Muere a los 94 a?os P.D. James, la gran dama de la novela negra brit¨¢nica
La autora, creadora del detective poeta Adam Dalgliesh, public¨® una veintena de libros
Phyllis Dorothy James, conocida para sus millones de lectores bajo el alias P.D. James, se gan¨® en Reino Unido la reputaci¨®n de reina de la novela negra, un g¨¦nero que contribuy¨® a renovar y sobre el que le irritaba que pendiera la etiqueta de ¡°menor¡±. Fallecida ayer a los 94 a?os en su Oxford natal, la voz m¨¢s literaria de entre los autores brit¨¢nicos del policiaco deja una obra que conquist¨® al p¨²blico y a la cr¨ªtica con su retrato de la complejidad humana, servido por la construcci¨®n meticulosa, casi forense, de las tramas y la elegancia en la pluma.
¡°Creo que mientras viva, voy a seguir escribiendo¡±, subrayaba el a?o pasado la venerable anciana durante una de sus ¨²ltimas entrevistas, en la que confes¨® a la BBC estar inmersa en una nueva novela. Quiz¨¢ ese empe?o naciera de su condici¨®n de escritora tard¨ªa, que a los 42 a?os public¨® su primera novela (Cubridle el rostro, 1962), seguida de una veintena de t¨ªtulos consagrados en su grueso al relato criminal, aunque James tambi¨¦n sobresali¨® en sus incursiones en otros ¨¢mbitos, como el aclamado libro de ciencia ficci¨®n Hijos de los hombres (1992). Trasladada al cine por Alfonso Cuar¨®n en una pel¨ªcula que logr¨® la nominaci¨®n al Oscar, esa historia enmarcada en una Inglaterra del futuro donde los humanos ya no pueden procrear, quiso reflejar las consecuencias de la ca¨ªda de la fertilidad en Occidente.
Porque la disecci¨®n de la sociedad moderna, centrada en su caso en las realidades de Reino Unido, es una de las constantes en la singladura literaria de James. Por ella transita en primer lugar el inspector de Scotland Yard Adam Dalgliesh, protagonista de 14 de los t¨ªtulos de su madre literaria y del estreno de una carrera en las letras que s¨®lo pudo arrancar en plena madurez de la autora. Phyllis Dorothy James siempre ambicion¨® convertirse en escritora, pero la precaria situaci¨®n financiera familiar le forz¨® a abandonar sus estudios a los 16 a?os. En 1941 se cas¨® con un estudiante de Medicina que acab¨® trabajando para el Ej¨¦rcito, Connor White, y con ¨¦l se embarc¨® en una cl¨¢sica existencia familiar hasta que la incapacitaci¨®n laboral del marido y su internamiento en una instituci¨®n, v¨ªctima de los estragos de la guerra, forz¨® un cambio radical.
La entonces madre de dos hijas se busc¨® el sustento en la Administraci¨®n, que le procur¨® un puesto en el departamento de Criminolog¨ªa del Ministerio de Asuntos Exteriores, pero al mismo tiempo vio una ventana hacia su vocaci¨®n literaria. ¡°No pod¨ªa seguir buscando excusas para convencerme de que nunca encontrar¨ªa el momento para intentar convertirme en una autora seria¡±, explicaba a este diario hace cinco a?os. ¡°S¨®lo seguir¨¦ escribiendo si estoy segura de que puedo mantener el nivel¡±. Todav¨ªa confiaba en sus posibilidades, como demuestra la publicaci¨®n en 2011 de La muerte llega a Pemberley, una versi¨®n en clave de novela negra del Orgullo y Prejuicio de su reverenciada Jane Austen.
Tomando el dominio de la construcci¨®n narrativa de Austen como referencia, James eligi¨® la novela negra porque consider¨® que pod¨ªa emular con ¨¦xito a los autores del g¨¦nero a los que admiraba. Se propuso construir el f¨¦rreo armaz¨®n de aquellas obras para luego subvertir sus convenciones, con el objetivo de articular ¡°un relato veraz sobre la sociedad en que vivimos¡± y sobre la condici¨®n humana, que nos brinda ¡°unos personajes que nunca ser¨¢n n¨ªtidamente malos o bueno¡±.
Innocent Blood (1980), su octava novela, propuls¨® la firma de PD James al panorama literario internacional y le permiti¨® jubilarse de todo lo que no fuera la escritura. Desde entonces, la singladura de la escritora fue recabando un sinf¨ªn de premios y, en su tierra, la Orden del Imperio Brit¨¢nico adem¨¢s de una baron¨ªa que le procur¨® un esca?o vitalicio en la C¨¢mara de los Lores. Erigida en toda una matriarca literaria, lo que m¨¢s le enorgullec¨ªa era su posici¨®n como cabeza de una familia nutrida por sus dos hijas, cinco nietos y siete bisnietos, de la que disfrut¨® en sus ¨²ltimos a?os entre su casa en el barrio londinense de Holland Park y Oxford. En esta ciudad muri¨® ayer la encantadora anciana que no ten¨ªa empacho en admitir: ¡°Cuando escribo sobre un asesino, soy el asesino¡±.
Babelia
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