Juan Goytisolo: ¡°Sigue vigente el canon nacionalcat¨®lico¡±
El autor de ¡®Se?as de identidad¡¯ obtiene el m¨¢ximo galard¨®n de las letras espa?olas tras varios a?os en las quinielas y una re?ida deliberaci¨®n En esta entrevista con EL PA?S, un d¨ªa antes del fallo, repasa su visi¨®n heterodoxa de la literatura
¡°Esta casa es un desconcierto¡±, dec¨ªa Juan Goytisolo (Barcelona, 1931) el domingo pasado en el patio de su riadde Marrakech mientras sonaba el timbre y tardaban en abrir. All¨ª recibi¨® ayer la llamada que, tras una re?ida deliberaci¨®n, le anunciaba el premio Cervantes, el m¨¢s importante de las letras en espa?ol, dotado con 125.000 euros. ?Las razones del jurado? ¡°Su capacidad indagatoria en el lenguaje¡± y su ¡°apuesta permanente por el di¨¢logo intercultural¡±.
A unos pasos de la bulliciosa plaza de Xema¨¢-el-Fn¨¢, el escritor recordaba el domingo que lleg¨® a esta ciudad por primera vez en 1976 para aprender ¨¢rabe dialectal, la lengua en la que se dirige a los vecinos que le saludan durante su paseo entre el Caf¨¦ de France de la plaza y su casa. La compr¨® en 1981 ¡ª¡°cuando nadie quer¨ªa vivir en la medina¡±¡ª y se instal¨® definitivamente en ella en 1997 tras cuatro d¨¦cadas en Par¨ªs. Meses antes hab¨ªa muerto su esposa, la novelista francesa Monique Lange, destinataria de algunas de las p¨¢ginas m¨¢s delicadamente descarnadas de En los reinos de taifa (1986), el volumen de memorias en el que Goytisolo analizaba su cambio de registro literario ¡ªdel realismo cr¨ªtico a la experimentaci¨®n con una suerte de ¡°verso libre narrativo¡±¡ª al tiempo que asum¨ªa p¨²blicamente su homosexualidad.
El escritor convive ahora con la familia de su amigo Abdelhadi ¡ª¡°mi tribu¡±, dice ¨¦l¡ª en ese ¡°desconcierto¡± con patio donde el domingo repasaba su trayectoria y ayer declaraba haber recibido la noticia del galard¨®n con una mezcla de depresi¨®n ¡ª¡°no s¨¦ por qu¨¦¡±¡ª y alivio ¡ª¡°por asegurar con el dinero del premio la educaci¨®n de los chicos de la casa¡±¡ª.
Pregunta. Su ¨²ltima obra, de hace dos a?os, es un libro de poemas, ?era la consecuencia natural de su evoluci¨®n o siempre hab¨ªa escrito versos y nunca los hab¨ªa publicado?
Respuesta. La novela es un g¨¦nero omn¨ªvoro, puede incluir la poes¨ªa, pero la poes¨ªa no puede incluir la novela. Lo que he escrito a partir del ¨²ltimo cap¨ªtulo de Se?as de identidad es a la vez prosa y poes¨ªa. Libros como Makbara, Paisajes despu¨¦s de la batalla o Las virtudes del p¨¢jaro solitario est¨¢n escritos para ser le¨ªdos en voz alta. La prosodia y el ritmo son un elemento fundamental.
P. ?Por qu¨¦ entonces un libro de poemas tradicional?
R. Bueno, me jubil¨¦ de novelista. En realidad la ¨²ltima obra deber¨ªa haber sido Tel¨®n de boca. El exiliado de aqu¨ª y all¨¢ es una prolongaci¨®n tal vez innecesaria de Paisajes¡ Cuando uno no tiene nada nuevo que decir, se calla. He escrito poes¨ªa en los ¨²ltimos a?os, ensayos, los art¨ªculos de EL PA?S¡ Tengo alg¨²n material nuevo escrito pero no tengo ninguna prisa en publicarlo.
P. ?Ha rele¨ªdo sus primeras novelas, las realistas?
R. Las leo como si fueran de otro. Tal vez era necesario pasar esta etapa. Durante el franquismo escrib¨ªamos para decir lo que la prensa no dec¨ªa. Hab¨ªa una voluntad de testimoniar y de registrar el habla popular. En mi caso, en Campos de N¨ªjar y La Chanca, el de Almer¨ªa. Fue gracias a la mili en una compa?¨ªa llena de reclutas almerienses.
P. ?Cu¨¢ndo volvi¨® por ¨²ltima vez?
R. ?A Almer¨ªa? Har¨¢ 10 a?os.
P. Primero lo declararon hijo predilecto, luego persona non grata¡
R. Primero, durante el franquismo, me declararon persona non grata por Campos de N¨ªjar, luego hijo predilecto en agradecimiento; luego, otra vez persona non grata por tomar partido por los inmigrantes en El Ejido.
P. ?Qu¨¦ es m¨¢s sospechoso: que te den un honor oficial o que te lo quiten?
R. Cuando me dan un premio siempre sospecho de m¨ª mismo. Cuando me nombran persona non grata s¨¦ que tengo raz¨®n.
P. ?Nunca pens¨® en volver a Espa?a cuando muri¨® Franco?
R. Tanto en Par¨ªs como cuando daba clases en Nueva York me hab¨ªa acostumbrado a una sociedad heterog¨¦nea. El barrio del Sentier me procur¨® una educaci¨®n que ninguna universidad me pod¨ªa proporcionar: el contacto con inmigrantes de todas las partes del mundo. Cuando llegu¨¦ a Espa?a en el a?o 76 solo hab¨ªa espa?oles, y me pareci¨® terrible.
P. ?C¨®mo ve la evoluci¨®n de Espa?a? Se ha abierto un debate sobre la Transici¨®n.
R. Es l¨®gico que haya un hartazgo por parte de la gente joven respecto a la crisis, el paro, la corrupci¨®n, pero hay que articular alternativas cre¨ªbles. Tengo mucha simpat¨ªa por la gente de Podemos aunque por el momento no tengan un programa muy concreto, pero el hartazgo que reflejan me parece muy justo y l¨®gico.
P. Usted ha dicho que en Espa?a se hizo transici¨®n pol¨ªtica pero no cultural. ?Por qu¨¦?
R. Porque sigue vigente el canon nacionalcat¨®lico. Yo tengo fama de heterodoxo y nunca he buscado la heterodoxia sino ampliar la base del canon, es decir, incorporar lo que hab¨ªa sido dejado de lado por fidelidad a un relato hist¨®rico que no se corresponde con la realidad. Hay tres temas tab¨² en la cultura espa?ola. Uno es el car¨¢cter mud¨¦jar de la literatura espa?ola en los tres primeros siglos: escribiendo en lengua romance pero inspir¨¢ndose en modelos literarios ¨¢rabes. El segundo, del problema de la limpieza de sangre: la literatura est¨¢ embebida de la violencia entre cristianos viejos y cristianos nuevos, y esto se traduce en nuevas formas literarias en el siglo XV y el XVI. Tercero, el extra?amiento del tema er¨®tico. Men¨¦ndez Pidal y Unamuno hablan de la cultura espa?ola como una cultura casta en contraposici¨®n al libertinaje de la francesa. Cuando uno conoce el Cancionero de burlas, La lozana andaluza o La Celestina se encuentra con un rotundo desmentido a esa afirmaci¨®n.
P. La novela de su propia transici¨®n, Se?as de identidad, quer¨ªa poner en evidencia los grandes mitos de la Espa?a franquista. ?Cu¨¢les ser¨ªan los de la Espa?a de hoy?
R. La Marca Espa?a. Reducir Espa?a a la Marca Espa?a y no ver la cruda realidad de una sociedad que est¨¢ sufriendo por el paro y la marginaci¨®n. Este mito de la Marca Espa?a hay que deshacerlo. Este optimismo¡ Si fuera caricaturista pondr¨ªa a un parado sentado en la acera pidiendo para comer y alguien que viene a anunciarle que la agencia Standar & Poor's ha elevado la nota de Espa?a de A Plus a A Plus Plus. Eso es lo que nos est¨¢n vendiendo.
P. Carlos Fuentes lo incluy¨® en su libro sobre la novela latinoamericana. ?Ha tenido mejores lectores en Am¨¦rica?
R. Hay lectores atentos y distra¨ªdos en todos lados, pero lo normal en el continente iberoamericano es una lengua emancipada del cors¨¦ reductivo espa?ol del lenguaje como c¨®digo de delitos y faltas. Yo estaba obligado a hacer un esfuerzo para liberarme y para ellos esa libertad era natural.
P. Lleva 30 a?os viviendo en Marruecos y ha viajado y escrito mucho sobre el islam. ?Qu¨¦ no hemos entendido los occidentales sobre el mundo ¨¢rabe?
R. Hay un malentendido fundamental: es absurdo hablar de mundo ¨¢rabe. La vida social y cultural de Egipto no tiene nada que ver con la de Arabia Saud¨ª ni esta con la que hab¨ªa en Iraq antes de la destrucci¨®n¡ Es un patchwork, un tejido ¨²nico compuesto de retazos de colores distintos.
P. ?Y el papel de Occidente?
R. La frase de Roosevelt lo dice bien: ¡°Es un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta¡±. Durante la confrontaci¨®n con la URSS siempre ayudaron a los disidentes de los pa¨ªses del Este pero a los disidentes ¨¢rabes nunca les han ayudado, siempre han pactado con los dictadores o con gobiernos favorables a sus intereses.
?
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.