Negruras de octubre
Planeta ha retirado el s¨²lfureo ensayo de Gregorio Mor¨¢n ¡®El cura y los mandarines¡¯ Los dibujos de dos autoras, Flannery O¡¯Connor y Sylvia Plath, en dos libros muy regalables
Octubre negro. Incompetencia y desprop¨®sito de los responsables pol¨ªticos y absoluto descontrol en la org¨ªa trapisondista de muchos medios durante la crisis del ¨¦bola, Dios y Mato nos cojan confesados. Y, encima, el culebr¨®n miserable de las tarjetas opacas, puesto en escena mientras Caja Madrid / Bankia nos arrastraba en su desastre. Ya ven, pens¨¢bamos que no hab¨ªa condiciones para un Gobierno de coalici¨®n y resulta que ten¨ªamos un ejemplo de alianza interclasista ante nuestras narices: conspicuos representantes de la derecha, la izquierda, los sindicatos, los empresarios, todos juntitos disfrutando de ese compadreo de tarjeta black al que se muestran tan proclives ciertos representantes de nuestras ¨¦lites extractivas. Veo la obscena foto de Miguel Blesa junto al ant¨ªlope que acaba de abatir en Namibia y se me inflama la aorta. Y luego me sumerjo en los extractos de la tarjeta de otro presidente del comit¨¦ en la sombra de Bankia (Quousque tandem abutere, Rodrigo Rato, patientia nostra?) y descubro sus gastos en ocios y pasatiempos. C¨®mo se lo pasaban estos tipos ¡ªla inmensa mayor¨ªa varones, por cierto¡ª, mientras nos le¨ªan la cartilla porque viv¨ªamos por encima de nuestras posibilidades, persuadidos ellos mismos de su superioridad como ¨¹bermenschen que todo pueden y se merecen; quiz¨¢ porque, como los brahmanes, los tarjeteros estaban convencidos de haber obtenido sus privilegios por mandato divino (v¨¦ase el sugerente ensayo Genealog¨ªa de la soberbia intelectual, de Enrique Serna, en Taurus), y no por ser el producto humano menos presentable de un sistema que favorece su existencia. Por lo dem¨¢s, las negruras de este octubre m¨¢s pardo que rojo se completan (por ahora) con un nuevo caso de censura en este pa¨ªs donde parec¨ªa que ya no exist¨ªa (ju¨¢, ju¨¢): Planeta ha retirado apresuradamente el muy anunciado El cura y los mandarines, de Gregorio Mor¨¢n, un sulf¨²reo ensayo de historia intelectual sobre las relaciones entre cultura y poder en las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo XX. El libro, que hab¨ªa sido encargado por Cr¨ªtica, ha dado miedo a los jefes, que se han barruntado demandas y posibles represalias por parte de algunos personajes e instituciones mencionados. Mor¨¢n, cuya independencia intelectual (y gusto por la pol¨¦mica) se pusieron sobradamente de manifiesto en libros tan importantes como Miseria y grandeza del Partido Comunista de Espa?a (Planeta, 1986), El maestro en el erial (Tusquets, 1998) o sus biograf¨ªas de Adolfo Su¨¢rez (1979 y 2009), vuelve a experimentar el castigo por sus ideas. O quiz¨¢ se trate de una bendici¨®n: mientras circula como oro en pa?o alg¨²n samizdat del manuscrito, Planeta ha logrado convertirlo en el libro m¨¢s deseado, algo con lo que habr¨ªan so?ado sus mercadot¨¦cnicos en n¨®mina; veremos qu¨¦ editorial se atreve a tomar el relevo y publicarlo. Mientras tanto, y si tienen curiosidad por los mecanismos de la censura, no se pierdan Censors At Work,?del gran historiador del libro Robert Darnton (Norton; 27,95 d¨®lares), en el que se estudian tres ejemplos hist¨®ricos de censura (del Estado, no de la empresa privada): en la Francia ilustrada, en la India durante la administraci¨®n brit¨¢nica y en Alemania Oriental bajo el r¨¦gimen comunista. Ser¨ªa estupendo que alguien lo publicara en Espa?a: Planeta, por ejemplo.
Ilustradoras
N¨®rdica se adelanta en la carrera navide?a y propone dos muy regalables e ins¨®litos libros de sendas escritoras norteamericanas tan diferentes como contempor¨¢neas. Flannery O¡¯Connor (1925-1964), la imprescindible narradora cat¨®lica de Savannah y una de las m¨¢s eximias representantes de lo que se ha llamado ¡°g¨®tico sure?o¡±, fue en su juventud una interesante ilustradora de revistas y diarios estudiantiles: el ¨¢lbum Tiras c¨®micas (22,50 euros) recoge una muestra de sus toscos pero expresivos linograbados, en los que ya puede apreciarse el gusto por la s¨¢tira y lo grotesco que florecer¨¢ plenamente en sus dos obras maestras, la novela Sangre sabia (1952) y los relatos de Un hombre sabio es dif¨ªcil de encontrar (1955). M¨¢s t¨¦cnicamente sofisticados son los bocetos y apuntes de Sylvia Plath (1932-1963) incluidos en el ¨¢lbum Dibujos (19,50 euros), que recoge una selecci¨®n de esta actividad poco conocida de la gran poeta norteamericana. La mayor parte de los dibujos corresponden al a?o 1956, cuando la autora y Ted Hughes pasaron parte de su luna de miel en Par¨ªs y Benidorm, dos lugares en los que Plath encontr¨® motivos para sus vi?etas. El ¨¢lbum se completa con algunas cartas ¡ªuna muy enamorada a su marido¡ª y un fragmento de su diario.
Relatos
Hasta hace poco, lo ¨²nico que sab¨ªa ¡ªy s¨®lo de o¨ªdas¡ª de Nelson Rodrigues (1912-1980) es que hab¨ªa sido el renovador del teatro brasile?o. Pero el a?o pasado le¨ª el primer volumen de La vida tal cual (editorial Adriana Hidalgo), en el que se incluye una peque?a parte de la monstruosa producci¨®n de relatos (cerca de 2.000) que Rodrigues escribi¨® casi a diario entre 1951 y 1960 en el peri¨®dico carioca ?ltima Hora, y que r¨¢pidamente lo convirtieron en el autor brasile?o m¨¢s le¨ªdo. Ahora se distribuye en Espa?a el segundo volumen con otra cincuentena de cuentos breves en torno a sus obsesiones literarias, nada excepcionales, por otra parte: el sexo y la muerte, la infidelidad, la instituci¨®n matrimonial, el fragor urbano en el R¨ªo de Janeiro de los cincuenta. Lo que los hace especiales, sin embargo, es el modo en que se cuentan esas historias: un realismo desgarrado, a menudo cercano al del follet¨ªn, encarnado en personajes c¨ªnicos o canallas, todo ello en una prosa inmediata, brusca y funcional que se apoya en frecuentes elipsis narrativas y en la que destaca un extraordinario o¨ªdo para el lenguaje de la calle. No son obras maestras, pero enganchan.
Afrancesamiento
Leo en el semanario Livres Hebdo una interesante entrevista con Fleur Pellerin, flamante ministra de Cultura y Comunicaci¨®n francesa. La dama no tiene pelos en la lengua ni intenci¨®n de mirar hacia otro lado ante los retos, de modo que estoy por enviarles fotocopias al se?or Lassalle y a su muchachada, a ver si sacan las cabecitas del hoyo y se inventan algo que anime a los libreros a no tirar la toalla. A Pellerin le ha venido como regalo del cielo la elecci¨®n de Francia como pa¨ªs invitado a la B¨¹chmesse (Fr¨¢ncfort) en 2017, as¨ª que su Gobierno se va a tomar a¨²n m¨¢s en serio de lo habitual la pol¨ªtica del libro con vistas a encabezar, junto a Alemania, las correspondientes pol¨ªticas librescas europeas: ojal¨¢, exclama el afrancesado que llevo dentro. Entre sus objetivos destacan la defensa a ultranza del precio fijo y del derecho de autor, al que considera pilar de la creaci¨®n en un mundo en el que ¡°el valor se desmaterializa¡±; mayor firmeza respecto a los operadores digitales mundializados, con especial atenci¨®n a su arquitectura fiscal; puesta en marcha de campa?as de fomento de lectura para los j¨®venes, etc¨¦tera. Con un peque?o aumento (2,8%) del presupuesto para las pol¨ªticas del libro en 2015, la ministra manifiesta que una de las prioridades del Centre National du Livre ser¨¢ ¡ªatenci¨®n¡ª el plan de apoyo a las librer¨ªas. Justo como aqu¨ª.
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