Zarabanda de sangre, sue?os, memoria y narices
Gleichmann narra en ¡®El elixir de la inmortalidad¡¯ la historia de una familia jud¨ªa
Con un aire a Cien a?os de soledad, a El elixir de la inmortalidad (Anagrama) se la podr¨ªa denominar, tirando de humor jud¨ªo y empleando el mismo tono ir¨®nico y socarr¨®n de su autor, Gabi Gleichmann (Budapest, 1954), Mil a?os de narices. La novela, de m¨¢s de 600 p¨¢ginas, loada por Norman Manea o Peter Esterh¨¢zy, narra la historia de una ficticia familia jud¨ªa, los Spinoza ¡ªparte de cuyos miembros, los que tienen una muerte tr¨¢gica, lucen un enorme ap¨¦ndice nasal¡ª, desde el siglo XII hasta la ¨¦poca contempor¨¢nea, trazando de paso de manera muy personal la historia de Europa. Libro desmesurado, gozosa zarabanda llena de drama, humor y, sobre todo, agudo ingenio, El elixir de la inmortalidad nos arrastra sobre las vapuleadas espaldas de los Spinoza (ya sean m¨¦dicos, cortesanos, cabalistas, fil¨®sofos o payasos de circo) en una alucinada cabalgata en la que el autor juega con la realidad y la ficci¨®n, la verdad y la magia, para componer un relato con tantos vericuetos como Las mil y una noches,su obra favorita.
En el libro, supuesta creaci¨®n de un ficticio Ari Spinoza, ¨²ltimo brote de la familia, que agoniza en Oslo en 1999 y recoge el testimonio de su t¨ªo abuelo, asistimos, entre muchas escenas, a una sesi¨®n de tortura en el castillo del rey Alfonso I de Portugal, a los amores prohibidos de la hija del rabino de C¨®rdoba, al envenenamiento del sult¨¢n de Granada con una tarta, a un pogromo en Sevilla en 1391, a la batalla de Gorizia en la I Guerra Mundial, o a la muerte de Adolf Hitler ?de dos sartenazos en la cabeza!, perpetrados por su cocinero jud¨ªo. Como ven, el relato de Gleichmann no se deja entorpecer por la realidad hist¨®rica (ni por la cronolog¨ªa)... Ibn Jaldun, Voltaire, Robespierre, Goya, Freud, Ferenczi, el emperador Francisco Jos¨¦, B¨¦la Kun, Stalin, son solo algunos de los personajes que transitan por las p¨¢ginas del libro, entrecruzando su destino con el de los Spinoza, cuyo gran tesoro, por cierto, es un grimorio que concede la vida eterna, titulado como la propia novela El elixir de la inmortalidad.
¡°Desde los 22 a?os soy escritor, no de ficci¨®n, sino de ensayos, y tambi¨¦n cr¨ªtico literario", dice Gleichmann, quien ha sido periodista y presidente del PEN Club sueco, sobre su tard¨ªo deb¨² narrativo, que se produce con esta obra. Y a?ade con iron¨ªa digna de sus personajes: ¡°Escribo porque no tengo talento para otra cosa; realmente no s¨¦ hacer nada m¨¢s, aunque al principio quer¨ªa ser fil¨®sofo y estudi¨¦ ?tica hasta darme cuenta de que no era la ¨¦poca m¨¢s adecuada¡±. Le interesaba especialmente Spinoza. ¡°Mi fascinaci¨®n por ¨¦l ha sido siempre muy grande. Fue uno de los dos que cambiaron Europa en su percepci¨®n y defensa de la individualidad. El otro fue, claro, Shakespeare. Cambiaron nuestro concepto de lo que es un ser humano¡±.
En la novela,
a Hitler lo mata
a sartenazos su cocinero hebreo
Gleichmann explica que procede de una familia jud¨ªa no practicante y de tradici¨®n intelectual, una familia burguesa propia de la Europa central. Hace unos a?os, a ra¨ªz de un cambio personal ¡ªse enamor¨® de una mujer noruega¡ª, se fue a vivir a Oslo y se consagr¨® a la vida familiar y a leer ¡°lo que antes pretend¨ªa haber le¨ªdo¡±. Entonces, ¡°hace cuatro a?os mi mujer recibi¨® de su t¨ªo, un arist¨®crata que vive en uno de los castillos m¨¢s imponentes de Noruega un ¨¢rbol geneal¨®gico de su familia¡±. El choque entre esa historia y la de su propia familia, perdida en los vaivenes y sinsabores de los jud¨ªos de Centroeuropa, le supuso un shock. ¡°Mis abuelos fueron asesinados en el Holocausto; yo no pod¨ªa preguntar a nadie. Le dije a mi mujer que, en el fondo, ella solo ten¨ªa nombres y fechas, y que la vida humana no es eso. Ella me respondi¨® que estaba celoso porque no ten¨ªa su ¨¢rbol geneal¨®gico. Y yo le espet¨¦ que, en cambio, ten¨ªa 5.000 a?os de historia jud¨ªa en mi mente, a Mois¨¦s, el Sina¨ª¡ ¡®Y tengo algo que t¨² no tienes¡¯, a?ad¨ª. ¡®Tengo la pluma para devolver los rostros a la gente desvanecida en el tiempo, tengo el poder de la literatura¡±.
As¨ª, Gleichmann se conjur¨® para escribir la historia de su familia: ¡°Y no iban a ser solo 350 a?os, sino mil, y ah¨ª habr¨¢, me dije, sangre, sue?os y pesadillas, ah¨ª estar¨¢ todo¡±. La casualidad quiso que un editor amigo le preguntase si estaba escribiendo algo, y el escritor le respondi¨® que una novela. Era mentira; no ten¨ªa ni una l¨ªnea, pero se comprometi¨® a entregarla en un plazo corto. Result¨® que la novela s¨ª exist¨ªa, llevaba 30 a?os gest¨¢ndose en su cabeza, y en solo seis meses pudo entregarla. ¡°Es mi pasado, mil a?os de historia de Europa en los que no solo est¨¢n la Ilustraci¨®n, Rembrandt, Mozart o la arquitectura, sino la violencia, el poder desp¨®tico de los reyes, los fascismos y el genocidio. Es una novela total, que lo incluye todo¡±.
El elixir de la inmortalidad, resume, ¡°es sobre un hombre que salva lo ¨²nico realmente precioso en la vida, la memoria, el legado¡±. Y Gleichmann acaba: ¡°El silencio es algo terrible, el compa?ero de la opresi¨®n, del terror. Contar historias es una manera de respetar la vida¡±.
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