En un tono marr¨®n
No hay peor alianza para la calidad que la formada por el fundamentalismo literario-cinematogr¨¢fico que acompa?a a las grandes sagas juveniles y la comercialidad a ultranza, el estiramiento hasta lo indecible de los beneficios econ¨®micos de un producto que quiz¨¢ en su esencia, y en su inicio, tuviera un cierto esplendor, pero que a base de hinchaz¨®n queda convertido en simple hipertrofia. Los fan¨¢ticos no es que demanden fidelidad, es que exigen literalidad. Y los productores, conscientes de que no pueden desencantar a su legi¨®n, aprovechan la petici¨®n estirando al m¨¢ximo el contenido. El resultado es Los juegos del hambre: Sinsajo. Parte 1, alrededor de la cual no parece dif¨ªcil imaginar una conversaci¨®n en un despacho con la siguiente frase: ¡°Si Peter Jackson ha convertido un libro de apenas 300 p¨¢ginas, El Hobbit, en tres pel¨ªculas, ?por qu¨¦ no vamos a poder hacer nosotros dos pel¨ªculas de Sinsajo, tercera novela de la trilog¨ªa de Los juegos del hambre, si tiene m¨¢s de 400 p¨¢ginas?¡±.
LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO. PARTE 1
Direcci¨®n: Francis Lawrence.
Int¨¦rpretes: Jennifer Lawrence, Julianne Moore, Donald Sutherland.
G¨¦nero: ciencia-ficci¨®n. EE UU, 2014.
Duraci¨®n: 123 minutos.
La primera y fundamental consecuencia de la decisi¨®n es que la estructura narrativa se viene abajo, sus giros, la evoluci¨®n de la trama, el crescendo dram¨¢tico. La segunda consecuencia es que hay que contarlo todo, para rellenar, pero un libro es un libro y una pel¨ªcula, una pel¨ªcula. En esta Sinsajo. Parte 1, sin la menor capacidad el¨ªptica, parece haberse concentrado la parte m¨¢s pl¨²mbea, ret¨®rica y plasta de la historia. Much¨ªsima conversaci¨®n sin apenas trascendencia, unas gotas de acci¨®n y completa desaparici¨®n del componente aventurero. A¨²n queda alg¨²n resquicio interesante sobre teor¨ªa revolucionaria, propaganda para la masa y planes contestatarios del poder (¡°llam¨¦mosles radicales, que se imponga el t¨¦rmino¡±), pero es una pel¨ªcula donde se acumulan las conversaciones sobre las estrategias sin que se vean sus resultados. Y si, adem¨¢s, la aglomeraci¨®n de charlas se filma por Francis Lawrence, entre la prisa, la desgana y la falta de talento, con sobredosis de planos-contraplanos, el derrumbe del ritmo resulta inevitable. Con una horrorosa fotograf¨ªa en la que todo se vislumbra en tonos marrones y grises, desaprovecha incluso, por una err¨®nea concepci¨®n del encuadre y del montaje, la que podr¨ªa haber sido su escena para el recuerdo: la de la canci¨®n revolucionaria interpretada por Jennifer Lawrence, plagada de planos medios que nada aportan de los compa?eros que la escuchan, y en la que solo el plano de perfil de ella con el agua al fondo aporta algo de belleza... durante apenas un par de segundos.
De modo que a falta del estir¨®n final, con esta primera parte de Sinsajo la serie parece haber perdido todas la virtudes de la primera entrega: entretenimiento, versatilidad y una cierta complejidad pol¨ªtico-dist¨®pica para la platea juvenil.
Babelia
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