es que cuando era joven era demasiado imb¨¦cil
Y la juventud, esa de la que en libro se dice que tiene "el alma y la conciencia aplazadas". Juan de Vere, recuerda y cuenta su historia cuando ten¨ªa 23 a?os a lo largo de las p¨¢ginas de la nueva novela. "?C¨®mo era Javier Mar¨ªas con esa edad?", le pregunta la directora de El Huffington Post. "Una de las cosas que uno descubre es que cuando era joven era demasiado imb¨¦cil, a menudo un poco desaprensivo e incluso, en algunos momentos, desalmado. Algo que hoy en d¨ªa no me hubiese permitido", sentencia el autor de Coraz¨®n tan blanco.
Mar¨ªas cree que, cuando uno es joven, la construcci¨®n de la propia vida ocupa demasiado el tiempo como para pensar en otra cosa. Ni siquiera la muerte se vive con la misma intensidad.
Cuando ¨¦l ten¨ªa 26 a?os, falleci¨® su madre. Su padre lo hizo en 2005, cuando Mar¨ªas pasaba los 50: "Uno pensar¨ªa que al joven, la muerte de un progenitor lo deber¨ªa dejar arrasado, porque es m¨¢s impresionable. En mi caso, estoy convencido de que fue todo lo contrario, aunque recuerde a mi madre a menudo, si no cada d¨ªa". Se reconoce como alguien que se estaba incorporando a la vida, con sus propias cuitas, cuando ten¨ªa 26. Y un hombre a quien la muerte de un progenitor caus¨® mucha m¨¢s desolaci¨®n cuando ya hab¨ªa entrado en la cincuentena.
Al Mar¨ªas de hoy, con cicatrices incluidas, le preocupan los asuntos de siempre, los que rellenan la vida y a los que lleva dando alas durante todos sus a?os frente a una hoja en blanco. Y le a?ade uno m¨¢s: "Me parece que hay una necesidad de fanatismo, que demasiada gente anda buscando causas y enemigos y motivos de indignaci¨®n, como si no hubiera reales".
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