El gran momento de Patricia Gadea
El Reina Sof¨ªa rescata la figura de la pintora, clave en el arte espa?ol de los 80 y 90
La artista Patricia Gadea (1960-2006) hizo tiempo aquella noche de los ochenta hasta que los primeros ejemplares del diario llegaron al VIP's; no pod¨ªa esperar al d¨ªa siguiente para leer la cr¨ªtica de su nueva exposici¨®n. Por expresarlo educadamente, no le gust¨® lo que dec¨ªa. "Arranc¨® la p¨¢gina y se la zamp¨® all¨ª mismo. As¨ª era ella: entusiasta, corrosiva y sincera, incapaz de ocultar sus sentimientos", recuerda el poeta Dionisio Ca?as en v¨ªsperas de la inauguraci¨®n de la retrospectiva de 120 obras con la que el Reina Sof¨ªa promete resituar la obra y la desbordante personalidad de la pintora en su contexto biogr¨¢fico: del intenso frenes¨ª de la movida a su sombr¨ªo final en Palencia, olvidada por el mundo del arte y abandonada por la vida.
Ca?as (Tomelloso, 1948) hab¨ªa conocido a Gadea durante la aventura neoyorquina de esta y del tambi¨¦n pintor Juan Ugalde (Bilbao, 1958), su compa?ero desde los tiempos en los que ambos eran "seguidores de Luis Gordillo", recuerda Ugalde, y se preparaban para la Escuela de Bellas Artes. Becados por el programa Fulbright, la joven pareja lleg¨® a la ciudad en 1986. Ven¨ªan de comerse Madrid con desparpajo; ?por qu¨¦ no el mundo? "Al a?o subvencionado siguieron otros dos de pelea por continuar all¨ª, pero no pudieron resistir", explica Virginia Torrente, comisar¨ªa de la muestra.
En las turbias noches del bar McCarthy's, que Gadea retratar¨ªa en uno de los lienzos de la exposici¨®n, naci¨® la idea de fundar el colectivo de arte pol¨ªtico e iron¨ªa neopop Estrujenbank, "la mosca en la leche del arte espa?ol", que funcion¨®, completado por Mariano Lozano, como un molesto recordatorio de que algo ol¨ªa a podrido bajo la euforia por el mercado y las conmemoraciones culturales que anegaron la escena cultural en los noventa.
Torrente ha preferido dejar las haza?as de Estrujenbank, cuyas diatribas gozan a¨²n de plena vigencia, fuera de su propuesta, que ha titulado Atomic Circus, igual que una exposici¨®n de Gadea de 1992 en la que los carteles circenses mutaron en grotesca denuncia de los chanchullos del "felipismo ilustrado". De lo que aqu¨ª se trata es de celebrar por derecho el mundo de una artista singular, que irrumpi¨® en la movida con una figuraci¨®n descarada y gamberra que llenaba cada cent¨ªmetro del lienzo de "unas intenciones y un lenguaje alternativos al formalismo expresivo y a la autoexpresividad convertida en clich¨¦", escribe Pablo Llorca en el cat¨¢logo.
Gadea aplicaba pr¨¢cticas prestadas del c¨®mic, se apropiaba en sus cuadros iconos populares como las Hermanas Gilda, Pinito del Oro o Mortadelo y Filem¨®n, pon¨ªa a la Peninsula Ib¨¦rica a pasar el aspirador (El ritmo del mundo, 1984) o estampaba paisajes cutres encontrados en el Rastro en sus collages sui generis. Una afortunada valoraci¨®n de su obra sentenci¨® entonces que, m¨¢s que aplicar el corta y pega, Gadea "ten¨ªa tijeras en los ojos". En el reverso de uno de los cuadros que expuso en la galer¨ªa Moriarty en 1988, se puede leer una lista de referencias iconogr¨¢ficas que suena a manifiesto de artista: "Fondos lisos - Formas contextura. Fondos contexturas - Formas lisas. Detalles collage. Bar Churr¨²pez. Estrujenbank. Cine Dix. Electrodom¨¦sticos Juanita. Manicura Mary. Bisagras La Chapuza. Melocotones Celedonio. Motocicletas Ramos".
La misma voracidad con la que atacaba la pintura gobern¨® su vida. Y la cosa tuvo gracia... hasta que dej¨® de tenerla. El triunfo no le hab¨ªa guardado el sitio para cuando volviera de Nueva York y la edad de oro del p¨ªntalo t¨² mismo y los premios institucionales hab¨ªa pasado.Tras la disoluci¨®n de Estrujenbank en 1993, a?o tambi¨¦n de su separaci¨®n de Ugalde, la pintura se volvi¨® m¨¢s sombr¨ªa y se adentr¨® en nuevos temas, cercanos al feminismo (o a su lugar en el mundo como mujer artista) a medida que creci¨® el desenga?o. Fueron tiempos confusos, en los que expuso con cierta regularidad en la galer¨ªa Masha Prieto. Nadie ten¨ªa ya demasiado tiempo para la pintura, ni mucho menos para la movida.
En 1999 ingres¨® en una cl¨ªnica de Palencia para curarse de su adicci¨®n a las drogas."Estaba dotada de una energ¨ªa asombrosa y de unas ganas enormes de estar bien con el mundo que acabaron por volverse en su contra", explica Torrente. Ya nunca le fue posible volver a Madrid, ni reintegrarse en su sistema galer¨ªstico. "Aunque nunca dej¨® de pintar", advierte Ugalde, con quien Gadea tuvo un hijo y conserv¨® una relaci¨®n afectuosa hasta el fin. "Daba clases de dibujo, vend¨ªa cuadros en tiendas de muebles, malviv¨ªa como pod¨ªa", recuerda Ca?as.
Cuando en 2006 fue hallada muerta en su piso palentino, Ugalde encontr¨® un mont¨®n de dibujos y pinturas, producci¨®n in¨¦dita de los ¨²ltimos a?os que aguarda al final del recorrido del Reina Sof¨ªa. En ellos, ya sin rastro del nervioso programa est¨¦tico de los ochenta, se ve a mujeres con esa vida perfecta y ordenada que a todas luces acab¨® por anhelar.
Tras su muerte, el olvido sigui¨® ensanch¨¢ndose. Hasta que algunas muestras (impulsadas por Ugalde, como la del Reina) contribuyeron a su rescate. La m¨¢s sonada fue la dedicada en Madrid en 2012 por la joven Garc¨ªa Galer¨ªa. "Es la de mayor ¨¦xito de cr¨ªtica y p¨²blico de nuestra corta vida", explica Joaqu¨ªn Garc¨ªa, su responsable. "Sirvi¨® para que muchos j¨®venes la descubrieran. Otros, simplemente, recordaron lo buena que era".
Ugalde anda estos d¨ªas sorprendido de la "cantidad de peticiones de artistas de 25 a?os para asistir a la inauguraci¨®n del Reina". Manuel Borja-Villel, director del museo, lo achaca a que "hay una cierta sensibilidad en nuestro tiempo hacia este tipo de historias. Si los 80 fueron un momento de euforia, donde todo era posible, hoy es lo contrario. En ella se refleja el lado oscuro de un tiempo hist¨®rico".
Podr¨ªa ser que Gadea est¨¦ por fin en el sitio adecuado en el momento preciso. Podr¨ªa ser despu¨¦s de todo que esta vez no le van a traicionar sus probadas dotes de fatal visionaria que le llevaron a escribir en Babelia con motivo del Arco de 1993: "Como mujer artista, no necesito a un domador; el l¨¢tigo est¨¢ ahora en manos del destino. No soy un payaso roto ni una vedette subida a un elefante: soy Patricia Gadea acariciando una pantera negra; es el arte, quiz¨¢ me muerda".
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