Desde Buenos Aires
No hay otro cantautor espa?ol contempor¨¢neo, salvo Joaqu¨ªn Sabina, que haya palpado tan a fondo la realidad de las Am¨¦ricas
Es imposible invocar a Serrat sin que traiga consigo su mochila latinoamericana. Y es que no hay otro cantautor espa?ol contempor¨¢neo, salvo Joaqu¨ªn Sabina, aunque su amor¨ªo con esta orilla del Atl¨¢ntico se produjo en su adultez, que haya palpado tan a fondo la realidad de las Am¨¦ricas como ¨¦l. Por eso cuando en Juan y Jos¨¦, incluido en su ¨¢lbum Utop¨ªa (1992), entona ¡°c¨®mo puedes conformarte Juan con un solo cielo si hay toda una Am¨¦rica del otro lado del mar¡±, lo hace con la solvencia del cronista que conoce de primera mano, y a trav¨¦s de la tradici¨®n oral, las historias que fueron moldeando a este continente confuso y mestizo que late en la territorialidad de su obra. As¨ª que el trovador catal¨¢n es un lugare?o m¨¢s que se manifiesta con el mismo fervor del ciudadano de a pie acerca de la pol¨ªtica regional, al tiempo que tutea al p¨²blico en sus shows, igual que lo hace con sus amigos, para compartir an¨¦cdotas o para explicar por qu¨¦ canta en catal¨¢n: ¡°Y yo les cuento todo esto porque quiero¡±, se justific¨® en Buenos Aires en 1996.
No obstante, ahora que este a?o se cumplen cuatro d¨¦cadas de su desembarco en esta parte de occidente, la aproximaci¨®n de Serrat con Am¨¦rica Latina, a la que considera ¡°hermano de alma¡±, fue b¨¢sicamente auspiciada por la madre contingencia. En el libro Joan Manuel Serrat a los 60 a?os (2006), de Margarita Rivi¨¨re, el artista reconoce que, a ra¨ªz de las represalias que padeci¨® tras su participaci¨®n en el Festival de Eurovisi¨®n, llev¨® adelante una gira latinoamericana para escapar de la presi¨®n que hab¨ªa en torno a su figura. ¡°Me fui y no sab¨ªa nada de Am¨¦rica. A¨²n no sabemos nada de lo que pasa all¨ª. Todo lo que nos llegan son desastres, masacres, terremotos, narcotraficantes¡±. Por lo que durante cinco meses el art¨ªfice no s¨®lo descubri¨® un contexto que no le era del todo ajeno, donde, adem¨¢s de sus canciones en castellano, recib¨ªan con benepl¨¢cito su repertorio en su idioma natal, sino que comenz¨® a implicarse activamente con lo que estaba aconteciendo para ¡°intentar¡± enterarse y ¡°aprender cosas¡±.
Serrat desconcert¨® al p¨²blico latinoamericano por su canci¨®n comprometida y su seriedad discursiva
Si bien el exponente barcelon¨¦s debut¨® en Am¨¦rica Latina casi en simult¨¢neo con el zarpazo del auge de la balada rom¨¢ntica, la audiencia local comprendi¨® instant¨¢neamente que estaba frente a un artista fuera de serie. De la misma forma que pod¨ªa provocar el delirio entre las chicas, debido a su facha buenamoza e iracunda, as¨ª como por la potencia mel¨®dica de su voz, Serrat desconcert¨® al p¨²blico latinoamericano por su canci¨®n comprometida y su seriedad discursiva. ¡°Serrat no es como los otros: tiene algo en la cabeza¡±, escribi¨® una periodista argentina durante su incursi¨®n en la naci¨®n rioplatense. No obstante, previo a su paso por Buenos Aires, donde Tu nombre me sabe a yerba se convirti¨® en su primer hit, puso a prueba el temperamento de cl¨¢sico de Pen¨¦lope al ganar el IV Festival de la Canci¨®n de R¨ªo de Janeiro. M¨¢s tarde lo esperaron Chile y el encuentro con Pablo Neruda, la histeria mexicana, el triunfo puertorrique?o, Caracas y su primera gripe tropical, Colombia y Per¨², antes de su regreso a Espa?a en febrero de 1970.
Meses m¨¢s tarde, el Nano, como lo apodaron en Argentina, ya estaba de vuelta en Am¨¦rica Latina. Pero si su primer viaje fue de reconocimiento, en esta oportunidad la consigna era la mimetizaci¨®n. Por lo que cant¨® con el tanguero An¨ªbal Troilo, tribut¨® al folclorista Atahuapla Yupanqui, asisti¨® al estreno en Buenos Aires del cantautor uruguayo Alfredo Zitarrosa y se tropez¨® con la obra de Mario Benedetti, quien se torn¨® en uno de sus poetas latinoamericanos de cabecera, junto a Eduardo Galeano y Ernesto Cardenal, al punto de que su disco El sur tambi¨¦n existe (1985) est¨¢ basado en sus poemas. Desde entonces sus giras por la regi¨®n se hicieron frecuentes y m¨¢s longevas, lo que le permiti¨® aferrar sus lazos con la escena local a tal instancia que, a partir de su cercan¨ªa conceptual con figuras del calibre de V¨ªctor Jara, V¨ªctor Heredia, Silvio Rodr¨ªguez y Chico Buarque, fue considerado el componente espa?ol del movimiento de la nueva canci¨®n latinoamericana, cuya impronta reivindicativa era muy cercana a la de la nova can?¨® catalana.
Serrat mantiene firme su pasi¨®n y convicci¨®n por esa regi¨®n del mundo que nunca dej¨® de frecuentar y que sigue redescubriendo en discos
A pesar de que Am¨¦rica lo hab¨ªa recibido con los brazos abiertos, en 1975 se convirti¨® en su hogar cuando en M¨¦xico se enter¨® de la condena a muerte de once miembros de FRAP y ETA. As¨ª que, en medio de una rueda de prensa, manifest¨® su repudio al franquismo y sus medidas represivas, lo que lo oblig¨® a vivir en el exilio durante ocho meses donde la incertidumbre fue la constante, en los que su musa se extravi¨®, y que dieron pie a su repertorio m¨¢s combativo. Y es que tom¨® prestados poemas y canciones de ¨ªdolos suyos como Violeta Parra. Lo que, sumado a su sensibilidad pol¨ªtica y social, le impidi¨® actuar en los pa¨ªses sudamericanos en los que se hab¨ªan subido al poder las dictaduras militares. De manera que Serrat se transform¨® en un s¨ªmbolo de libertad para el Cono Sur, al punto de que, pese a su veto en Chile (regres¨® a los escenarios de la naci¨®n austral 17 a?os despu¨¦s), en 1988 tom¨® un avi¨®n para apoyar la Campa?a por el No en el plebiscito de ese a?o. Aunque no lo dejaron salir de la nave, comparti¨® un mensaje ret¨®rico que concluy¨®: ¡°La alegr¨ªa ya viene¡±.
Aunque pasaron muchos a?os desde que cambi¨® la lucha en Am¨¦rica Latina y Espa?a, Serrat mantiene firme su pasi¨®n y convicci¨®n por esa regi¨®n del mundo que nunca dej¨® de frecuentar y que sigue redescubriendo en discos como Cansiones, de 2000, en el que repasa algunos de los hitos de la m¨²sica popular latinoamericana y prueba con el guaran¨ª. Al igual que En el Luna Park, de 2012, que registr¨® el tramo argentino de la gira de La orquesta del Titanic, proyecto en el que hizo t¨¢ndem con Joaqu¨ªn Sabina (de esta traves¨ªa se desprendi¨® en 2014 el documental El s¨ªmbolo y El cuate). No fue fortuito entonces que en M¨¦xico adelantara, en enero pasado, que se encuentra preparando la gira por sus cinco d¨¦cadas de trayectoria art¨ªstica. ¡°Pienso que la fiesta es de todos¡±, afirm¨® el juglar catal¨¢n, cuya influencia en el imaginario musical regional, al menos en la actualidad, pasa m¨¢s por la funcionalidad de la canci¨®n para con la realidad de su ¨¦poca. ¡°Si yo puedo celebrar 50 a?os de escenario es porque la gente me ha permitido llegar hasta aqu¨ª. La fiesta es suya¡±.
Babelia
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