Ryan Adams, un renacimiento a medias
Su nuevo ¨¢lbum se escucha tan f¨¢cil, con esos estribillos pegadizos, que casi hace olvidar que es rock atascado en la repetici¨®n mim¨¦tica de patrones
Hac¨ªa tres a?os que Ryan Adams no publicaba disco. Es su periodo m¨¢s largo de inactividad desde que dej¨® Whiskeytown en 1999 y empez¨® a grabar con su propio nombre en 2000. El hombre es tan prol¨ªfico que resulta dif¨ªcil incluso elaborar una discograf¨ªa?oficial, pero parece haber acuerdo en considerar que son 13 ¨¢lbumes en 11 a?os, una lista que incluye Orion, una epopeya heavy metal de ciencia ficci¨®n editada solo en vinilo. Uno de esos chistes que se r¨ªen y se archivan. Adams tiende a confundir lo exc¨¦ntrico con lo creativo.
Ryan Adams hace el n¨²mero 14 y funciona, desde el t¨ªtulo, como una forma de renacimiento no planeado. Una enfermedad le afect¨® al o¨ªdo y le oblig¨® a parar. Se recuper¨®, afirma, con terapias alternativas de dudosa ra¨ªz cient¨ªfica. Quiz¨¢s tuviera algo que ver tambi¨¦n que dej¨® la mayor¨ªa de sus vicios.
As¨ª que fresco y renovado retom¨® el trabajo. Primero como productor. ?l es el responsable de The voyager de Jenny Lewis, un aut¨¦ntico desaguisado ochentero que ya anticipaba su ¨²ltima ocurrencia: una vuelta a la m¨²sica de su adolescencia.
As¨ª se entiende que con casi 40 a?os, haya editado Ryan Adams y, en paralelo, un EP de canciones que pretenden ser hardcore (son solo temas acelerados para no llegar a los dos minutos). Lo ha titulado 1984, que es el a?o de referencia de ambos lanzamientos. Pero si uno, 1984, se acerca al underground de ese a?o, Ryan Adams vive en el rock comercial. En aquellas producciones melosas de Jeff Lynne, Dave Stewart o Don Was, que supervisa este disco. En el sonido de Dire Straits o del Springsteen de Tunnel of Love. La mayor¨ªa de las canciones son referenciales. Stay with me parece salido de Southern accents de Tom Petty. Shadows es puro U2 de mediados de los ochenta. Tired of giving up es un medio tiempo melodram¨¢tico a lo Elton John con Fender, como los de Bryan Adams. S¨ª, Bryan, no Ryan.
Y la verdad es que se escucha f¨¢cil. Las canciones le salen tanta con naturalidad, entran tan suave y tienen estribillos que se pegan tan profundamente a la primera que casi consigue hacer olvidar que es rock atascado en la repetici¨®n mim¨¦tica de patrones. Es un problema global. El rock de ra¨ªz se ha convertido en un estilo comod¨®n y blandito y sin ideas propias. Un circuito con una base de fans numerosa, pero cada vez m¨¢s avejentada. Se alimentan de las propuestas de medios, principalmente blogs, que parecen regocijarse con todo lo que huela a a?ejo y desde?ar cualquier intento de innovaci¨®n. Ryan Adams es otro disco bonito y hueco de un g¨¦nero que ha ca¨ªdo en un bucle de nostalgia paralizadora.
El ¨¢lbum Ryan Adams est¨¢ autoeditado por el artista a trav¨¦s de su sello Pax-Am.
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