El pueblo se rebela

A alguien se le ten¨ªa que ocurrir, al menos en la ficci¨®n. Un par de aparentes pobres diablos, seres humanos a la deriva, golpeados por la Espa?a de la corrupci¨®n, las preferentes, las subcontratas y la caradura del poder en su m¨¢xima extensi¨®n, deciden vengarse a su manera y convertirse en ¡°los Charles Bronson de este pa¨ªs¡±: secuestrar al alcalde que se gast¨® 20.000 euros en habanos y que se coma su propio puro, al que se fue de putas y coca con dinero p¨²blico, al que se libr¨® de la c¨¢rcel gracias a las influencias de los de arriba, al que... La lista, claro, interminable: Justi&Cia.

Ignacio Estaregui ha puesto en im¨¢genes lo que muchos habr¨¢n pensado que deber¨ªa ocurrir en estos a?os de hundimiento econ¨®mico, social y moral, y lo ha hecho en tono de comedia negra.

Hovik Keuchkerian, magn¨ªfico en Alacr¨¢n enamorado, aqu¨ª igual de potente en presencia y voz, y el fallecido ?lex Angulo, en su ¨²ltimo papel para el cine, comandan una pel¨ªcula cuya intrahistoria podr¨ªa dar para otra pel¨ªcula ¡ªel director capitaliz¨® su paro y concurs¨® en el programa de televisi¨®n Atrapa un mill¨®n para poder pagarla¡ª, encajando a la perfecci¨®n con el esp¨ªritu contestatario, revolucionario del proyecto. Eso s¨ª, con una realizaci¨®n que apenas llega a la categor¨ªa de funcional y unas situaciones siempre demasiado alargadas, el cineasta no logra hacer trascendente su engranaje m¨¢s all¨¢ de su idea inicial.

Como en Los justos, pieza teatral de Albert Camus, el vengador se clava en una de sus acciones ante la presencia de ni?os, pero Estaregui huye de la problem¨¢tica moral igual que su protagonista, hasta culminar con un final de aliento cl¨¢sico pero estereotipado, digno pero menor. Que Justi&Cia fuera una buena pel¨ªcula ser¨ªa un acto de justicia. Pero vivimos en un mundo injusto, y no lo es. As¨ª nos va.