Bruckner, desde la naturalidad
La Sinf¨®nica de Londres ha actuado en 200 conciertos en Espa?a

?Un oasis? ?Una utop¨ªa? En estos tiempos de crisis de valores morales, la cultura resiste, en el terreno musical, gracias a esfuerzos tan so?adores como el de Iberm¨²sica. Estamos en otra galaxia: Bernard Haitink, la London Symphony, una sinfon¨ªa de Bruckner. La sensaci¨®n de espejismo se produce ya al leer el programa de mano y comprobar que la Sinf¨®nica de Londres lleva 40 a?os participando en estos ciclos, lo que la sit¨²a como la orquesta extranjera que m¨¢s veces ha actuado en nuestro pa¨ªs.
London Symphony Orchestra
Director: Bernard Haitink. Anton Bruckner: Sinfon¨ªa n¨²mero 8 en do menor,
WAB 108 (segunda versi¨®n de 1890; edici¨®n Leopold Nowak de 1955). 45?
temporada de Iberm¨²sica. Auditorio Nacional, 3 de noviembre.
En sus 200 conciertos ¡°espa?oles¡± ha sido dirigida por maestros como Abbado, ,Celibidache, Temirkanov, Chailly, Gergiev o Boulez, entre otros, pero los que m¨¢s veces se han puesto a su frente en los ciclos de Iberm¨²sica han sido Colin Davis y Bernard Haitink. Se produce, pues, con la combinaci¨®n de la Sinf¨®nica de Londres y Haitink una primera sensaci¨®n de familiaridad. El p¨²blico madrile?o admira a una orquesta clasificada entre las ¡°top ten¡± por la gran mayor¨ªa de las encuestas, y venera a Haitink por lo que representa de plenitud musical a sus, as¨®mbrense, 85 a?os. Se explica as¨ª que se oyesen algunos bravos cuando el director apareci¨® en el escenario y se comprende la apoteosis final.
No se andan con chiquitas el maestro y la orquesta londinense. En el primero de sus conciertos madrile?os optaron por la Octava, de Anton Bruckner, un compositor del que Iberm¨²sica tiene una larga historia detr¨¢s, sustentada por directores y orquestas de primer¨ªsima fila. La monumental Octava ha contado, entre otras, con las batutas de Barenboim, Mehta y Chailly, ¨¦ste ¨²ltimo con la orquesta que ahora nos visita. Es una sinfon¨ªa que ha inspirado respeto tradicionalmente en Madrid por su ¡°divina longitud¡± (hora y media, aproximadamente). Las sensibilidades cambian y ahora se escucha con un fervor casi religioso. No son¨® ning¨²n m¨®vil, qu¨¦ bien. M¨¢s a¨²n: en la butaca contigua a la m¨ªa, Valentina, una ni?a de 9 a?os, sigui¨® la sinfon¨ªa con una atenci¨®n ejemplar. Sin embargo en el patio de butacas, me dicen, un espectador se durmi¨®. Se vendieron 2.200 entradas, m¨¢s que para el segundo concierto de Haitink, m¨¢s popular sobre el papel, con obras de Debussy, Schubert y la Cuarta de Brahms. La coincidencia con un partido de f¨²tbol del Madrid es la posible causa. En fin, es lo que hay.
Maestro y orquesta nos brindaron una versi¨®n antol¨®gica de la sinfon¨ªa bruckneriana. Con rigor, precisi¨®n, sobriedad, dominio ¡°arquit¨¦ctonico¡±, tensi¨®n dram¨¢tica y cuidado por el detalle t¨ªmbrico refinado. La Sinf¨®nica de Londres respondi¨® a las mil maravillas a las indicaciones del maestro. Estuvo, sencillamente, espl¨¦ndida. En las intervenciones individuales qu¨¦ flautas, qu¨¦ oboes, qu¨¦ trompas y tubas wagnerianas, qu¨¦ cuerda, qu¨¦ concertino y en el trabajo en conjunto. Saben dialogar las diferentes secciones sonoras, trabajan sinf¨®nicamente con naturalidad. Bruckner llegaba as¨ª con brillantez pero sin ning¨²n tipo de ret¨®rica. Lo m¨¢s dif¨ªcil parec¨ªa sencillo. No hubo altibajos en los diferentes movimientos. Todos estuvieron a parecido nivel. La fluidez se impon¨ªa. Y se agradec¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.