El arte en los m¨¢rgenes de Esther Ferrer
Cultura reconoce con el Premio Vel¨¢zquez la influyente trayectoria de la creadora vasca, un referente desde la periferia de lo conceptual y la ¡®performance¡¯
La artista conceptual y performer Esther Ferrer (San Sebasti¨¢n, 1937), que ayer fue distinguida con el Premio Vel¨¢zquez de Artes P¨¢sticas que concede el Ministerio de Cultura, es de la clase de creadoras capaces de mezclar la precisi¨®n con los significados abiertos. Tal vez por eso repite que sus obras no tienen una lectura ¨²nica, ni cerrada. Por eso, tambi¨¦n escucha atenta las interpretaciones, aunque, inquisitiva como es, implacable se dir¨ªa casi, espera un tipo de p¨²blico atento, dispuesta a sumergirse con ella en sus b¨²squedas. ¡°Nunca pienso en lo que va a opinar o sentir el espectador, si quiere participar, no tiene m¨¢s que hacerlo, no ser¨¦ yo la que se lo impida, pero tampoco la que le incite a ello¡±, dec¨ªa en una entrevista con motivo de su exposici¨®n en el Koldo Mitxelena (San Sebasti¨¢n).
Mujer enjuta y vivaz, con mirada inteligente, est¨¢ dispuesta a capturar nuestra atenci¨®n sin clemencia. Llena la escena como las mejores actrices, aunque no se trata de una int¨¦rprete ni de un escenario al uso. La performance, Ferrer lo deja claro, no es teatro propiamente dicho, sino el parad¨®jico resultado de la precisi¨®n y el azar. De ah¨ª que use las ¡°partituras¡± como textos de instrucciones b¨¢sicas, que van cambiando a lo largo de los a?os, que no es sino otra forma de reflexionar sobre el transcurso, uno de los puntos clave de su propuesta. En Ferrer todo est¨¢ interrelacionado; la performance misma, la foto o el dibujo. Todo est¨¢, adem¨¢s, en tr¨¢nsito, como en una sucesi¨®n de elementos escasos, prestados, que va encontrando cada lugar al cual llega (Ferrer llega a decir que no se pueden comprar sus obras; pues est¨¢n siempre de paso). Todo ello la convierte en una de nuestras artistas m¨¢s radicales y coherentes.
Se podr¨ªa decir, adem¨¢s, que pertenece al momento heroico de las vanguardias en Espa?a, cuando en plena dictadura franquista a finales de los a?os sesenta del XX empiezan desarrollarse nuevas formas de arte. Era fundamental entonces dar con los modos id¨®neos de camuflaje, sobre todo para una mujer, algo bastante excepcional en el pa¨ªs de aquellos a?os. En 1967 entra en contacto con el m¨ªtico grupo ZAJ ¡ªmuy ligado a la m¨²sica y, por lo tanto, a Cage¡ª. Con ellos (Ram¨®n Barce, Juan Hidalgo y Walter Marchetti) trabaja en acciones colectivas e individuales, porque mantener la independencia es esencial para todos ellos. En aquel escu¨¢lido panorama espa?ol surge ZAJ como un soplo de arte fresco con la acci¨®n El caballero de la mano en el pecho, (1968) ¡ªen un homenaje al cuadro de El Greco, Hidalgo pon¨ªa una mano en el pecho de Ferrer¡ª. Fue un gran esc¨¢ndalo para la ¨¦poca por sus implicaciones sexuales en un pa¨ªs lleno de censuras. Un espectador, cuenta la propia Ferrer, decidi¨® salir a escena y poner la mano en el otro seno: una vez m¨¢s se suspend¨ªa el tiempo con la intervenci¨®n de aquel voluntario en un pa¨ªs donde nadie sab¨ªa c¨®mo actuar frente a lo vanguardista.
Ahora se reconoce hasta sus extremas consecuencias lo radical de sus ideas
Las performances de ZAJ se adelantaron, sin duda, a los famosos Encuentros de Pamplona, de 1972, donde llegan algunos artistas internacionales a Espa?a o a la experiencia de grupos que se podr¨ªan llamar de ¡°resistencia¡± vanguardista, como las formas asociadas a la cibern¨¦tica y el ordenador que aparecieron muy temprano y que estuvieron en boga gracias a la labor del Centro de C¨¢lculo de la Universidad Complutense de Madrid.
Sea como fuere, s¨®lo ahora se reconoce hasta sus extremas consecuencias lo radical de las propuestas de Ferrer, que lleva d¨¦cadas afincada en Par¨ªs. Su trabajo, recompensado con el Premio Nacional de Artes Pl¨¢sticas en 2008, es decididamente contempor¨¢neo en su proximidad al cuerpo, a las distintas opciones sexuales y hasta, en cierto modo, a las teor¨ªas de g¨¦nero. Adem¨¢s, resulta muy interesante su feminismo.
Probablemente, por eso mismo, es recientemente cuando se han logrado leer de forma correcta, encontrando una g¨¦nesis para las nuevas aproximaciones al arte que durante a?os la cr¨ªtica y los museos espa?oles han buscado fuera de nuestras fronteras. Ahora, por fin, resplandece luminosa Ferrer, contundente en escena, retando a la mirada y las interpretaciones; rodeada de escasos elementos, desarrollando sus tiempos particulares.
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