Una vida inventada para Miguel ?ngel
'Pietra viva' es un delicado relato entre la realidad y la ficci¨®n de uno de los momentos m¨¢s importantes en la vida del genio italiano
"Despojar la piedra y dejar tan solo, en su centro, el coraz¨®n palpitante". Es una de las frases de Pietra Viva (min¨²scula, 2014), el tercer libro de Leonor de Recondo (1976); el primero traducido al castellano. Podr¨ªa ser la s¨ªntesis de la novela; ella la plasma como uno de los pensamientos de Miguel ?ngel Buonarroti, el pintor, el escultor, el genio. Alrededor de una de las ¨¦pocas m¨¢s importantes de la vida del artista, gira la obra. Recondo ara?a el envoltorio tras haberlo impreso en su memoria. Despu¨¦s de conocerlo, se deshizo de ¨¦l. E imagin¨®. La frontera entre la realidad y el mundo inexistente que la escritora ha creado para Michelangelo vaga a lo largo de 178 p¨¢ginas de una belleza contundente, sin artificios.
La autora, nieta de aquel ¨¦xodo obligado del 36 ¡ªsus abuelos emigraron de Ir¨²n a Hendaya¡ª, se ha sumergido en la libertad que otorga la ficci¨®n, aunque haya pinceladas de realidad a lo largo de todo el libro. Ha rellenado los espacios blancos de los seis meses que el escultor pas¨® en las canteras de Carrara eligiendo los bloques de m¨¢rmol para el encargo del Papa Julio II, construir su tumba. "Quiz¨¢s sea ese el Michelangelo que yo imagino, el que yo creo o siento que fue a trav¨¦s de lo que conozco de ¨¦l. Su biograf¨ªa, y su legado, totalmente vivo. La emoci¨®n que producen sus obras es impresionante".?
La herencia art¨ªstica de Miguel ?ngel ha rodeado a esta escritora de pelo inacabable y sonrisa generosa desde sus cinco a?os. Sus padres viajaban a Pietrasanta, en la Toscana italiana, para esculpir. Con diez a?os y un espejo, se enfrent¨® a la Capilla Sixtina por primera vez, y ya no pudo deshacerse de esa imagen. "?l es para m¨ª algo familiar, me ha acompa?ado siempre, como la escritura". Recondo, a la que el viol¨ªn le ha ocupado la mayor parte de su vida, ha devorado libros y cuadernos. "Ten¨ªa ganas de dar lo que siempre recib¨ª leyendo, la emoci¨®n, el viaje, esa sensaci¨®n de estar enganchado a un libro y no poder salir de ¨¦l".
Empez¨® varios proyectos que nunca termin¨®. Un d¨ªa, cuando el viol¨ªn dej¨® de acaparar todo su tiempo, decidi¨® que era el momento de llegar hasta el final. "Empec¨¦ con una novela que nunca encontr¨® editor. Era demasiado complicada, quer¨ªa contarlo todo y se hizo muy densa. Habl¨¦ con algunos autores franceses que me dijeron que hab¨ªa algo, que ten¨ªa que seguir. Pero no con aquella obra, eso era como un postre indigesto", aclara en un castellano casi perfecto. Encontr¨® la ficci¨®n como el camino que le llevar¨ªa a esa conclusi¨®n que tanto anhelaba para su narraci¨®n. "Escribir algo lejano a m¨ª en el tiempo. Y puse 2.000 a?os entre la historia y yo".
Miguel ?ngel Buonarroti se marcha a Carrara tras la muerte de Andrea, un monje cuya belleza ten¨ªa embelesado al escultor. Huye de Roma con la idea de que esa carrera hacia la naturaleza descarnada de las canteras, el trabajo, y la rutina sistem¨¢tica de preparar el encargo del Papa le har¨¢ olvidar a Andrea. Pero ser¨¢ esa misma piedra y los personajes alrededor de ella, los que le devolver¨¢n sentimientos que hab¨ªa escondido muchos a?os antes, cuando ten¨ªa seis a?os y su madre muri¨®. A Michelangelo le da miedo dormirse, "verse atrapado por las almas vagabundas de los seres que am¨®". Recuerdos que lo asen como un grillete. "En algunas de sus biograf¨ªas cuentan que all¨ª, en Carrara, tuvo una visi¨®n que le hizo cambiar. Pero no se sabe nada acerca de eso. Y a m¨ª, lo que me interesaba, era ese camino emocional", puntualiza la escritora francesa.
Solo ah¨ª, rodeado de lo que es familiar a su alma, la piedra, puede desprenderse del muro que durante a?os construy¨® a su alrededor para ocultar el dolor por la muerte de su madre: "Esa mezcla ¨ªntima de inconsciente, sue?os y esperanzas es la pietra viva. Solo en ese decorado encerrado en la monta?a, en ese escenario, pod¨ªa hacer ese camino ¨ªntimo hacia la memoria y el recuerdo de los que se fueron". Recondo asegura, entrelazando las manos con delicadeza, que en su infancia la muerte estuvo muy presente: "Muri¨® mucha gente a mi alrededor cuando era peque?a y me pregunt¨¦ muy joven por la vida y la muerte". Para ella, la pregunta fundamental del libro es si al arte ayuda o no a Miguel ?ngel a no quedarse atrapado por sus muertos, por sus fantasmas. "Le va a costar 30 a?os y un viaje a Carrara volver a recordar el rostro de su madre, pero aceptar eso es ver la herida, el abismo enorme que abri¨® y poder enfrentarse a ello".
Ese cambio durante su estancia en Carrara explica tambi¨¦n, en la ficci¨®n de Recondo, la t¨¦cnica del non finito de Miguel ?ngel: "Quiz¨¢s la visi¨®n que tuvo all¨ª le hizo preguntarse si las esculturas que ¨¦l ve¨ªa dentro de la piedra quer¨ªan salir o quedarse dentro. Una sensaci¨®n nueva m¨¢s all¨¢ de la perfecci¨®n t¨¦cnica a la que aspiraba hasta ese momento. Con la memoria que vuelve, esa perfecci¨®n tal vez empiece a importarle menos, y crezca el simple amor por lo que hace".
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