M¨¢s calle y menos despacho
La galer¨ªa Carreras M¨²gica de Bilbao quiere convertir un viejo comercio en factor¨ªa cultural
Puede que, como les sucede a tantas librer¨ªas, que necesitan vender bolsos o servir caf¨¦s para mantener el negocio, haya llegado el momento de repensar tambi¨¦n las galer¨ªas de arte. ¡°Como la propia sociedad, tambi¨¦n el arte del siglo XXI debe renovar su relaci¨®n con el dinero¡±, apunta el arquitecto Juan Herreros. El autor del futuro Museo Munch de Oslo ha concluido en Bilbao la mayor galer¨ªa de arte de la ciudad ¡°un punto de encuentro cultural que ya no solo busca vender a coleccionistas¡±.
?Qu¨¦ lleva a una tipolog¨ªa a reinventarse? ?Qu¨¦, cuando ha llegado a su cima? ?Qu¨¦ puede hacer un galerista adem¨¢s de exponer a artistas y asesorar a clientes? Eso se preguntaron Pedro Carreras e Ignacio M¨²gica. Tras 20 a?os representando a la vanguardia art¨ªstica vasca (de Oteiza y Chillida a Txomin Badiola) y despu¨¦s de trabajar con varios de los grandes escultores internacionales (Richard Serra, Rita McBride), los empresarios se plantearon c¨®mo llevar m¨¢s vida a su negocio que montando seis exposiciones al a?o. La respuesta la hallaron en la arquitectura. Decidieron trasladarse. Buscaron un local en el ensanche, entre el Guggenheim y La Alh¨®ndiga. Quer¨ªan ampliar instalaciones y objetivos. As¨ª, en la nueva galer¨ªa de 1.100 metros cuadrados, que se inaugur¨® el pasado 3 de octubre con una muestra sobre Asier Mendiz¨¢bal, hay una sala para consagrados y otra para promesas. Un almac¨¦n para coleccionistas con trayectoria y otro para quien se empieza a cuestionar qu¨¦ es el arte contempor¨¢neo como conocimiento o como inversi¨®n.
El arquitecto Juan Herreros y su estudio han ideado un espacio que busca ser din¨¢mico ¡ªpara comunicar el cambio¡ª, pero necesita ser tambi¨¦n s¨®lido ¡ªpara reafirmar a quienes invierten en arte¡ª. Con esa doble ambici¨®n, no s¨®lo han transformado un bajo oscuro en una sala que recibe luz de seis lucernarios que descorchan la cubierta bajo el patio de manzana. Herreros tambi¨¦n ha elaborado un programa que contiene ideas como aprovechar el corredor de acceso para exponer a artistas j¨®venes. Por lo dem¨¢s, lo mejor que se puede decir de la arquitectura es que no se ve. Atiende a la memoria del lugar ¡ªsu pasado como almac¨¦n industrial¡ª y al nuevo uso como marco. Por eso da un paso atr¨¢s y, con pocos materiales sobrios ¡ªestructuras vistas de hormig¨®n, suelo industrial continuo, paredes blancas¡ª y con luz natural construye un marco pulido pero neutro que permite centrar el protagonismo en lo expuesto. Herreros habla de un singular reciclaje urbano ¡°reubicando un espacio obsoleto en el ciclo vital de la ciudad¡±. Ese papel de dinamizador lo comunica la galer¨ªa forzando que el pavimento de la acera penetre en el local para invitar a entrar. Tambi¨¦n lo propicia el interiorismo: ubicando los cat¨¢logos y libros de consulta en la calle, en una peque?a plaza cedida a la acera.
El esfuerzo en idear un nuevo modelo de galer¨ªa busca hablar con menor distancia y mayor claridad. La colaboraci¨®n entre clientes, arquitectos y los artistas expuestos ¡ªque durante las obras fueron convocados para opinar¡ª ha sido clave en este trabajo en el que particip¨® el proyectista bilba¨ªno Germ¨¢n Hurtado. Adem¨¢s de por el cambio, tambi¨¦n hay una apuesta por la periferia: quedarse en Bilbao, seguir creciendo en esa ciudad, aunque la mayor¨ªa de sus clientes lleguen de otros pa¨ªses y aunque buena parte de sus artistas tampoco conozca fronteras.
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